“Hoy vamos a hablar del amor”, fueron las palabras que el sargento jefe de la subdelegación Miramonte de la Policía Nacional Civil (PNC), Walter Francisco Hernández Escobar, dijo el pasado 25 de febrero a un grupo de sus subalternos cuando se encontraban en formación dentro de las instalaciones.

Tras una bulla y un alboroto emitido por parte del grupo por el morbo que podría representar el tema, el jefe policial observó a Ana A. y se dirigió a ella. Le solicitó que comentara algo referente al contenido a tratar, debido a que ella era “la más pisona del grupo”.

Estas palabras de humillación fueron las que animaron a la víctima a interponer una denuncia en contra de su jefe, pues no era la primera vez que este la agredía verbalmente en su ámbito de laboral. Días antes, el 22 de febrero, Hernández Escobar la trató de “pasmada” y “dunda”, por lo que la agente policial se animó a denunciarlo.

Tanto le afectaron a Ana estas palabras, que el peritaje psicológico que se le realizó determinó que padece de un estado ansioso reactivo por una exposición traumática y estresante, según dijo la jueza el día de la vista pública en la que Hernández Escobar fue procesado por el delito de expresiones de violencia contra las mujeres.

Ante la jueza del Tribunal 1° de Sentencia, el imputado defendió su postura por la que se había dirigido a Ana, al decir que él trataba diferentes temas de “manera igualitaria” con hombres y mujeres.

En el juicio, también se ventiló que así como Ana hay otro grupo de mujeres que se sienten ofendidas por parte del imputado, pero por temor a represalias no toman las acciones pertinentes.

La consideración de la jueza

“A mi juicio sí es creíble lo que dijo la víctima”, comentó la jueza a cargo del caso, tras explicar que las palabras utilizadas por parte de Hernández Escobar no son pertinentes como para tratar un tema –en este caso del amor- y que son utilizadas para burlarse, desacreditar y degradar a la mujer.

Además, el tema en sí no es correspondiente como para desarrollarlo en un ámbito laboral como lo es el de la Policía Nacional Civil (PNC) y menos con las palabras utilizadas por el imputado al llamarla “pizona”.

“Las palabras ‘pasmada’ y ‘dunda’ no corresponden a la manera correcta para poder corregir a un subalterno, considerando que se supone que en la institución policial hay un reglamento para hacer ver un mal trabajo a algún empleado”, recalcó. “Esas palabras son para ofender y son degradantes”, agregó.

Ante esto, el jefe policial fue condenado a cancelar 25 salarios mínimos, es decir $7,500 según lo establece la ley, y el pago de $500 en concepto de responsabilidad civil, debido a que la víctima deberá recibir tratamiento psicológico para superar el problema inducido por el sujeto.