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Sucesos - Solo hay una captura

Un desperfecto mecánico en el pick up donde vendían fruta llevó a la muerte a dos vendedores

Un tercero quedó vivo, luego de que vio morir a sus compañeros, fue el único que logró escapar en una persecución en la que incluso tuvo que saltar a un vehículo en marcha.

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Foto referencia
Un desperfecto mecánico en el pick up donde vendían fruta llevó a la muerte a dos vendedores

Tres vendedores llegaron en un pick up a las tres de la mañana a La Tiendona a abastecerse de frutas y verduras, como todos los demás días. Pero ese viernes 6 de mayo de 2016, fue totalmente distinto. Una falla en el radiador del vehículo cambiaría la historia de los tres.

Había sido una jornada larga ofreciendo los productos en distintos lugares. Finalmente, terminaron de venderlo todo en la Playa El Zonte, en La Libertad. A eso de las 6:30 de la tarde, emprendieron el regreso hacia San Salvador.

Son más de 18 kilómetros los que hay desde El Zonte, hacia el muelle del Puerto de La Libertad, donde los vendedores notaron que el pick up estaba sobrecalentando. Una falla en el radiador evidenció que botaba agua. Rápidamente, lo llenaron y cruzaron los dedos para que alcanzara a subir toda la carretera hacia la capital.

Sin mayores problemas lograron llegar a San Salvador, pero cuando se conducían por la zona del bulevar Venezuela el pick up de nuevo comenzó a recalentar. Decidieron detenerse en una gasolinera. Buscaron el chorro más cercano y se detuvieron a llenar varios recipientes de agua para abastecer al radiador.

Desde ahí, ellos notaron que en una calle a un costado varios sujetos jugaban fútbol. En cuestión de segundos, la pelota cayó donde estaban ellos y llegaron unos 15 o 20 hombres  y los rodearon.

“¿Qué pedo, mara?, ¿son de la contraria?”, los cuestionaron. Los vendedores quedaron paralizados y no contestaron nada. Los obligaron a ponerse de rodillas y empezaron el interrogatorio para saber de dónde eran, de qué pandillera eran y qué estaban haciendo ahí.

En ese momento, los vendedores se dieron cuenta que dos sujetos andaban armados. Uno de ellos se acercó al jefe de los vendedores y le dijo: “¿No te damos miedo?, somos un vergo”. Nadie contestó. Otro de ellos, un rubio, se le acercó a rifarle la mara: “Si no son de ninguna, no les vamos a hacer nada”. Continuaron en silencio.

Luego llegó un sujeto más y les dijo que mejor se fueran de ahí, que podía llegar la policía. Los sujetos agarraron a los tres vendedores y los llevaban a punta de pistola hacia un edificio, que le decían “Los condominios”.

“Llevémoslos al sótano para picarlos”

Ahí vieron a una mujer con una camisa de Micky Mouse y les dijo: “Llévense a estos perros a otra parte. Aquí puede ver la jura y los van a ver” y uno de los sujetos le pidió que estuviera atenta por si llegaban.

Entonces, otros delincuentes con armas largas les apuntaron para obligarlos a quitarse la ropa y revisar si no tenían tatuajes. Los dejaron solo en ropa interior y los interrogaron por más de media hora.

Entonces llegó un nuevo sujeto, de unos 17 años y les dijo: “Hey llevemos a estos bichos para el sótano para picarlos. Ahí nadie se va a dar cuenta, aquí hay muchas ratas”. Todos estuvieron de acuerdo y decidieron sacarlos de los condominios.

Los obligaron a caminar unos 50 metros, hasta atrás de la misma gasolinera donde todo había empezado. Ahí, con un árbol de Amate como testigo, a Jorge Vladimir Navidad Alfaro, de 25 años, quien era el motorista, le pidieron que se pusiera de rodillas. Dos balazos en la cabeza le quitaron la vida.

Después, quisieron poner de rodillas al ayudante, pero este forcejeó con sus captores para tratar de escapar. Dos balazos acabaron con la vida del menor Miguel Ángel García Méndez de 17 años.

El otro vendedor también forcejeó con los sujetos, pero este tuvo más suerte, le dispararon pero él balazo no le cayó. En medio del forcejeo, uno de los sujetos logró herirlo en la cabeza y en el cuello con un cuchillo. Peleó.

“Mejor híncate que si no te vamos a ir a tirar al barranco”, le dijeron, pero él no desistió. En un momento, logró darle una manotada y le botó la pistola. Justo en ese momento escapó. Corrió como nunca.

La persecución

Recorrió la gasolinera y bajó por todo el bulevar Venezuela, sin aliento, sin energías, pero sin parar. Cuando creyó que ya no podía más, se dio cuenta que un microbús tipo panel blanco lo seguía. Eran los mismos sujetos.

Entonces, hizo lo que nunca se imaginó. Intentó detener un vehículo en marcha y pedirle auxilio. Un pick up fue el único que disminuyó la velocidad al ver al sujeto. Sin embargo, ver a un nombre sobre el bulevar Venezuela casi a las 8 de la noche corriendo, ensangrentado no era algo para detenerse. Por lo que el conductor rápido metió el acelerador.

Sin embargo, el vendedor estaba tan desesperado que se tiró hacia la ventana del vehículo y se agarró con todas sus fuerzas para no caer. El retrovisor del carro se hizo pedazos y el copiloto lo ayudó para que no cayera.

El panel los seguía de cerca, pero el copiloto ya no aguantaba llevar al vendedor colgado, por lo que se detuvieron en la siguiente gasolinera que vieron. Los sujetos del panel le gritaban, pero dieron la vuelta y huyeron, pues era zona de la pandilla contraria. Desde ahí, el vendedor pudo hacer la denuncia a la policía.

En minutos, llegaron las autoridades y regresaron al lugar, donde sus dos compañeros habían quedado tendidos. Justamente ahí, estaba una mujer con una camisa de Micky Mouse, era la misma que había prestado seguridad cuando los llevaron a ellos. La capturaron.

La mujer fue identificada como Nancy Ivonne Ruano Flores, de 28 años, quien es miembro de la pandilla 18. Fue la única de todos los involucrados  que enfrentará un juicio por los dos homicidios, un intento de asesinato y la privación de libertad de los tres vendedores.

Este es el relato del único vendedor que sobrevivió y quien deberá relatarlo nuevamente en la audiencia que se lleve en contra de la imputada.

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