• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Judiciales - Fue absuelto

Ayudante de soldador le cercenó el dedo a su jefe por no pagarle $10 de un trabajo mal hecho

La vida de Mario, un soldador con 40 años de experiencia, cambió de un momento a otro cuando perdió su dedo de la mano derecha.

Desde ese día Mario no volvió a ser el mismo ya que para hacer un trabajo que antes le llevaba una hora “hoy me tardo el doblo del tiempo”, lo cual le generaba problema con sus patrones.
Ayudante de soldador le cercenó el dedo a su jefe por no pagarle $10 de un trabajo mal hecho

Un descuento de $10 provocó la ira de un ayudante de soldador quien con un machete le arrancó un dedo a su jefe luego de ser acusado de un mal trabajo que realizaron en el municipio de San Martín.

Según el expediente judicial, Mario (nombre modificado por seguridad), un soldador con más de 40 años de experiencia, recibió la visita de Ricardo J. un jornalero que le pidió trabajo como ayudante debido a que no tenía una fuente de ingresos que le permitiera llevar dinero a su casa.

La situación de su vecino llevó a la víctima a acceder a la petición y descartar a otros auxiliares que también le pedían ser tomados en cuenta, esto pese a tener claro que su nuevo ayudante no tenía experiencia en el área que se iba a desempeñar. 

Días después, Mario llamó a Ricardo para indicarle que tenían que realizar una obra para un ingeniero que identificó como Toño, y que a pesar de que no recibiría mucho dinero como paga, estaba dispuesto a entregarle un pequeño porcentaje de la ganancia. Algo a lo que el imputado aceptó.

La obra mal hecha

Ambos hombres trabajaron durante ocho días en una construcción en la que tenían que soldar varios metros de lámina. El trabajo estaba listo y fue entregado a los propietarios del inmueble.

Sin embargo, Toño llamó a Mario para reclamarle por la calidad del trabajo realizado, alegando que las láminas estaban mal colocadas y que esto provocó daños en la construcción, razón por la que optó por descontarle $40. 

Sorprendido, Mario aceptó los errores cometidos y el descuento de su empleador. Además, el soldador se preocupó por la mala imagen que había dejado y de la que responsabilizó a su inexperto ayudante.

Por este motivo, se dirigió a la casa de su empleado para pedirle una explicación sobre lo sucedido y anunciarle que no le pagaría nada por. Sin imaginar lo que estaría a punto de suceder. 

Luego de escuchar al soldador, Ricardo -quien es reconocido por sus vecinos como una persona violenta- optó por ingresar a su vivienda para sacar uno de sus corvos y atacarlo.

El ataque del jornalero era con la intención de matar al soldador que con sus manos y brazos evitaba que el filo del arma le provocara los daños que intentaba su agresor, quien en cada intento se enfurecía más.

Sin embargo, las fuerzas del soldador se fueron debilitando y esto fue aprovechado por su ayudante logrando hacer contacto con uno de los dedos de Mario, quien al ver cercenado su dedo comenzó a gritar de dolor.

Pese a esto, Mario seguía luchando con Ricardo y logró quitarle el arma la cual lanzó a un lado. Pero su agresor estaba dispuesto a seguir su ataque y tomó varias piedras para tirarlas a la cabeza de la víctima.

La riña entre los hombres se terminó cuando la víctima comenzó a correr. Buscó ayuda para curar su dedo y fue trasladado a un hospital de Apopa, en el que fue atendido. Las heridas recibidas tardaron 10 días en curar.

Los dos errores del caso

Durante la recuperación, Mario interpuso la denuncia en contra de su excompañero de trabajo por el delito de agresiones graves y pedía una indemnización por el servicio hospitalario que recibió y la pérdida de sus dedos, esenciales para el trabajo que realiza.

En la etapa de instrucción, Mario decidió darle una segunda oportunidad a Ricardo y llegó a un acuerdo de conciliación. Sin embargo, el imputado no respetó el acuerdo y volvió a agredir a su víctima.

Por esta razón, el juzgado Tercero de Sentencia de San Salvador celebró un juicio en el que se decidió absolver de los cargos al jornalero. La parte juzgadora alegó que las pruebas presentadas por Fiscalía eran insuficientes por lo que ordenó la libertad inmediata del imputado.

Desde la última semana de julio de 2018, Ricardo regresó a la vida de drogas y alcohol en la que ha estado sumergido durante muchos años. Además, sigue siendo una amenaza para Mario quien aseguró no ha vuelto a ser el mismo desde el ataque.

La agresión sufrida ha perjudicado al soldador quien manifestó que para hacer un trabajo que antes le llevaba una hora “hoy me tardo el doblo del tiempo”, lo cual le genera problema con sus patrones.

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