• Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Sucesos - Crimen pasional

Un jardinero de 54 años es acusado de dar muerte a su novia, una florista de 21

La última muerte violenta que se registró en Antiguo Cuscatlán, antes del asesinato este jueves de una joven a manos de su novio de 54 años, ocurrió hace más de dos años.

Feminicidio en Santa Elena.
Sobre la acera quedó el cuerpo sin vida de Roxana Marisela Benítez./ Foto: Julio Villarán / El Salvador Times
Un jardinero de 54 años es acusado de dar muerte a su novia, una florista de 21

Ella era una dulce florista de 21 años con una vida por delante; él tiene 54, hace trabajos de jardinería y además está acompañado con otra mujer. Ella no quería seguir más con la relación amorosa que llevaban, por lo que estaba resuelta a dejarlo. Él no permitiría “que fuera de nadie más” y le asestó un machetazo en el cuello que le dejó la cabeza “pendiendo de un hilo”.

Roxana Marisela Benítez, de 21 años, era una joven que trabajaba en una floristería en Antiguo Cuscatlán. En la misma zona trabajaba su novio José Balmore Callejas, que bien podría ser su padre, por ser 33 años mayor. La pareja se veía casi a diario pero el pasado jueves mantuvieron una fuerte discusión que se alargó por varios minutos y por varios metros sobre las aceras de la exclusiva residencial Cumbres de Cuscatlán en Antiguo Cuscatlán.

Un vigilante privado que se encontraba afuera de la casa de sus patronos, vio a eso de las 9:30 de la mañana cómo el hombre que iba vestido con una camisa verde y pantalón beige empujaba a la mujer obligándola a caminar por delante, a la vez que le hacía reproches por una presunta infidelidad.

Al llegar a un lugar solitario -aún cuando en los alrededores, a primeras horas del día suele llenarse de hombres y mujeres que salen a correr, pero que a esa hora estaba vacío-, Callejas la tomó con fuerzas del brazo y la llevó hasta un rincón a la entrada de un lote desolado, frente a la finca Montecristo.

El agente de seguridad que había visto y oído parte de la discusión dejó de observar la escena ya que en estas cosas de pareja nadie se quiere entrometer, y además no estaban en su acera, no estaban en su jurisdicción que se limita a cuidar una gran mansión, pero sobre todo no le importaba. Así que siguió en lo suyo y ya no vio más, aunque antes ya había escuchado que la discusión era de tipo marital.

La pareja que discutía quedó semi escondida, encubierta por una curva que se forma en la carretera y por una gran pared donde no alcanzan a vigilar las cámaras de seguridad de la alcaldía ni las que monitorean las residencias particulares. La mañana siguió su curso con su frescor, una docena de albañiles que construyen una vivienda siguió pegando ladrillos y los escasos vehículos que circulan por la zona no detuvieron el paso.

Las sirenas policiales

Adentro del cafetal de una finca llamada Esmeralda, como a un kilómetro de donde habían estado riñendo, Callejas jadeaba cansado, se había quitado la camisa verde, y su abultada barriga le impedía moverse con agilidad. Se disponía a cambiarse la ropa por otra que portaba en una mochila, que es la que utilizaba para sus trabajos de jardinería.

Unos agentes del CAM que habían sido alertados del hallazgo de una mujer degollada lo vieron primero y le preguntaron desde varios metros de distancia sobre su presencia en la zona. Callejas no respondió, entonces tomó del suelo su machete y lo empuñó. Por un momento habrá pensado en atacar pero de seguro al ver que era superado en hombres y armas, decidió soltar el corvo ensangrentado.

Los agentes del CAM se le acercaron y le pidieron que subiera las manos. Antes de ser capturado, el hombre volvió a ponerse la camisa y alcanzó además a sacar de uno de los bolsillos de su pantalón un teléfono el cual lanzó lejos contra un muro y cayó por el suelo en varios pedazos.

Un policía municipal lo interrogó de manera improvisada sobre la mujer que se encontraba degollada. “Es mi mujer”, dijo Callejas y aceptó haber cometido el crimen. “¿Es tu mujer?” le repreguntó el personal de seguridad. “Es mi amante”, dijo otra vez, y fue esposado.

En el operativo habían participado 3 pick ups del CAM. Dos habían cercado el paso a la entrada y salida de la calle, mientras que los ocupantes del tercero se habían adentrado a la finca en plena persecución. A la cacería se había sumado otro nutrido grupo de policías uniformados e investigadores vestidos de civil que se mezclaban entre la gente haciendo preguntas. Habían pasado 40 minutos desde el asesinato.

Callejas fue subido a la cama de un pick up policial y llevado a la escena del crimen para que un grupo de periodistas que cubría la noticia del hallazgo de una muerta, le hicieran las primeras fotografías. Ante una ráfaga de preguntas cambió su versión y negó los hechos. A los periodistas dijo que lo habían capturado “por gusto” y aseguró que se dedicaba a la jardinería, que llevaba 17 años trabajando en la zona.

Un reportero le cuestionó por el machete ensangrentado que fue encontrado en su poder. Callejas guardó silencio. Después de unos tres minutos, el pickup que lo transportaba salió de manera rápida de la escena y el hombre fue llevado aún jadeando hacia el puesto policial de Santa Tecla donde sería interrogado y encarcelado.

Después de que el sospechoso había sido retirado, por la radio policial de los policías que procesaban la escena, se escuchaba decir que al hombre le habían encontrado un machete con sangre, un cuchillo, una camisa también con sangre y un teléfono celular (el que había tirado contra el suelo) en el que habían fotografías de una mujer que podía ser Roxana Marisela.

La muerta era la mujer que trabajaba en la floristería

Antiguo Cuscatlán es uno de los municipios más seguros del país y el primero en desarrollo humano. Ahí no son frecuentes los asesinatos. El último caso de muerte violenta reportado por el CAM ocurrió hace más de dos años y el crimen ni siquiera sucedió ahí, sino que alguien lanzó un cadáver embolsado sobre una de las calles del municipio.

Por otra parte, Cumbres de Cuscatlán, donde se dio el asesinato de la joven florista el jueves, es una exclusiva zona residencial vigilada por decenas de cámaras privadas y patrullada por un pequeño ejército de guardias particulares.

Impensable que ahí ocurriera un crimen y menos uno con las características apuntadas. A la mujer, la cabeza “le quedó pendiendo de un hilo”, dijo el director del CAM, Abraham Jiménez, quien relató que fueron alertados por medio de una denuncia ciudadana.

La captura fue posible gracias a que un testigo describió cómo era físicamente y cómo andaba vestido el hombre que discutía con la mujer que ahora yacía en el suelo. Con esas pistas el CAM inició la persecución y dio con Callejas y la presunta arma homicida.

José Balmore Callejas será presentado en el juzgado de Antiguo Cuscatlán este domingo a las 9 de la mañana donde se le notificará que es acusado por la muerte de Roxana Marisela Benítez, su novia florista de 21 años.

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José Balmore Callejas, un jardinero acusado de haber degollado a su novia en Antiguo Cuscatlán.

Aclaración

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