Jamie Spears, el padre de Britney Spears, es muy odiado por los fans de ella, debido a que siempre le suelen acusar de coaccionarla y abusar de su papel como tutor legal de la cantante que ya cuenta 37 años de edad.

A finales del año pasado, Jamie se enfrentó a una operación de urgencia que casi le cuesta la vida debido a la ruptura de su colon. En aquel momento, Britney decidió dejarlo todo para cuidarlo. De hecho, la cantante pospuso sus conciertos en Las Vegas, Estados Unidos, mismos que le iban a aportar grandes ganancias económicas.

A raíz del incidente de su padre, Britney no pudo gestionarlo y decidió ingresar en un hospital psiquiátrico durante 30 días para cuidarse a sí misma. Así se “despidió” de sus fans en Instagram a inicios de este mismo mes de abril.

La salida del 21 de abril de la cantante, junto a su novio Sam Asghari, ha añadido más malos comentarios y es que es innegable la expresión perdida -quizá medicada- de la cantante al abandonar el hotel Montage de Beverly Hills.

Su mirada perdida, su rostro desubicado, como en otro mundo y sus cabellos dejados totalmente no ayudan a vender esa imagen de “sonriente y feliz” sino más bien la opuesta.