Son las 10:24 de la mañana, el cielo está nublado y sobre la 3a calle Poniente y 7a avenida Norte, en el centro de San Salvador, hay un tráfico infernal, característico del lugar. Los buses y microbuses de diferentes rutas invaden la calle y la gente espera ansiosamente abordar las unidades colectivas.

El negocio color rosado que ofrece tratamientos de belleza contrasta con el local del lado, donde se vende ropa.

Ese salón de belleza tiene un nombre bastante sugestivo: "Tentaciones Salón". En la fachada hay un rótulo con luces rojas y azules que dice en inglés Open (abierto); un cartel describe que en el lugar se realizan peinados, cortes (de cabello), pistoleados y mechas.

Adentro, dos mujeres no mayores de 30 años están maquillándose frente a un espejo, una de ellas usa minifalda y la otra, unos leggins (pantalones pegados al cuerpo). Al fondo, un aparato de sonido hace sonar música del grupo Queen y la voz inconfundible de Freddie Mercury. La canción que suena es "Crazy little thing called love" (Cosita loca llamada amor).

Entro y saludo. Pregunto por los precios de los servicios que brindan. La joven de leggins le dice a la otra: "Dale los precios".

El salón de belleza tiene un viejo cielo falso y piso de cerámica; el calor en el lugar se aplaca -si es que se puede aplacar- con un ruidoso ventilador. Aunque lo que se anuncia son servicios de belleza, desde los desvencijados sillones se ven los cuartos que son utilizados para atender a los clientes. Se observa limpio.

Son alrededor de seis cuartos lo que se ven al fondo, cada uno con un colchón y su respectivo ventilador.

Según las autoridades policiales, los salones de belleza son solo una fachada de lo que en realidad ocurre adentro; ahí hay prácticas sexuales que muchas veces son ofrecidas por menores de edad. Por ello, el jueves realizó un operativo para prevenir el delito de trata de personas; precisamente en uno de esos locales fue detenido uno de los encargados, ya que se encontró en el interior a una menor de edad de nacionalidad extranjera.

Pero este viernes, sin embargo, pareciera que nada ha pasado; en esos salones de belleza donde hay servicios "con final feliz", la vida sigue igual.

“El sexo normal le cuesta $20”

Pero detrás de la fachada, las mujeres que ahí se encuentran no tienen pudor en ofrecer algo diferente a cortes de cabello o tratamientos de belleza. Van al grano, lo que ofrecen es sexo.

La mujer de minifalda y excesivo maquillaje en su rostro se sienta a la par mía, le calculo unos 25 años. De entrada, y con aparente conciencia de lo que pasa, se sube un poco más la falda y deja al descubierto su ropa interior, como para persuadirme a entrar con ella a una habitación.

Coloca su mano derecha sobre la mía y comienza a decir:

- Son $40 por hacerle sexo oral, vaginal y anal. Si solo quiere sexo normal le cuesta $20 y $25 si lo quiere con masaje.

El menú incluye además el lugar donde se sostendrán las relaciones, "lo va a querer en camilla o en la cama", agregó.

Intenté hablar un poco más con ella, le pregunté sobre la afluencia de clientes, si la gente llega menos por los operativos de ayer, pero la pregunta le incomodó. La mujer se levantó con un gesto que podría interpretar como "no pierdo más el tiempo, este no va a entrar".

Me levanté y salí del lugar -sin final feliz- y con la sensación que ahí, ni la inseguridad del Centro Histórico ni los operativos realizados contra esos negocios han trastocado la vida de los salones de belleza, esos que en los rótulos ofrecen cortes de cabello, pero en el interior brindan algo más que eso.

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— ElSalvadorTIMES (@DiarioTIMES) 23 de septiembre de 2017