• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Correlación de Fuerzas Trump Congreso favorece Legalización de Migrantes

Correlación de Fuerzas Trump Congreso favorece Legalización de Migrantes

Si bien el programa de Acción Diferida para los inmigrantes indocumentados llegados en su Infancia, DACA, anulada por Trump, es una de sus medidas anti-migrante, este tiene el potencial de resolverse definitivamente, dado el apoyo que tienen los jóvenes soñadores en muchos sectores sociales e instituciones políticas de Estados Unidos.  Lo extenso e inmediato de las reacciones entre adversarios y correligionarios de Donald Trump indica que la medida de protección iniciada por Obama, puede tomar agenda en el congreso y ser apoyada por una mayoría, especialmente en la cámara baja. La legalización definitiva de estos jóvenes por parte del congreso no solo le dejaría réditos políticos a los legisladores demócratas, sino a los republicanos y hasta al mismo presidente de la república.

Trump ganó la presidencia básicamente debido a una propuesta política proteccionista, anti-inmigrante, anti-Obama y nacionalista, que prometió mejorar la economía y devolver los empleos ocupados por indocumentados a los americanos del “cinturón oxidado”.  Si bien es cierto que se manifestó contra los homosexuales, las mujeres y la protección del medioambiente durante su campaña, sus ataques más frecuentes fueron contra los inmigrantes indocumentados. La construcción de un muro en la frontera sur del país, icono de su campaña, fue incluso declarada como una medida punitiva a México, al pretender que este pague su construcción.

El presidente trató de hacer de su retórica una realidad en sus primeros 100 días, empezando por aprobar el acceso al oleoducto Keystone en Dakota, que había sido detenido con la lucha de los Nativo Americanos durante la administración Obama. A solo 5 días de ser presidente, Trump ordenó que se construyera el muro entre México y EEUU, pero no había más que 20 millones a mano, lo cual a duras penas alcanzaría para una milla.  Hasta hoy no ha podido tener ni apoyo en el congreso ni la voluntad del gobierno de México de financiarla. Tampoco ha conseguido apoyo del congreso de EEUU para reformar NAFTA, ni desmantelar el OBAMACARE. Ante su electorado, Trump ha tratado de cumplir su agenda, pero ha sido impedido por el congreso que es mayoritariamente republicano.

A pesar de estilo monárquico de Trump, el estado de derecho ha prevalecido en lo medular durante su gobierno, frenando así su altanería y belicismo nacionalista. Sin embargo, ni el congreso ni las cortes han podido parar las deportaciones expresas de inmigrantes, y las amenazas de cortar los programas de Protección Temporal, TPS, que mantiene la administración.  Ha sido en esa dirección que el presidente ha emitido una orden ejecutiva que desmantelará el programa DACA, pero la reacción inmediata de sectores e instituciones influyentes en el congreso lo han hecho ablandar su retórica al respecto, forzándolo a pasarle al congreso la decisión de resolver ese asunto.

Ha sido tanto el apoyo de demócratas y republicanos que han recibido los jóvenes que vinieron al país indocumentados cuando eran niños, que una resolución en el congreso para legalizarlos definitivamente es muy probable. La suerte de DACA dependerá de cuantos sectores y personalidades influyentes se sumen al esfuerzo por presionar al congreso a través de acciones de cabildeo, llamadas telefónicas, campañas en las redes sociales, y pronunciamientos que usualmente se han limitado a las organizaciones de solidaridad y legisladores demócratas como Luis Gutiérrez y Jim McGovern que tienen una larga trayectoria de apoyo a los inmigrantes.  Las primeras acciones judiciales de personalidades como la de la  ex-Fiscal General de EEUU Janet Napolitano, y los pronunciamientos de apoyo del alcalde de Chicago y el gobernador de Ohio, hacen presagiar una lucha muy productiva que llevara a buen término la legalización de estos jóvenes amparados por DACA.

Además del apoyo que puede generar la lucha desde la población estadounidense, el momento político le favorece a los jóvenes amparados bajo el programa DACA.  Una legalización aprobada por una mayoría absoluta en el Congreso dejaría al presidente Donald Trump sin la posibilidad de vetarla, lo cual justificaría su incapacidad para cumplir la promesa a su electorado anti-inmigrante. El voto de una medida calificada tanto en la Casa de Representantes como en el Senado favorecerían tanto a demócratas como a republicanos porque los identificaría con una causa muy noble de costo bajo, ya que se trata de la legalización de menos de un millón de inmigrantes. Además su conexión en sus respectivos distritos y estados les dejaría rédito que podrían aprovechar en las próximas elecciones.

Por supuesto que el tener todo a favor no garantiza un triunfo automático de DACA en el congreso.  Hay muchos sectores, especialmente republicanos en contra de que estos jóvenes se legalicen, y son muy poderosos.  Organizaciones como la Federación por una Reforma Migratoria American, FAIR, van a invertir muchos recursos en oponerse a que una ley que favorezca a los jóvenes amparados por DACA pase en el Congreso. Steve Bannon, un estratega e ideólogo del nacionalismo de Trump, expresó su preocupación por el riesgo de perder la cámara baja en las próximas elecciones por el manejo de DACA.

Los que apoyen a los inmigrantes tendrán que intensificar y expandir sus esfuerzos por comunicar su progreso y anunciar sus actividades en las redes sociales, para que se les sumen más activistas a la causa y puedan ejercer una presión mayor a sus oponentes. El futuro de estos jóvenes y los protegidos bajo Estatus de Protección Temporal, TPS, dependerá de la lucha que se haga, la solidaridad que se geste y las coaliciones que se formen para presentar y promover iniciativas de ley en el Congreso.

En el caso particular de los salvadoreños, los legisladores incorporarían el TPS a su propuesta migratoria si siente presión por parte de sus electores. Los distritos y estados donde el número de votantes de origen salvadoreño sean significativos tendrían un mayor protagonismo. Sus líderes tienen que organizar campañas de llamadas y escribir cartas a sus representantes y senadores. Por lo general, los legisladores en EEUU tienen oficinas en sus distritos y en Washington -- ambas reciben llamadas y correspondencia. En los estados que hay pocos votantes de origen salvadoreño también se pueden organizar campañas de presión con votantes solidarios.  Los activistas conocen como hacerlo y lo harán, por las redes sociales.

Históricamente, los gobiernos de El Salvador han tenido muy poca influencia en las decisiones migratorias. La única vez que se hizo una participación efectiva de ellos fue cuando Ana Cristina Sol era la embajadora de El Salvador en Washington, porque a través de ella, contrataron a Schwartz and Associates, una compañía de cabildeo profesional que supo coordinar sus esfuerzos con las organizaciones de activistas. Además, Rick Schwartz and Associates contrató  a otras empresas de cabildeo que tenían conexiones con los republicanos, para generar un apoyo bipartidista en el congreso. Un esfuerzo similar puede ser efectivo esta vez.