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Internacionales - Liverpool, Inglaterra

Muere Alfie Evans, el bebé que estuvo en el centro de una batalla legal en Inglaterra

El papa Francisco, que se implicó personalmente a favor del niño, lanzó varios llamados para que se lo mantuviera con vida y recibió en audiencia privada a Tom Evans, se declaró "profundamente afectado" por su muerte.

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Foto de Alfie Evans, junto a sus padres en un hospital.
Muere Alfie Evans, el bebé que estuvo en el centro de una batalla legal en Inglaterra

El bebé británico Alfie Evans, que se encontraba en estado terminal, murió este sábado 28 de abril tras una larga batalla judicial de sus padres por lograr, en vano, prolongar el tratamiento contra la opinión de los médicos. Es un caso que movilizó hasta al Vaticano, informaron de la agencia noticiosa AFP.

"A nuestro pequeño le crecieron las alas esta noche a las 2:30 de la madrugada de este día. Tenemos el corazón roto. Gracias a todo el mundo por su apoyo", dijeron en Facebook Kate James y Thomas Evans, los padres del pequeño de 23 meses.

Globos, juguetes, velas y flores se acumulaban este sábado frente al hospital infantil Alder Hey de Liverpool (noroeste de Inglaterra), donde Alfie había estado hospitalizado desde diciembre de 2016. "Alfie siempre estará en nuestros corazones. Vuela alto, hombrecito", rezaba una carta.

El papa Francisco, que se implicó personalmente a favor del niño, lanzó varios llamados para que se lo mantuviera con vida y recibió en audiencia privada a Tom Evans, se declaró "profundamente afectado" por su muerte.

"Hoy rezo especialmente por sus padres, mientras Dios lo acoge tiernamente en sus brazos", tuiteó el Sumo pontífice.

La justicia británica había rechazado el miércoles un último recurso de James y Evans que, con el apoyo del papa Francisco y del gobierno italiano, reclamaban continuar el tratamiento de su hijo en Italia, donde los hospitales habían propuesto acogerlo.

Esta decisión puso fin a una larga batalla judicial entre los padres del menor y el equipo médico del hospital Alder Hey

Alfie nació el 9 de mayo de 2016, hijo de Tom Evans y Katie James, de 21 y 20 años, residentes en la localidad de Bootle, junto a Liverpool. En diciembre de ese mismo año fue ingresado en el hospital infantil Alder Hey de la ciudad del norte de Inglaterra, tras sufrir una serie de convulsiones.

Los médicos le diagnosticaron una enfermedad neurológica degenerativa, que no han llegado a identificar inequívocamente. Alfie entró en un estado semivegetativo del que nunca se recuperó.

Pronto empezaron a surgir las diferencias entre los padres y el personal médico que trataba al pequeño. El conflicto devino en un debate público sobre qué sucede cuando los médicos y los padres están en desacuerdo sobre qué es lo mejor para un niño. La ley británica da a los padres el derecho a decidir lo que suceda con su hijo, incluido el de negarse a que reciba tratamiento médico.

Los padres no se rindieron y recurrieron la decisión del juez. El 6 de marzo el tribunal de apelación ratificó la sentencia. Agotadas todas las instancias británicas, apelaron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que no admitió el recurso al no estimar una violación de derechos humanos.

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