• Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Judiciales - Absuelto por jurado

Profesor de Panchimalco, acusado de agredir con un corvo a un anciano de 80 años y a su hija, queda libre de cargos

El hombre furioso apretó con fuerza el mango negro del corvo y lo abalanzó contra el anciano con la intención de matarlo.

“Estaba en una fase de recuperación pues me había quebrado el pie lo que implica que no podría movilizarme para cometer un delito”, señaló el docente.
Profesor de Panchimalco, acusado de agredir con un corvo a un anciano de 80 años y a su hija, queda libre de cargos

Un jurado dejó libre de cargos a un profesor de educación básica, quien fue procesado por haber amenazado de muerte con un corvo a un anciano de 80 años de edad junto con su hija. Según las supuestas víctimas, al docente le molestó que ellos caminaran por un terreno que era propiedad de él en el cantón San Isidro, en el municipio de Panchimalco, San Salvador.

Máximo, un jornalero de 80 años de edad,  y su hija Leonor, de 40, vivían tranquilamente en el cantón y jamás habían tenido problemas con sus vecinos debido a las buenas relaciones que mantenían. Uno de ellos era Miguel P., un profesor de básica de 41 años, quien un día decidió romper esa relación cordial tratando de asesinarlos en medio de un predio.

Como era la costumbre, el jornalero y su hija se levantaron temprano en la mañana para realizar todos sus quehaceres, era como cualquier día y no advirtieron que horas más tarde la rutina se rompería.

Eran las 10:00 de la mañana,  el 5 de noviembre del 2017, él le dijo a Leonor que lo acompañara a colocar una manguera a una especie de tanque de agua ubicado a varios metros atrás de su casa, algo que ella aceptó. Comenzaron a caminar por una pequeña parcela de tierra, sin percatarse que a un lado del camino estaba Miguel al acecho.

Sin perder el tiempo, este salió de un brinco y con un corvo alzado los amenazó con matarlos de un tajo, ya que las tierras por las que transitaban eran de su pertenencia y que ambos no tenían derecho de caminar.  Máximo no entendía con exactitud lo que estaba pasando, ya que por su avanzada edad tenía dificultad para escuchar.

El hombre furioso apretó con fuerza el mango negro del corvo y lo abalanzó contra el anciano. Leonor, quien caminaba atrás de su padre, anticipó el atentado y sin pensarlo lo tomó por su brazo y lo haló hacia ella logrando esquivar el ataque.

Ambos comenzaron a alejarse del despavorido vecino, quien como acto de frustración comenzó a cortar en varios pedazos la manguera que había quedado tirada en el suelo.

“Mi papá iba adelante cuando salió el señor Miguel con un machete en la mano y nos gritó que nos mataría porque íbamos pasando por ahí. Dijo que ese terreno es de él pero, eso no es cierto: es de mi papá. Tiró el machetazo a mi papá, si no lo halo rápidamente le hubiera cortado las manos”, señaló Leonor en su declaración de vista pública; versión que fue reafirmada por su padre minutos después.

Ella narró al juez que luego del altercado fue a dejar a su papá a la casa para ir a buscar a la Policía, temía lo peor. Horas más tarde, un agente policial, acompañado de soldados, llegaron a la zona donde encontraron a Leonor discutiendo con el imputado para que le pagara los daños ocasionados a su manguera valorada en $150, pero este no aceptó. Minutos después, fue arrestado y llevado a la delegación de San Marcos.

El juicio

Uno de los puntos que la defensa argumentó para evitar una condena fue la lesión en la pierna derecha que tenía el imputado desde hacía meses atrás por un accidente de motocicleta cuando iba hacia un centro escolar.

“Estaba en una fase de recuperación pues me había quebrado el pie lo que implica que no podría movilizarme para cometer un delito”, señaló el docente, quien en su declaración señaló que tenía la constancia de su padecimiento, prueba documental que no fue admitida por el juzgado de Instrucción porque lo que no pudo ser ventilada en el juicio.

Otro argumento fue la existencia del arma con la que supuestamente agredió a las dos víctimas. El abogado defensor dijo que esta no había sido ofertada como elemento probatorio, por lo tanto no se podría confirmar el hecho. Al cuestionar al agente, este dijo que el corvo no se incautó debido a que no contaban con una orden de cateo de la vivienda para llevárselo.

Debido a que se trataba de un delito menor, este caso fue evaluado por un jurado conformado por cinco ciudadanos y no por un juez, como suele ser en los casos de mayor gravedad. 

Luego de que el jurado escuchó durante dos horas los alegatos de ambas partes, el jurado respaldado por el juez del Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador determinó que el profesor debía de ser puesto en libertad por la falta de pruebas en el proceso judicial.

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