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“Déjenme morir en la casa, ya no me lleven al hospital”, la súplica de un niño diagnosticado con leucemia a su familia en La Unión

Familiares de un niño ingresado en el hospital Bloom sufren una verdadera tragedia desde que su hijo fue diagnosticado con leucemia, un cáncer que no le detectaron en dos hospitales nacionales y que incluso lo ha llevado a pensar en la muerte.

Imagen de referencia tomada de El País
Imagen de referencia.
“Déjenme morir en la casa, ya no me lleven al hospital”, la súplica de un niño diagnosticado con leucemia a su familia en La Unión

Familiares del niño sufren una verdadera tragedia desde que su hijo fue diagnosticado con leucemia, un cáncer que no le detectaron en dos hospitales nacionales y que incluso lo ha llevado a pensar en la muerte.

“Déjenme morir en la casa, ya no me lleven al hospital”, fue la súplica que le hizo a sus madres un niño, diagnosticado con leucemia y que se encuentra ingresado en el Hospital Benjamín Bloom.

Diego es un niño de once años, quien cursa 5º grado en una escuela de La Unión. Su familia nunca se imaginó que en su sangre albergaba una terrible enfermedad. Siempre les pareció un niño sano debido a que tenía un poco de sobrepeso y se mostraba bien. El único problema que comenzó a presentar fue un cansancio extraño, aunque se lo atribuyeron a problemas cardiacos que le habían diagnosticado.

Todo cambio hace un poco más de tres meses. A media noche, Diego se puso mal, comenzó a convulsionar y fue trasladado de emergencia al Hospital Nacional de La Unión, lugar en donde le aseguraron a los padres que no podían hacer nada por él.

Fue así, como Diego fue trasladado a San Miguel, en donde le realizaron varios exámenes sin dar con un diagnóstico firme que pudiera alertar a los padres del menor sobre el verdadero mal que estaba atacando a su pequeño.

“En el hospital de San Miguel nos dijeron que no sabían lo que tenía mi hermano, que no podían encontrarlo y que lo mejor era trasladarlo al Bloom”, recordó Azucena, su hermana mayor.

Desde el 15 junio de este año, Diego es parte de los niños ingresados en el Bloom, en donde a su llegada los médicos le realizaron un chequeo general para conocer qué era precisamente lo que tenía. Tras una serie de exámenes, le detectaron leucemia.

La noticia cayó como un fuerte golpe a esta familia, pues nunca pensaron que ellos vivirían una situación como la que están atravesando en estos momentos.

Azucena recuerda la explicación que le dieron los médicos sobre el cáncer que padece el pequeño. "Dijeron que todas las personas tenemos una médula cancerígena, a muchos no se les desarrolla, pero lamentablemente a mi hermano sí se le desarrolló”, expresó con un nudo en la garganta su hermana.

El niño pasó mes y medio al cuidado de su madre dentro del Bloom, pero compartía el turno con Azucena para que ella también pudiera estar junto a él. Durante los primeros días de ingreso, la madre durmió en la calle, para que su hija pasara la noche bajo el mismo techo que Diego.

“Para que yo no me quedara a dormir en la calle, mi mamá estaba durante el día con mi hermano y yo durante la noche”, contó Azucena, quien aseguró que han sido muchas las dificultades que están atravesando.

Diego está ingresado en el octavo piso del hospital Bloom, en donde los especialistas le han asignado un tratamiento de seis meses, el cual ya ha dejado marcas en la vida del pequeño, pues con tres quimioterapias realizadas, ya ha botado casi todo su cabello.

Abandona sus estudios por cuidar de su hermano

Un día, su madre ya no pudo estar en el hospital, pues en el trabajo solamente le dieron un mes y medio de permiso para poder faltar y su padre debía trabajar en una pequeña parcela de tierra para solventar los gastos que en la capital tenían.

Es así como Azucena se vio obligada a abandonar sus estudios de bachillerato en un instituto de La Unión para quedarse a las fueras del hospital Bloom y cuidar de su hermanito, a quien aseguró le ha cambiado el brillo en el rostro que siempre lo había caracterizado.

Además, contó que la falta de dinero ha sido un problema constante para esta familia. Cuando vinieron a San Salvador, solamente contaban con $3, razón por la que tuvo que pasar durante una semana sin poder comer.

Tras la partida de su madre, familiares le dieron $20 para que de alguna manera pudiera pasar durante la semana. Sin embargo, un gasto imprevisto la dejó sin nada en la bolsa para poder alimentarse.

“Los doctores me dijeron que debía comprar una crema para la varicela porque no había en el hospital, yo la compré y me quedé sin nada, pero luego me dijeron que mi hermano no tenía eso y que era salpullido por el calor nada más”, contó desepcionada.

Sin un techo en el que dormir ni comida que llevar a su estómago, se sentía desesperada, angustiada por su hermano y cansada, hasta que de pronto una trabajadora social le extendió una referencia para que fuera aceptada en el Albergue Miramonte Adventista, en donde ya cuenta con una mano amiga que le brindó un poco de la ayuda que tanto necesitaba.

Venden pequeño terreno para poder generar más ingresos

Esta familia sobrevive del sueldo de una mujer que trabaja en una empresa atunera en La Unión y de los ingresos que genera un hombre que trabaja en una pequeña milpa familiar.

El diagnóstico del pequeño ha hecho que los egresos de esta familia se eleven considerablemente, al punto de vender un terreno para poder solventar un poco los gastos que han tenido en los últimos meses.

La venta de este terreno no generó muchos ingresos, pues la condición con la que fue adquirido por el comprador fue que primero aceptaran la mitad del dinero y que en unos meses les pagaría el resto.

Hasta el día de hoy, Diego sigue ingresado en el Bloom y su hermana esperando a que su madre o su padre lleven un poco de dinero para poder comprar comida.

Si usted desea ayudar a esta familia, puede contactarse directamente con este medio. Nosotros brindaremos la información necesaria para que la ayuda a llegue lo antes posible.   

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