Un joven logró cambiar el rumbo de su vida gracias al proyecto Jóvenes con Todo impulsado por el Instituto Nacional de la Juventud (Injuve), el cual provocó que le interesaran nuevamente sus estudios y perfeccionar sus conocimientos culinarios que lo han llevado hasta a innovar la panadería salvadoreña.

Samuel Zacarías Sánchez Mejía, de 23 años, logró escapar de una realidad acechante que lo mantenía en constante temor a las autoridades, recibió el apoyo que necesitaba y ha logrado convertirse en un emprendedor.

A la edad de 11 años, Zacarías dejó de estudiar y se dedicó a buscar trabajo, llegando a un reconocido supermercado como empacador, lo cual fue difícil porque “como estaba pequeño no me querían agarrar, pero yo les insistí y me agarraron”, asegura el joven quien dejó este trabajo cuando dejaron de pagarle.

Por esta razón, el joven comenzó a vender alimentos y artículos de primera necesidad junto a su madre en las colonias aledañas a su comunidad. Pero, al tener 15 años por motivos de seguridad decidió dejar de acompañar a su madre en los recorridos que hacían a diario.

El joven aseguró que desde siempre le ha gustado bailar break dance y por eso visitaba con frecuencia el gimnasio de Zacamil, lugar en donde actualmente se encuentra la sede Injuve Mejicanos, Y así fue que se enteró del programa mal llamado "ninis".

La sociedad salvadoreña ha criticado duramente esta iniciativa desde que se conoció del programa, tachándolo como un programa para “vagos y haraganes” que no estudian ni trabajan, de ahí el término despectivo “ninis”.

A pesar de estas críticas, el programa fue impulsado con gran apogeo y logró llegar hasta Zacarías por medio de un amigo quien le habló sobre los beneficios que ofrecían a los participantes, Algo que despertó su interés. 

Zacarías llegó al Injuve queriendo mejorar la pequeña panadería que ya tenía, pero, para la que no contaba con los recursos económicos, se inscribió para poder recibir un módulo denominado “Habilidades y Competencias para la Vida y el Trabajo”, y así comenzó su asenso.

En un principio, muchas de las personas que laboran en Injuve no creían que Zacarías perseveraría y culminaría el módulo, porque consideraban que no sería responsable con la asistencia obligatoria,

Para sorpresa de muchos, el joven dio un giro radical a su vida, cambió su aspecto y se volvió la persona más famosa de la sede, todo gracias a  las cualidades y destrezas que cada vez eran más evidentes y apreciadas por quienes lo rodeaban.

Al finalizar el curso, él podía optar por una derivación ya sea para reinserción escolar, mediación laboral o emprendimiento. Esta última fue la que más se apegaba a los deseos de Zacarías, pero tenía una dificultad: necesita tener mínimo séptimo grado para poder calificar a esta derivación.

“Cuando empecé no me explicaron eso de que tenía que tener por lo menos séptimo grado y yo comencé sexto pero no lo termine”, recordó el joven. Por esta razón decidió retomar sus estudios y actualmente está por finalizar su noveno grado.

Además, debía presentar un aspecto novedoso en su idea de negocio, por lo que comenzó a pensar sobre que podría inventar para poder ganar los recursos económicos que en el programa le ofrecían.

Zacarías ha sido uno de los 780 jóvenes que han sido beneficiados desde el inicio del programa en el que actualmente se encuentran activos 322 jóvenes..

El pan de yuca con merienda

El deseo de ganar $2,000 llevó a Zacarías a pensar en una la innovación que podría que presentar para ser acreedor del capital semilla. Su deseo se cumplió tras idear un nuevo pan que hasta al alcalde de Mejicanos, Simón Paz, ha probado.

El ingenio del joven llevó a que creara el pan de yuca con merienda es un pastel de harina de yuca relleno de carne de cerdo o de pollo, la idea surgió porque la yuca es un plato representativo del municipio de Mejicanos y pensó en hacer una combinación que nadie había realizado antes.

La mayor dificultad a la que se enfrentó este micro empresario no fue idear la fórmula perfecta, ya que asegura que al primer intento le quedó el pan con buen sabor, sino que, “lo que me costó fue la forma porque no me quedaba muy bonito, pero hoy ya se ve bien”.

Hoy en día, Zacarías tiene dos empleados que le ayudan a realizar los pedidos de pan, tiene dos vendedores ambulantes y su pan dulce es comercializado por personas dentro del mercado de Zacamil.

Alejado del mundo de la delincuencia y recordando a los amigos que ya no se encuentran debido a esta, Zacarias aspira a que en un futuro poder ayudar a jóvenes que atraviesan las mismas dificultades que le ha tocado vivir a él.