• Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Cavilaciones desde el infierno

Desde las alturas cae con fuerza la lluvia roja. Este corazón late con miedo y el aliento  me lo cortan con un brusco golpe. Traigo una buena prenda para dejarla como premio a la bruja. Yo entiendo los sonidos de la canción que nacen como gritos de agonía.

Cavilaciones desde el infierno

En un puente quebrado cerca de un pueblo en llamas, se ven los estandartes de la muerte. Los huertos están vacíos y los gusanos plagan la tierra marchita. Solo existe un agrio después. Las almas están de luto en las patrias conquistadas por el mal. 

Las primaveras solo son cuentos del pasado y la lluvia de fuego apaga el sonido de los recuerdos en este planeta envenado. Camino entre las porquerías escritas en griego y latín sobre los huesos de Vicente, Pablo y Gabriela. Una pequeña cabaña corona el final del sendero donde perros ladran a los invitados. 

Este es el  objetivo de mi camino de un siglo para intentar curar el alma de mis quejas. Sus paredes envueltas de musgos le dan un color entre verde y gris desteñido.  Las puerta se abrieron por arte de magia y brotó la tierra y peces de colores. 

Desde las alturas cae con fuerza la lluvia roja. Este corazón late con miedo y el aliento  me lo cortan con un brusco golpe. Traigo una buena prenda para dejarla como premio a la bruja. Yo entiendo los sonidos de la canción que nacen como gritos de agonía. 

Las velas negras poseían un brillo muy extraño. Igual de extraño me comencé a sentir al tener que beber un vaso con agua salada. Según la doña,  el elixir me sacaría el sapo que me provocaba los dolores de estómago. 

Comprendí que me habían salado la semana en el mismo momento que sonó el teléfono y contesté por pura educación.  Siempre pensaba positivamente y quería darle una nueva visión a la hora de quejarme por gusto. 

Ese sabor  amargo que nos dejan las conversaciones vacías y tan llenas de situaciones que solo yo entiendo. La gente habla de que puedes ser amado para siempre y serás especial para alguna personita en medio de las situaciones estúpidas. 

La voz siempre es la misma al otro lado, las mentiras suenan con otro tono de voz, y las respuestas saturadas de hipocresía expresan una fea realidad adornada de decoraciones navideñas. El amor impulsa la peor brujería de todas. 

Posiblemente no vea salir el sol nuevamente en el horizonte del mar, aunque la bruja me dio un talismán para limpiarme la memoria. Pero enterrar fantasmas tiende a ser muy complicado cuando viven en ti.   

La lluvia continúa cayendo  fuerte y la memoria se nubla entre sueños convertidos en pesadillas. Ella me advirtió que me llamarían raro por tratar de realizar estos extraños rituales al tratar de eliminar el entierro.

¡Al diablo! Me comían el cerebro mis desesperadas remembranzas y no es tiempo para tener una pizca de compasión por emociones burdas. 

Llegué al sitio exacto con el mapa dibujado en papel manila, y con mis manos desenterré el entierro desde las profundidades del abismo.  Abrí la caja de cartón con la certeza de terminar con este amor tan desesperado y absurdo.  

Un pequeño corazón negro latía envuelto entre piedras sin ningún color. Me provocó asco tal escena y curiosidad; pero vivimos en tiempos donde no sirve de nada la curiosidad científica. Por eso, hay que terminar con esa brujería antes que nos envuelva como la hiedra a una pared húmeda. Ese corazón tenía que morir.

Tan difícil se convierte la única oportunidad de  libertad. En mis manos, yacía la esperanza de librarme de este viejo embrujo depravado, aunque no tuve el valor.  

La profesora de la secundaria me explicaba con muecas sobre el futuro. No recuerdo su nombre… murió junto al mañana  que nunca llegó como ella prometió. Ella reflexionaba sobre Dios y sus extraños caminos antes de ser consumida por el fuego. 

Cuando estoy solo rezo por su alma. El corazón negro está junto al reloj de la mesa de los libros. Me mira con ojos de perdón. Estoy aturdido y confundido sobre cómo manejar esta extraña escena. 

Debo tomar aire y largarme de aquí antes que mi mente explote de tantas ideas nocivas, ¿por qué he de comerme está mala leche solo? El sentimiento de ira me llena el estómago y no puedo dormir por días. 

Entonces sé que debo ir y clavar en su cuello mis palabras soeces. No son tiempos para perdonar a nadie por semejante ofensa al honor propio. Le enterraré el negro corazón en sus bellas manos y veré salir lágrimas de sus hermosos ojos. 

Y le diré, mientras sus dientes aprietan sus labios rosados, el daño que me infringió. Me pondré de rodillas y suplicaré para que levante esta brujería de mí. No quiero seguir recogiendo sus errores y necesito mis alas para volar muy alto, muy arriba sobre los grises techos de esta ciudad. 

La haré confesar el amor por mí a puros gritos y fingidos actos de suicidios. “la brujería no funcionó” le narraré entre risitas sarcásticas. Y ella, deberé aceptar, tendrá que aceptarme como soy, pues de la profundidad del mismo infierno he regresado a cobrar la sangre del amor y no me importa la condena  total por mis pecados. 

La oscuridad eterna entró en mí, y mañana podré volver a imaginar el castigo al instante de oír mi corazón negro en la perfecta soledad perfumada con el azufre de mi propio averno.