• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Nayib Bukele: revolución en la revolución

Nayib Bukele: revolución en la revolución

Auxiliémonos de un soliloquio shakesperiano: el reto del alcalde de San Salvador es dejar de «ser» un producto político y pasar a «ser» vanguardia política. ¿Cómo hacerlo? Esa es la pregunta.

Pero ¿Por qué el FMLN tarda en apoyar un candidato de afuera del núcleo para presidente? Su historia electoral dice lo contrario.

Desde Fabio Castillo Figueroa, Napoleón Duarte, el general Ernesto Claramount Roseville hasta Rubén Zamora sus candidatos fueron foráneos. Y nunca hasta Salvador Sánchez Cerén ganaron una elección con alguien «pura sangre». Caso Facundo Guardado y Shafick Handal que sufrieron derrotas frente a lo que fue: los peores presidentes de ARENA. 

Una autocritica daría luces que el actual presidente es excepción no regla: El Salvador necesitaba que un ex guerrillero fuera presidente y tocó –circunstancial- a Salvador Sánchez Cerén ser elegido. 

Para la salud histórica nacional era necesario. El miedo y leyenda que sobre la izquierda había construido la derecha salvadoreña había que derrumbarlo y, eso, pasaba porque un llamado comunista presidiera el ejecutivo. 

Se mataban dos pájaros de un tiro: se obligaba la derecha a cambiar y actualizar su discurso que databa desde 1931 y nos dábamos cuenta que la izquierda se parece a la derecha cuando gobierna.     

II

¿Qué debe comprender la dirigencia del FMLN? Que una gorra con su visera hacia atrás ya no es lo que viejos izquierdistas llamarían: infantilismo y aventurerismo político e irritarse por ello es que se han vuelto solemnes en demasía.

Lo que la generación que hizo la guerra debe interiorizar es que no es solo conducta exclusiva del alcalde Bukele, es más grave. Es la forma de ser de la mayoría de salvadoreños: millennials y de todos los que nacieron luego de 1995.

Un poco de explicación antropológica del fenómeno: El quiebre generacional se origina en lo inservibles que somos los mayores para los jóvenes que están urgidos para un futuro de conocimientos mientras los viejos se dedican a desenterrar fantasmas o anunciar el apocalipsis, es decir: polarizar. 

La sociedad que el FMLN y ARENA se niegan a entender surgió luego de firmar la Paz, es en el mejor de los casos un joven individualista y en el peor uno egoísta y particularmente en El Salvador debido a su glamorosa polarización crearon una tercera categoría de muchacho: el delincuente.

¿Qué debe hacer Bukele? Negociar ya con la dirigencia del FMLN. Debe hacerle ver a la militancia que no es el enemigo interno sino la unidad que la izquierda salvadoreña necesita para hacerle frente a la internacional reaccionaria que se avecina e instala en el continente.

¿Difícil? Ser revolucionario hoy es ser irreverente, alternativo y de alto-contraste un tipo de izquierda que en caso de ser los 70`s al igual que a Roque Dalton ya lo hubieran matado sus mismos compañeros de partido. 

¿Qué falló con Funes? Todo, cierto, pero fue más culpa de la dirigencia del FMLN que por miedo a perder el poder comenzaron a ver sus desmanes de lado y no de frente. Los partidos han confundido el código de hermanos. La idea no es yo te cubro haz lo que sea, miraré para otro lado; sino más bien: jamás te dejaré sobrepasar los límites, no seré un observador de tu corrupción en nombre de la lealtad partidaria. 

No existe, no hay desde ningún modo consentimiento para robar desde la izquierda ya que esa, se supone, es la diferencia. El miedo es que otra vez con Bukele la izquierda no llegue a ser lo que debe ser, pero, ¿fue distinto con el profe? 

Vista la crisis fiscal la ausencia de un líder de izquierda es notoria. Por eso es necesario comenzar a ser el candidato y ser un alcalde transicional: mostrar contenido en el marketing: que la izquierda no solo se centrará en subsidios sino también de la cultura del trabajo para dejar de necesitarlos y, crear confluencias con liberales y la centralidad política que han sido despreciados en ARENA; pactar es vital en un país conservador que tiene conservadores hasta en la izquierda.

Considerando los odios que revivirán hacia lo palestino Bukele debe dejar claro que no será tan nacional populista como Tony Saca y terminará procesado por robarse 250 millones y que tampoco será un venido a más como Mauricio Funes y terminar huyendo pagándose un exilio dorado con a saber qué dinero.

Corolario:

Mi consideración apunta que luego de un resultado desfavorable en 2018 causa del llamado «voto de castigo» que para la realidad política salvadoreña equivale a votar por el contrario; la dirigencia efemelenista se verá orillada a decidir si perder las elecciones 2019 con un candidato «pura sangre» y terminar exiliándose todos en Managua o mantener (miedo real de la vieja guardia) con pocas o nulas influencias políticas y, camino al retiro, con Nayib Bukele el ejecutivo.

A quienes hay que ilusionar es a los millennials and Z generation, esa mayoría que puede publicar todo desde Snapchat, Facebook, Instagram y Twitter y no sabríamos que pasa en realidad en sus vidas. 

El simple hecho de no entenderlos es la misma desconfianza que despertaba en estalinistas las vanguardias artísticas; eso repiten aquí quienes hicieron la guerra civil cuando surge como youtubero Nayib Bukele anunciando que se reelegirá como alcalde de la capital de uno de los países más peligrosos del mundo. 

Los disensos hacen mejores consensos. Solo hay que enseñarles eso a los mayores de cuarenta años y desde luego ser padre de adolescentes es difícil pero también –no lo duden- lo es ser nieto de guerrillero setentero. 

Cuando Gandalf roba el anillo a Frodo, este dice: lo único que depende de nosotros es decidir que hacer con la época que nos ha tocado. No siempre es fácil, pero cada día deberíamos de ser capaces de hacer cosas que cambien al país (obra por día). Aunque sean pequeñas. Si todos pensáramos igual seriamos invencibles.