• Diario Digital | viernes, 03 de mayo de 2024
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Sucesos - Historia

Mauricio Ayala, un universitario al que una condena por tráfico de drogas lo llevó a ser el peluquero estrella de Mariona

Mauricio llegó a Centro Penitenciario "La Esperanza" -mejor conocido como Mariona- cuando aún no se había implementado el programa "Yo Cambio". Explicó que los primero días fueron los más duros de su vida. 

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Ayala sentía que tenía que hacer algo diferente al resto de los reclusos y recibió la oportunidad de crear un nuevo proyecto. Foto: Yéssica Hompanera
Mauricio Ayala, un universitario al que una condena por tráfico de drogas lo llevó a ser el peluquero estrella de Mariona

Un universitario condenado a prisión por tráfico de drogas nunca imaginó que al recibir una pena de prisión el juez lo estaba obligando a descubrir su talento con las tijeras que lo han llevado a ser el peluquero estrella de Mariona donde le corta el cabello a los más de 6,000 internos que actualmente se encuentran recluidos.

Perder su libertad llevó a Mauricio Ayala, de 38 años, a buscar algo en que aferrarse al interior de las paredes de esta temida prisión. “Cuando yo vine aquí tenía el mundo destruido”, recordó con un tono serio en una de las canchas del centro penal.

Antes de llegar a Mariona,  Ayala estudiaba la carrera de derecho en una universidad privada  de San Salvador, además, dice que era un pequeño empresario de microbuses que sin saber lo llevó a ser distribuidor de drogas.

Un día, conoció a un hombre que le ofreció un negocio el cual consistía en llevar cargamento de un lugar a otro a cambio de una buena paga, él no se negó, pero consideró que su error fue no cuestionar el tipo de cargamento que llevaba.

Con el paso de los días, Ayala comenzó a sospechar que su socio se dedicaba a la venta de drogas, algo que fue confirmado durante un retén policial el cual le marcó su camino a este centro penal.

Soledad y desesperación eran las sensaciones que Ayala sintió en los primeros días que estuvo en la celda, sin embargo, decidió demostrar su arrepentimiento apegándose a lo establecido por las autoridades, algo que estando en libertad no cumplió.

En un primer momento, enseñó a leer y escribir a otros internos algo que le dio señales sobre el rumbo que iba a tomar estando en prisión. “A veces pensamos que es bueno venir a este lugar porque reflexionamos y comenzamos a cambiar el tipo de vida. Aquí uno si valora la familia y su libertad”, analizó.

“De barbería no sabía nada”

No obstante, Ayala sentía que tenía que hacer algo diferente al resto de los reclusos y recibió la oportunidad de crear un nuevo proyecto que denominó "Barbería La Esperanza".

“No existía la barbería y me mandaron a crearla. Yo de barbería no sabía nada”, confesó el hombre quien contó ese momento como una travesura que para su fortuna terminó siendo el motor de cambio que necesitaba.

Su pequeña carrera como profesor le permitió conocer a varios reos que antes de llegar a la cárcel se dedicaban al oficio, por lo cual se apoyó en ellos para fundarla. “Se armó el grupo y comenzamos a trabajar. Me encargué meramente de la administración, pero siempre aprendí al oficio de la barbería”, señaló.

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Ayala dice que nunca se olvidará del primer día que tomó una maquina para cortar cabello. "me sentía nervioso, nunca había tenido tal responsabilidad. Poco a poco fui aprendiendo de los demás".

Actualmente, este reo es el más buscado en la barbería debido a que desarrolló la habilidad con navajas con las que puede crear figuras de animales en el cabeza de sus compañeros.

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No hay cabeza en todo Mariona que no haya pasado por las manos de Mauricio y los otros peluqueros de la barbería. “Nosotros le damos el servicio a todos los internos del penal, Hacemos cortes entre 300 a 400 cortes semanales”, remarcó.

En la barbería hay dos tipo de tratamiento, el básico que consiste en un corte simple a un costo de $1 y el VIP donde se coloca un facial, un lavado de cabello y el corte de con aceite de coco por $2.

Incluso, destacó que entre los clientes se encuentra el hombre que con engaños provocó su llegada a Mariona, quien llegó seis meses más tarde por delitos del mismo tipo. “Cuando lo vi me sorprendió y dije que era cuestión de Dios”, señaló.

Con orgullo, este hombre relató que el proyecto comenzó con 10 personas las cuales se han duplicado hasta la fecha. Todo con el objetivo que cuando salgan en libertad no tengan problemas para encontrar una fuente de ingresos.

Ayala aseguró que tiene pensado aprovechar la posibilidad de salir en fase de confianza para poder reunirse a su familia y demostrar que ha cambiado. “No me arrepiento de estar en este lugar, de las cosas que hice, sí”, concluyó.

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Utensilios de la barbería "La Esperanza".

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