Una mañana de agosto, María (nombre cambiado) decidió acabar con su vida, ingirió matarratas para terminar con la pena que le causaba el desprecio de su novio, un joven pandillero mayor que ella que prefirió el amor de otra mujer.

María ingirió el veneno más común para suicidarse, según detallan informes del Ministerio de Salud.

Las cifras coinciden con las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que destaca que alrededor de un 30% de todos los suicidios se cometen por autointoxicación provocadas por plaguicidas, y la mayoría de ellos tiene lugar en zonas rurales agrícolas de países de ingresos bajos y medianos. Otros métodos comunes de suicidio son el ahorcamiento y las armas de fuego.

El jefe de la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud, Arturo Carranza, señala que “no hay una razón específica (para usar matarratas) pero habitualmente esto se relaciona a los medios con los que se comete el suicidio”; además en las zonas rurales del país se utilizan otros venenos, predominantemente de uso agrícola o para animales.

Uno de los motivos podría ser el bajo costo y facilidad para adquirir estos productos, que se comercializan en diversos negocios.

Jóvenes y mujeres, los más propensos al suicidio

María era callada y poco coqueta, pero el amor le llegó a sus 14 años. Quizá nunca la habían enamorado, dicen sus vecinos, pero  esta joven habitante de un cantón en el departamento de La Paz sintió haber perdido todo en esa relación y por eso decidió quitarse la vida.

María forma parte de los 36 suicidios ocurridos en 2016.

El producto que la joven utilizó es de alcance popular, no está restringida su venta y las personas lo desestiman por ser un veneno casero para eliminar roedores molestos.

De acuerdo con Carranza, las causas para tomar esta decisión son variadas pero tienen que ver con estados emocionales, muchas veces amorosos, y buena parte de las personas que cometen estos hechos son jóvenes en la etapa de adolescencia, mujeres y también adultos mayores.

“La mayor parte de estos casos están relacionados a jóvenes adolescentes y mujeres y también las poblaciones adultas mayores”, añade.

De María nadie sabía nada, era una joven muy callada,  el día que quitó la vida nada más dejó una carta al muchacho que la tenía enamorada, ahí le decía que lo amaba y que sin él su vida no tenía sentido.

Esa declaración fue hecha a pesar de que ella, una joven humilde, se dejó seducir por un delincuente que le prometió amor. Por esta situación, su madre, una anciana que tiene otros 12 hijos, escapó a estar presa por el delito de negligencia. El veneno lo había dejado al alcance de la joven.

Las causas del suicidio

El especialista dice que los hechos más comunes por los que se cometen estos hechos son por razones familiares y pero también por relaciones amorosas o desilusiones.

“Las causas principales son familiares, desilusiones amorosas, rupturas están muy relacionadas a esto, así como también el consumo de alcohol, sustancias alucinógenas y la violencia”, agregó.

De acuerdo con el informe del Ministerio de Salud, la tasa nacional registra 0.44 suicidios por cada 100 mil habitantes y destaca que la conducta suicida responde a una conducta que incluye concretar el acto y le antecede la tentativa de suicidio, que es igual a tratar de cometerlo sin lograr el objetivo.

La tasa de personas con problemas depresivos ronda los 210.82 por cada 100,000 habitantes y solo en 2016 el Ministerio de Salud atendió a 13,746 personas por esta situación, siendo el grupo poblacional entre los 25 y 59 años el que más atención requirió.

El informe de la Organización Mundial de la Salud señala que cerca de 800 mil  personas se suicidan cada año y que “cada suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tiene efectos duraderos para los allegados del suicida. El suicidio se puede producir a cualquier edad, y en 2015 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo”, relata el informe.