• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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El salvadoreño y lo maje

Para triunfar hay que irse a Estados Unidos, dejar todo como esté y velar por uno. Seguir adelante y hacerse el maje, los más inteligentes. 

El salvadoreño y lo maje

En esta revolución algo falta; digo mal: falta todo. Hará decir mi paisano Francisco Gavidia a Santiago José Celis en Júpiter. ¿Qué le falta a la revolución de la izquierda que los ha llevado a volar bajo en las encuestas estos días?   

Hace falta pueblo. Pareciéndose a lo que odiaban a muerte aquellos que hicieron la guerra han alejado a la gente y estas se ha rendido dejando de querer estar a su lado, el sistema se los tragó.

¿Cómo se cansa un pueblo al punto del valeverguismo político? Usando tácticas de guerra han hecho que nos rindamos mostrándonos que hay una desigualdad de fuerzas enormes pero haciéndonos mantener nuestra autoestima a través del consumismo. 

¿Cómo lograron hacernos eso? Mostrando su enorme poder, las élites nos hicieron entender que es tan grande que dejarlos hacer lo que ellos quieran no es una humillación sino algo razonable.

Terminamos imitando a los estadounidenses hasta en el sistema político real: nuestra democracia es indirecta, igual nuestro voto y los derechos difusos. Nuestras obligaciones si están claras y definidas en la ley que estamos expuestos nos apliquen arbitrariamente a diario.

Niega:

Así en materia de pensiones un sistema informativo «técnico» nos dice y creemos que lo mejor es que todo siga como está. Un cambio nos va dejar sin pensión. 

Esta negación: no reformar pensiones es sostenible ahora pero cuando empiece a jubilarse la primera generación de AFP asegurados y no reciban lo prometido es decir un 70% y menos 100% del salario como jubilación al igual que los chilenos notaron de repente saldremos todos: viejos y jóvenes a las calles a exigir con antorchas y lanzas la reforma de pensiones. 

Pero eso será dentro de 15 años. 

¿Qué solo hay dos palos donde ahorcarse el FMLN y ARENA y, que si elegimos a uno de ellos aplica la ley de Caifás? Ambos partidos reacios a reformarse internamente y consecuentemente cambiar el sistema electoral están llevando al hartazgo a la población. 

Ya las encuestas están demostrando lo desprestigiado que está el bipartidismo salvadoreño y la necesidad de que las élites sean más actuales y sensibles con los problemas y soluciones del ciudadano promedio que ronda 24 años; en lugar de atender esas necesidades nuestro stablishment se enriquece ya sea por elusión de impuestos o corrupción política dejándoles a las juventudes solo emigrar.

Ley de Caifás: para donde te hagas la cagás.

Huye:

El muertómetro nacional nos escandaliza por los muertos físicos diarios que reportan dramáticamente la prensa para generar audiencias. Pero en una táctica de guerra como la puesta en práctica en El Salvador por los políticos no hay solamente muertos físicos.  

Hay muertos laborales. $250 salario mínimo quedó establecido desde la empresa privada es lo justo, ya que esto está calculado en base a las capacidades del trabajador salvadoreño. Esta doctrina salarial de ANEP manda al traste el mito aquel del salvadoreño trabajador. 

Revela también una de las causas del por qué es poco atractivo invertir aquí: no hay mano de obra capacitada para tecnología e industria que son donde se obtiene mayor ganancia y mejores salarios en la cadena productiva mundial actual. 

Nuestro trabajador es más rural que citadino. Pero mientras tanto el pasaje de autobús lentamente fue subiendo a 0.35 centavos con el aval del gobierno pudiendo llegar a $42 dólares en promedio el nuevo gasto en transporte del asalariado mínimo salvadoreño, el «más trabajador» en Centroamérica.

Sublima: 

Más que muertos físicos no ponemos atención a los muertos sociales: los ninis y, desde luego la inverosimilitud de que la comida es más cara y la ropa cada vez más barata. Esto no debería de sorprendernos porque dicha realidad armoniza con la consigna de prohibir el aborto ya que es un crimen y no tener pena moral de dejar nacer y vivir en la pobreza extrema o relativa para morir mendigando en la calle o a los familiares.

Pasamos de barriga llena corazón contento a bien vestido con barriga vacía.

Corolario:  

El miedo actual a protestar del salvadoreño tiene origen en la costumbre de matar al que protesta. Por eso es importante saber e identificar quiénes mataron al arzobispo Romero, jesuitas, financiaron e integraron los escuadrones de la muerte, las masacres rurales durante los primeros años del conflicto armado e igualmente grave es que militantes o afines al FMLN recurran a ese pasado amenazando magistrados de la CSJ hoy.

Saber la verdad no va de abrir heridas sino de sanarlas.

Por eso quienes se cierran a toda posibilidad de investigar crímenes de los bandos que se empeñan hasta ahora en mantener la polarización como continuidad de aquella guerra en un país cuyas nuevas generaciones asumieron la diversidad que nos integra es una mala jugada histórica para la derecha e ir contra las leyes de la dialéctica para la izquierda. 
 
La sordera de nuestras élites se entiende desde una población analfabeta funcional como la salvadoreña que lo mejor es no reclamar nada porque igual a nadie le importa. Si te matan mueres en vano.

Los muertos de la década del 70 y 80 fueron inútiles de allí que los jóvenes detesten la polarización y respondan con egoísmo y desconsideración ante una patria polarizada. 

Mejor es no meterse porque todo es tan enorme y complicado. Para triunfar hay que irse a Estados Unidos, dejar todo como esté y velar por uno. Seguir adelante y hacerse el maje, los más inteligentes. Los peores dejan que sea una bizantina justicia divina que algún día decida actuar incluso sin que lo vean o sepan las víctimas. Los pusilánimes buscan consuelo en que habrá justicia de Dios, porque de esa, se tiene la certeza de que nadie se escapa. Amén.

Así es el proceso normal de cómo el salvadoreño se hace maje. Niega. Huye. Sublima.