“Todo mi dinero lo usaba totalmente en drogas”, fueron las palabras que José David Marroquín, de 24 años, declaró ante el juez del Tribunal 4° de Sentencia de San Salvador, luego de que su abogada defensora y la representante de la Fiscalía General de la República (FGR) llegaran a un acuerdo de realizar un procedimiento abreviado en un caso de violación.

El delito fue cometido, según la audiencia de vista pública, en contra de su compañera de vida.

Martha (nombre cambiado por protección) tenía nueve meses de vivir junto a Marroquín -un miembro activo de la mara Mao Mao- en una colonia ubicada en la calle San Antonio Abad, al norponiente de San Salvador.

El 5 de marzo de 2017, el hombre llegó totalmente drogado a su casa y en un arranque de celos atacó sexualmente a la joven, quien en ese momento tenía 19 años de edad.

Según se conoció durante el procedimiento judicial, Martha fue ese día a la playa para departir con sus familiares, algo que no cayó en gracia para su pareja, que insistía en que se había ido con otro hombre con el que habría cometido una infidelidad. La pareja discutió, pero cegado por la droga, a Marroquín fue imposible sacarlo de la idea de que su pareja estuvo con otra persona. 

Así pasó el tiempo hasta que a eso de las 7:00 de la noche forcejeó con Martha y la despojó de su ropa. La forzó a mantener relaciones sexuales. Fueron cinco horas de vejámenes los que la mujer debió soportar apenas poniendo resistencia.

Para someterla, este mecánico industrial la golpeó constantemente en las caderas y el cráneo, como quedó plasmado en el análisis forense realizado a la víctima y que fue presentado como parte de las pruebas ante un juez.

Cuatro veces detenido

Para Marroquín no es nuevo estar tras las rejas. Es más, el hombre se jacta que en las tres anteriores nunca pudieron comprobarle los delitos que le señalaban.

“Esta no es la primera vez que me detienen y me meten a un penal, pero es la primera vez que me procesan”, comentó el sujeto a un custodio del Centro Judicial Isidro Menéndez mientras esperaba que el juez deliberara las pruebas para determinar su futuro.

Al ser consultado por El Salvador Times, el sujeto explicó que en las ocasiones que fue detenido por la Policía Nacional Civil (PNC) fue señalado de cometer el delito de receptación y portación de armas, robo y hasta por un homicidio, pero nunca encontraron pruebas para llevarlo a los tribunales. La cuarta vez fue la vencida, fue detenido y procesado por amenazas y violación sexual y finalmente condenado.

Tras un proceso abreviado en el que confesó el crimen, el juez le impuso seis años de prisión, los mismos que solicitó como pena la Fiscalía General de la República.