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Palabras prohibidas en ARENA: vagina, pene, ano y condón 

Palabras prohibidas en ARENA: vagina, pene, ano y condón 

Una vez contaba el mayor d’Aubuisson que un grupo de ultras deseaban dirigir ARENA. Él dijo: váyanse hacer otro partido y cuando digan la ultra derecha, hasta nosotros voltearemos a verlos.

Existe abismal diferencia entre las separaciones que hacia d’Aubuisson y las de la actual dirigencia. El fundador pensaba en evitar radicalismos y agrupar a la derecha, era sencilla su explicación: una mayoría desperdigada atrapada por una minoría organizada. 

Hoy es una dirigencia nacional-católica que proclama poseer la verdad absoluta que dice ya estaba escrita en los principios, objetivos y estatutos del partido. Eso es falso. Porque cuando hablan de los valores/principios del partido nunca citan un artículo o número de página que haga referencia al colectivo LGBTI o el aborto que para cuando ARENA se funda era legal. Esto es como hacer más caso a Pablo de Tarso que a Jesús.

Para el caso, la familia que defienden desde su trono los actuales portavoces areneros es la de Papá/Mamá (así nacidos) e hijos. Pero la realidad salvadoreña dice que de cada 10 madres 7 son solteras. Que hay abuelas criando nietos; tías criando sobrinos; hermanos criando hermanos y padres homosexuales por lo tanto que esa idea de familia que ellos anteponen al artículo 1 de la Constitución no es mayoría en El Salvador. Por eso su discurso suena como a legítimos e ilegítimos: excluyente y clasista.

No sería la primera vez que d’Aubuisson impediría que en el partido se institucionalizara el reaccionarismo. Él, que venía de serlo, como parlamentario entendió los costos de esa posición y si el objetivo es la conquista del poder la centralidad es la fuerza que más voto atrae.

d’Aubuisson lo tenía claro, ARENA es una alianza de las derechas no como ahora un partido de pensamiento único. Y lo explicaba coloquialmente usando el símbolo de la cruz en la bandera: no solo era por el cristianismo decía, sino además para sumar. Esa mística equilibrada permitió que liberales y conservadores compartiéramos un mismo espacio.

Hasta ahora. Desde 2009 acorralados, sin encanto y peor aún sin proyecto ni discurso un grupo de dirigentes políticos han decidido que ARENA es conservador y que quién no comparta esos principios mejor que se vaya y organice otro partido, a ver que tal les va. 

Los conservadores salvadoreños tan dados a un solo libro obvian datos históricos interesantes: Jesús no condenó ni la homosexualidad ni el aborto pesar que existían y sucedían en la Roma que le tocó vivir. El feto en la sociedad de Jesús no era considerado persona. Solo era humano al estar separado de la madre y cortado el cordón umbilical; hacer un movimiento o sonido y poseer forma humana. Jesús tuvo la oportunidad de dictar dogma (como si lo hizo cuando visitó el templo) inmovible si hubiera condenado y maldecido todo lo que ahora preferentemente abominan sus representantes en la tierra y no lo hizo. ¿Por qué?

Es cierto el salvadoreño odia el pecado y por eso imponen los conservadores su posición pero también es cierto que ese odio dura hasta que se comete en su casa. Luego de eso evolucionan a comprensivos y tolerantes. 

Que dirigentes, la mayoría de ellos, convenzan a ARENA estar opuesta a Derechos Humanos relacionados con la salud reproductiva y diversidad sexual basados en unos principios y valores del partido que no aplican en otras circunstancias y que rozan la inconstitucionalidad es en realidad pretender disfrazar lo que siempre evitó el fundador: la radicalización del partido.

Han tenido éxito. Ahora todo el mundo entiende que ARENA es el partido de las hogueras de la vanidad y que los liberales somos los equivocados. 

II

El partido republicano estadounidense había mantenido décadas de oposición al movimiento gay. Hasta Trump. En su discurso de aceptación de la candidatura presidencial dijo: «haré todo lo que está en mi poder para proteger a nuestros ciudadanos LGBTI de la violencia y opresión de una odiosa ideología extranjera».

Y esto no le impidió designar a un vicepresidente con fama de homofóbico: Mike Pence cree que la homosexualidad al ser una enfermedad puede curarse y desde sus puestos públicos ha destinado fondos para terapias de conversión.  

En esa misma convención republicana para nominar a Trump, el cofundador de PayPal, Peter Thiel, fue orador invitado y desde la tribuna no solo admitió su homosexualidad sino que además sostuvo que discrepa con algunas partes del ideario republicano. Nadie pidió su expulsión y menos que se fuera del partido por pensar diferente y expresarlo en público.

Pero además en ese mismo evento tuvieron la palabra dos férreos defensores de los valores tradicionales y conservadores del partido y opuestos a los derechos LGBTI: Tony Perkins del Family Research Council y Jerry Falwell Jr. Líder evangélico.

El mensaje es: todos cabemos en un mismo partido. Quizá ser ese partido plural aspiraban los jóvenes de la JRN que fueron expulsados y obligados a renunciar la semana pasada de una ARENA que esta contra todo lo que a un grupo fanático no le parece. 

Corolario:

La generación Z hizo su aparición en la política nacional, por ahora los conservadores ganaron una batalla, pero no la guerra. Nunca han ganado solo han mantenido el poder por la fuerza, intimidación, engaño y maniobras sucias. 

Nuestra historia los denuncia. Así hicieron en el siglo 19 con Gerardo Barrios y los liberales después de aprobar el matrimonio civil en detrimento del matrimonio religioso o el divorcio o expropiar los campos santos y crear la partida de nacimiento en lugar de la fe bautismo la única forma para detenerlo fue fusilarlo. Lo mataron pero nunca revirtieron sus políticas. Luego en el siglo 20 repetirían con Romero. 

Por eso lo que perdura y perdurará son las estatuas, día, escuelas y universidades en homenaje a Barrios y Romero ninguna a sus piadosos y catolicísimos asesinos que en el siglo 21 asistimos a sus últimos estertores. 

Los ultras se han tomado ARENA y con eso hacen parecer moderado al FMLN entonces desde ese momento dejan de ser una alianza. Prepárense para responder entonces por las derrotas electorales venideras.