Según una demanda  colectiva, un médico canadiense que dirigía una clínica de fertilidad de utilizó su propia esperma para tener al menos 11 hijos.

El doctor Norman Barwin es acusado de usar su propia esperma sin contar con la aprobación de las familias que se acercaron a él para recibir un tratamiento para realizar una inseminación artificial en su clínica.

En algunos casos se suponía que el doctor utilizaría el esperma de la pareja que buscaba la inseminación; en otros se esperaba que usaran el de un donante anónimo.

Barwin fue suspendido por el Colegio de Médicos y cirujanos de Ontario durante el 2013 luego que se comprobara y admitiera que inseminó a cuatro mujeres con esperma equivocado.