• Diario Digital | martes, 16 de abril de 2024
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Adelante Maestro Presidente, El Buen Vivir es tarea por cumplir

Adelante Maestro Presidente, El Buen Vivir es tarea por cumplir

Aunque el Buen Vivir es aún misión por cumplir, sus avances merecen reconocimiento, crédito y un mayor esfuerzo. Cuando yo analicé  su libro como promesa de campaña en CARECEN Washington, lo hice con la mayor de mis esperanzas para el futuro del pueblo salvadoreño y la mantengo. Tres años después, el país está mejor en muchos sentidos, aunque el pesimismo y negligencia de la clase media, sector más favorecido de sus obras infraestructurales urbanas y más activas electoralmente hablando, promueva una dystopia en el país. El estado está funcionando, aunque hay mucho más por aprender de sus beneficios a largo plazo.

Gracias a los avances en seguridad y democracia, El Salvador tiene más turismo, visitas familiares y mayor inversión de connacionales viviendo en el exterior. Porque es innegable el avance de su gobierno en la seguridad pública.  La sociedad salvadoreña ya no mira a los jóvenes con el miedo de hace tres años -- ese nuevo ambiente posibilita inversión.  La democracia, aunque difícil de entender para muchos, pasa por aprender a usar la libertad de expresión y auto-escrutinio que el actual estado salvadoreño promueve y ejecuta.  Es paradójico que en el momento que EEUU, país cuna del estado moderno erosione su experiencia republicana, EL Salvador, un país pequeño y difamado como uno de los más violentos del mundo, el estado de derecho este en pleno fortalecimiento.

Hay sin duda obras infraestructurales que reflejan un progreso, pero es aún más lo que debemos hacer para desarrollar y mantener un estado de derecho en medio de una revolución tecnológica y mercantil que invade los hogares de todas las familias con sus productos. Una revolución tecnológica y comercial cuyos líderes, ingenieros y corporaciones, trabajan las 24 horas creando nuevos productos y buscando nuevos mercados. La privatización de recursos estatales y la desregulación de la que echan mano estas corporaciones, para introducir y vender sus productos y servicios, demandan de los tres órganos del estado salvadoreño y gobiernos municipales capacidad de normar la introducción y venta de estos productos y servicios.  Si el país no regula y cobra impuestos  apropiadamente a los productos importados y servicios de corporaciones extranjeras, dicha inversión lejos de beneficiar a EL Salvador, empobrece a sus ciudadanos, porque impone precios arbitrarios, como el caso de la telefonía y servicios conexos que consumen el ingreso de la mayoría de salvadoreños. Puede irrespetar el medio ambiente, como la y fábrica de baterías que afectó la salud de muchas personas a su alrededor.

Para que el país funcione independiente de préstamos y ayuda extranjera la ciudadanía debe escoger mejor  sus gobernantes. El pan y circo que muchas municipalidades y funcionarios públicos usualmente ofrecen a sus contribuyentes es un lujo muy caro para un país subdesarrollado que aún no resuelve las causas de su guerra civil.  La rapacidad de la globalización neoliberal en el mundo no deja brecha para la ingenuidad pública.

Muchas de las corporaciones que están viniendo a invertir y seguirán viniendo a invertir en EL Salvador, y el mundo entero, no están trayendo recursos materiales, sino sistemas de organización novedosos que alterarán rubros enteros de la actividad económica actual del país. A medida que la sociedad se comunica a través de las redes sociales, más productos y servicios van a ser ofertados en estas plataformas cibernéticas.  Pero un estado erosionado no sale favorecido de estas inversiones. Solo celebrarlo es una actitud ingenua, limitada e irreflexiva de parte de cualquier gobernante.

Un ejemplo de es Uber, que  usualmente no lleva ni compra vehículos para brindar sus servicios de transporte. Esa compañía organiza personas que tienen vehículos disponibles para proveer un servicio de transporte urbano individualizado y colectivo barato, que en gran medida reemplaza el sistema de taxis. Tanto los gobiernos municipales, como los taxistas deben estar atentos a responder y ajustarse a las implicaciones de este nuevo sistema. Ojo, no estoy diciendo que sea mala, admiro a su creador. El fundador de Uber es uno de los modelos a seguir para os que estudian administración de empresas -- para que inventen sus propia empresa y no limiten sus esperanzas a un empleo en el gobierno.

Además de desearle éxito en sus próximos dos años, le sugiero que revise al interior de su gobierno la lealtad a su visión, misión y proyección -- no vestir los colores del partido, sino en honradez, efectividad en la promoción de sus obras, decoro en sus funciones y relación con los contribuyentes. Los empleados públicos que no son corteses, ni puntuales en la prestación de servicios, no son leales a su profesión o empleo, ni leales a estado alguno. En segundo lugar, exija que sus equipos asesores investiguen, evalúen y publiquen sus valoraciones ante las acciones de las otras ramas del estado, de una manera más seria y categórica. Hasta hoy la clase política lejos de educar a la población en lo que son las sentencias de las cortes, los decretos, resoluciones y acciones ejecutivas, sólo aprovecha la ignorancia de su electorado para crear animosidad partidaria y no cohesión política en sus partidos, ni patriotismo.  Finalmente, le sugiero que no pierda el tiempo en complacer a sus opositores, usted ganó las elecciones, usted es presidente; eche adelante su plan de gobierno. Cuando ellos ganen las elecciones, harán lo suyo. Por ahora son oposición; que se opongan con sus propios fondos, y paguen por su café y refrigerio. No pierda su tiempo en escuchar argumentos de individuos perdidos en la guerra fría. Reúnase con su gabinete, cohesione y consolide su equipo.