• Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Sucesos - Tras pasar 25 días en prisión

Wendy Morales: “¿Quién me va a devolver los días que pasé en la cárcel? Fue un proceso entre lágrimas y rabia"

Wendy aún no está libre de cargos: la FGR se empeña en acusarla de extorsión y asociaciones ilícitas. Tras las rejas conoció el caso de otra mujer que se encuentra en su misma condición.

Wendy Alfaro
Wendy Morales: “¿Quién me va a devolver los días que pasé en la cárcel? Fue un proceso entre lágrimas y rabia"

La activista acusada de extorsión, Wendy Morales, conoció en su estancia en bartolinas un caso de una madre de dos niños que es procesada por el mismo delito en una situación similar a la que ella está enfrentando, algo que dice ha fortalecido su vocación de ayudar a los demás.

Los 25 días que estuvo en prisión han fortalecido el espíritu de la joven quien dice estar lista para demostrar su inocencia e iniciar un proyecto con el que dice buscará defender a aquellas personas que son víctimas del sistema judicial salvadoreño.

Morales dice que su vida ya no es la misma desde el momento que salió esposada de su casa y vio cómo su familia entre lágrimas y rabia la despedía a altas horas de la noche y con un rumbo no muy bien definido.

En su aislamiento en bartolinas de Osicala conoció a Milagros Sánchez, una madre de dos menores que pasa una situación similar y que ha sido quien mantiene motivada a la también profesora de náhuatl para demostrar su inocencia y comenzar un proyecto que vele por los derechos de los procesados.

En esta entrevista concedida a Diario El Salvador Times la activista hace un recuento por esta experiencia que dice la ha fortalecido y orientado a nuevos objetivos en virtud de su vocación como trabajadora social.

Luego de pasar por un proceso muy duro para usted y su familia ¿Cómo se siente anímicamente?

Feliz de haber recuperado mi libertad, aunque el proceso continúa, también estoy muy agradecida con todas las personas que me apoyaron y que me han dejado sin palabras, estoy sorprendida de enterarme de todo lo que se ha hecho por mí y por eso mi agradecimiento.

¿De ese respaldo y movilización que se hizo por su caso que le queda además del agradecimiento?

Me visitaron alcaldes, gobernadores y representantes de diferentes instituciones y eso es algo que me compromete a dar a conocer que este tipo de casos suceden a diario en el país y por suerte yo tuve respaldo de las instituciones pero esa suerte no la corren todas.

Salgo con un gran compromiso de ayudar a mujeres que se encuentran en circunstancias similares, abandonadas por el sistema judicial que les tiene en el olvido.

¿En las bartolinas en las que usted estuvo había más mujeres en su misma situación?

Conocí a una madre de dos niños que estaba siendo procesada por un caso similar al mío, de nombre Milagros Sánchez a quien la Policía la llegó a traer cuando estaba amamantando a uno de sus hijos y a otro lo dejó dormido. Ella estaba tranquila en su casa con sus dos hijos.

¿Milagros también es acusada de extorsión?

Sí, ella me contó que le robaron sus pertenencias en una 42 C y que luego resultó implicada en un caso de extorsión por el uso de su DUI para cobrar el dinero a una persona que vive en la misma zona donde se dice ocurrió por el que me capturaron a mí.

Ambas nos cuestionábamos ¿dónde están realmente las personas que cometieron los delitos que se nos atribuyen?, ¿qué están haciendo?, ¿qué hacen las instituciones y quién nos va a devolver los días que pasamos en cárcel? Fue un proceso entre lágrimas y rabia. Lo que más me afectó a mí, es que al ver que yo tenía respaldo me pedía que la ayudara. Estando en la misma situación era algo muy duro.

¿Ella sigue en las bartolinas?

A finales de septiembre ella fue trasladada a un centro penal, pasó dos meses en bartolinas, era un sufrimiento para ella llegar al penal y el miedo de pasar más tiempo en prisión.

