• Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
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Sucesos - Pedían $50,000 por el rescate

Mareros utilizaron una “jaina” para enamorar a médico y secuestrarlo

La familia no pudo pagar la exigencia que le hacían los secuestradores, por lo que aún se desconoce el paradero del doctor.

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Foto referencia
Mareros utilizaron una “jaina” para enamorar a médico y secuestrarlo

“No estoy jugando”, le dijeron a Laura (nombre cambiado) por teléfono la noche del 24 de noviembre, luego de haberle dicho que a su esposo lo tenían secuestrado y que si no les daba $50,000 no lo volverían a ver. Ella no lo podía creer.

La víctima había puesto una clínica en un barrio de Nueva Concepción, Chalatenango, hacía algún tiempo y viajaba desde su casa en Soyapango hacia esa zona al menos dos veces por semana.

Laura estaba asustada no solo por las palabras que acaba de escuchar, sino porque desde que iba en el bus hacia su casa le habían estado llamando las mismas personas. Eran pasadas las 10 de la noche y seguían insistiendo, hasta que por fin contestó, solo para escuchar esas palabras.

Ella les pedía escucharlo, corroborar que era cierto que estaba con ellos, que estaba vivo. Le pasaron a alguien, pero se oía como una grabación. “Te digo que no estamos jugando, rebuscate con los $50,000”, le insistió el secuestrador.

Laura les dijo que lo más que podía darle eran $1,500. “Vos rebuscate mamita, si lo querés tratá de conseguir lo más que podás. Te damos 24 horas para conseguirlo. Te llamo mañana, pero eso sí, nada de andarle diciendo a nadie” le advirtieron.  

Esa noche no durmió, pero al día siguiente inició la búsqueda, no solo del dinero sino de la Policía para que le ayudaran a encontrarlo.

Una amante fue la carnada

El último en ver a Carlos, el médico, fue Paco, pues ese 24 de noviembre ambos habían quedado de reunirse con otro colega en San Salvador, por lo que salieron de Nueva Concepción juntos en el carro de Carlos.

Paco recuerda que todo el camino le estuvieron llamando por teléfono a Carlos, pero él no contestaba. A eso de las 5:30 p.m., cuando iban por Apopa, contestó. Era Rosa C., una novia que Carlos se había conseguido en el pueblo y quien quería que se vieran, y aunque él le insistía en que no podía por su reunión, lo terminó convenciendo.

Le dijo a Paco que lo dejaría en el centro comercial Pericentro para que tomara un bus hacia San Salvador porque él volvería a Chalatenango y cancelaría la reunión. Quedaron de verse al día siguiente. Jamás lo volvió a ver.

La traición de la novia

Rosa C, de 19 años, vivía en el centro del pueblo y logró acercarse al médico y enamorarlo. Tenían una relación desde hacía varios meses y lo que no sabía el doctor era que ella mantenía una relación sentimental con Ricardo T., alias "Slapi", quien está preso en el centro penal de Ciudad Barrios. 

Según el expediente fiscal al que El Salvador TIMES tuvo acceso, dos días antes de que Carlos fuera visto por última vez, Rosa fue a visitar a Ricardo y fue ahí donde planificaron el secuestro.

Ese mismo día, Rosa se quedó a dormir en uno de los cuartos cercanos al penal junto con una amiga, que es testigo criteriada del caso. Esa noche le contó todo el plan.

Rosa le contó que iban a secuestrar a su amante y que “Slapi” le había pedido que lo entregara para sacarle dinero porque ya sabía que había tenido relaciones sexuales con ella y que además había visto que la familia de él tenía dinero.

El último día que fue visto, Carlos fue persuadido por su amante para ir por ella y su amiga, a quien dejaron en Apopa. Posteriormente la pareja fue a una calle de polvo, ya había oscurecido, dejaron el carro y comenzaron a caminar.

A pocos metros, tres hombres armados los emboscaron. Eran “El Flaco”, “El Chino” y Melvin. Tiraron a Carlos al suelo y le ordenaron a la mujer que saliera. 

Su amiga, cuando se criterió, contó a los investigadores que los pandilleros habían pensando en asesinar al médico y habían recibido órdenes de enterrarlo en la zona. Al final optaron por exigir el pago de un rescate a la familia.

Entonces, llegaron las llamadas telefónicas para Laura, pero a los tres días del desaparecimiento de Carlos y ya con policías encubiertos en la misión de rescate, un mensaje dio un portazo a las posibilidades de encontrar con vida al médico: "No me quiso colaborar, ya no tenemos negocio".

Actualmente todos los presuntos implicados siguen un proceso judicial, algunos en el Juzgado Especializado de Sentencia, donde en las próximas semanas se desarrollarán los respectivos juicios.

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