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Sucesos - 66 años de cárcel

Condenan a tres asaltantes que robaron a pasajeros de la R-30 y después mataron a dos policías

Los agentes policiales buscaban repeler un asalto en un microbús de la ruta 30 A cuando los delincuentes les dispararon. Un policía murió a llegar al hospital y la otra, dos semanas después.

Sujetos que asesinaron a dos policías
La audiencia contra los condenados se dio de manera virtual desde el penal de Izalco.
Condenan a tres asaltantes que robaron a pasajeros de la R-30 y después mataron a dos policías

Eran las 5:30 de la mañana del 27 de noviembre de 2015 cuando Jorge abordó un microbús de la ruta 30 A, sobre la 1ª calle poniente, a la altura de la ex Lotería Nacional de Beneficencia, en el centro de San Salvador. Jamás se imaginaría que unas cuadras más adelante sería testigo de un asalto colectivo y, además, que minutos después presenciaría la muerte de dos agentes policiales.

Jorge fue el único pasajero de esa unidad de transporte que se presentó a testificar en contra de los tres sujetos que ayer fueron condenados por el asesinato de los policías Salvador Edmundo Benavides y Kenia Anabel Cabezas, quienes murieron después de haber intentado repeler el asalto en el microbús.

El testigo contó que a cincuenta metros de haber abordado la unidad, cuatro hombres se pusieron de pie. Él se lo imaginaba, los vio sospechosos y de inmediato pensó en que los iban a asaltar.

Efectivamente, dos sujetos con armas se colocaron al final del pasillo del microbús tipo coaster y dos más al frente. Los de atrás les gritaban a los pasajeros: “A ver, entreguen todo lo que llevan. Aquí ninguna persona tiene que escaparse”, les advirtió.

A varios kilómetros del lugar, en una base policial del centro de San Salvador, se encontraban cuatro policías que recibieron la alerta que unos sujetos iban asaltando a los usuarios de la ruta 30 A.

Rápidamente llegaron a la 1ª calle poniente y cuando iban a la altura de La Cornucopia, identificaron a un microbús de esa ruta que había encendido las luces intermitentes. “Eso nos llamó la atención”, testificó el policía que manejaba el pick up blanco en el que se conducían los agentes que vestían de civil.

El agente, identificado en el proceso como "Eduardo", recuerda que su compañero copiloto identificó movimientos extraños dentro del microbús, por lo que decidieron seguirlo y detenerlo. Cuando iban sobre el semáforo de la 17 avenida Sur y 1ª calle Poniente, se le atravesaron al conductor y este paró bruscamente.

El ataque contra los agentes

Tres de los policías se bajaron y se acercaron al microbús cuando dos de los sujetos bajaron nerviosos, con la mirada hacia todos lados. Uno de ellos salió corriendo hacia la 17 avenida Sur, el otro fue capturado de inmediato por los oficiales Benavides y Cabezas.

Al otro le dio persecución el otro policía, a quien se identificó en el proceso como "Escorpión". El agente "Eduardo", al ver que ya tenían capturado a un delincuente, fue a colaborar con "Escorpión", cuando a lo lejos oyeron una ráfaga de disparos.

Los testigos refieren que una vez que los dos oficiales tenían capturado a uno de los sujetos, otro más bajó y de inmediato le disparó a ambos policías, que andaban de civil. Ambos cayeron al suelo.

Cuando "Eduardo" y "Escorpión" oyeron, se llevaron al sujeto capturado y buscaron atender a sus compañeros. Un fuerzo llegó de inmediato para emprender la búsqueda de los sujetos que lograron darse a la fuga.

"Eduardo" y "Escorpión" llevaron a los dos policías gravemente heridos hacia el Seguro Social. A los cinco minutos de que el agente Benavides entrara al quirófano, murió. La agente Cabezas se estuvo debatiendo varios días entre la vida y la muerte, finalmente también murió el 14 diciembre de ese mismo año.

Los criminales condenados

De los cuatro sujetos que aseguró el primer testigo, se capturaron a tres que participaron en el tiroteo. El otro se escabulló entre los transeúntes. Los tres criminales fueron identificados como Dennis Omar Jiménez García, Ángel de Jesús Miranda Cuéllar y Miguel Alfredo Urías López.

Según la investigación fiscal, Miguel Urías fue quien disparó contra los policías, mientras que los otros dos sujetos se consideraron como cómplices necesarios. Por esa razón, los tres fueron acusados de homicidio agravado.

Además, a los tres se les acusó de robo agravado y receptación y, a excepción de Jiménez, a los otros dos también se les acusó de portación ilegal de armas de fuego.

La causa fue conocida por el Tribunal Segundo de Sentencia de San Salvador y el juez determinó encontrarlos culpables. Argumentó en este caso que se aplicaba la figura del concurso ideal del delito, que significa que no se puede ventilar cada caso por aparte, sino que se juzgan todos en un mismo procedimiento porque se estima que el cometimiento de un delito desencadena los otros. En este caso, el ilícito que desembocó en los otros fue el robo.

En este sentido, a los condenados se les aplicó la pena máxima más un tercio de la misma pena. Por ello, como el homicidio agravado tiene una pena máxima de 50 años, se les aplicó esa condena más un tercio de la misma, es decir que los tres delincuentes pagarán con 66 años y seis meses de cárcel.

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