Ella tenía un abogado público y estaba poco pendiente de su caso. Pero es en esa situación que uno se pregunta quién protege a estas personas.

¿Cómo es que el robo de un celular la implica a un caso de extorsión y la lleva a usted a prisión?

El celular nunca estuvo a mi nombre, el mayor error fue no denunciar el robo de mi DUI y no haber cancelado la cuenta de Tigo Money y el chip de esa compañía que dejé de usar, pero que nunca estuvo a mi nombre.

Yo dejé de usar el teléfono en 2012, pero cuando me asaltaron y me quitaron el DUI se llevaron otro número, que es el que uso actualmente.

¿Pero cómo es que se vincula su DUI a ese número?

Yo utilice una vez una cuenta de Tigo Money, pero no la cerré porque nunca me imaginé que iba a vivir todo esto.

La vinculación de esto es el DUI con esa cuenta de Tigo Money a un número que yo tenía pero que fue reasignado posteriormente y la compañía no cancela los servicios que se han abierto.

¿Cómo vivió el momento de su captura a inicios de septiembre?

Me sorprendió que la Policía estuviera en mi casa, ellos habían estado en mi casa una semana antes diciendo que había una denuncia de violencia intrafamiliar, pero únicamente ellos querían investigar.

Pero el día de mi captura inicialmente dijeron que estaban por un caso de tráfico de drogas diciendo que en mi casa se vendía droga y eso me molestó porque no me parecía lógico que ellos querían realizar un cateo sin una orden y solo porque supuestamente alguien decía que yo vendía drogas.

Fue hasta que el agente a cargo del caso me dijo que yo estaba detenida y eso me dejó con más preguntas que respuesta porque ellos solo cumplían con arrestarme y trasladarme hasta Morazán a eso de las 10 de la noche.

¿Qué ocurrió en el trayecto de Quezaltepeque a Morazán?

Entré en estado de shock, solo recuerdo una pantallita de la patrulla que decía “delegación de Morazán” de allí no recuerdo nada, llevaba la mente en blanco.

Sentir que las esposas me inmovilizaron y ver a mi familia llorando en la puerta me afectó grandemente y es una imagen que nunca voy a poder borrar, psicológicamente no es fácil de llevar.

¿En qué momento usted se da cuenta de todo lo que está ocurriendo?

Al llegar a la delegación de Gotera caí en cuenta y comencé a pensar que en la cárcel hay mucha gente inocente que no puede salir y que yo podía pasar muchos años allí.

La gente que anda delinquiendo está consciente que tarde o temprano va a estar en prisión, pero esa idea nunca pasa por alguien que trabaja y tiene una vida normal.

¿Cómo fue su permanencia en las bartolinas?

Es un proceso muy fuerte porque nadie nunca está preparado para un hecho como este. Un día en bartolinas es una eternidad y yo estuve 25 y causa rabia e indignación el hecho de pensar que el sistema judicial del país es muy débil.

Estuve en una celda diminuta que tenía una colchoneta pequeña –no más de un metro- en la que llegamos a dormir cinco mujeres, la letrina a la par, me bañaba allí mismo.

Tuve miedo, cuando llegué las otras mujeres que se encontraban en la bartolina me comenzaron a interrogar usando algunas palabras que yo no entendía y siempre me trataron como “la extorsionista”, a lo que yo siempre respondía que no era así que alguien usó mi identidad para cobrar una extorsión.

¿Usted cómo toma las acusaciones?

Mi trabajo ha sido orientado a la defensa de los derechos a cuestiones todo lo contrario a este tipo de hechos. Es una incertidumbre de no entender lo que está pasando, no termino de estar tranquila hasta que salga de esto y no lo voy a estar hasta que pueda hacer algo por cambiar esta realidad.

Se ve la vida de una persona como un simple número que engrosa las estadísticas de seguridad, pero no se toma en cuenta el perfil de cada una de estas personas cuando se hacen acusaciones graves.

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