Ante el alza de los homicidios ocurridos en el país y no solo a la población en general sino a miembros de instituciones de seguridad pública, Policía Nacional Civil (PNC) y Fuerza Armada de El Salvador (FAES), el presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, indicó que esta “medida” es una manera de presionar al gobierno entrante para hacer negociaciones con grupos criminales.

De acuerdo a un comunicado extendido desde la Casa Presidencial, Cerén considera que bajo su mandato se implementaron decisiones con las que se logró hacer una diminución en la delincuencia que afecta la nación.

“Con esta ola delincuencial los grupos delincuenciales pretenden presionar al nuevo gobierno para que se implementen las siguientes medidas: aflojar las estrictas medidas de control penitenciario, donde están recluidos los cabecillas”, plasma la notificación.

Además, considera que otras de las pretensiones sería disminuir la operatividad policial y militar en el territorio, debido a que explicó a que con los diferentes operativos ejecutados se han debilitado sus estructuras de acción local y regional.

En las últimas 72 horas, cinco policías y tres militares fueron asesinados tras los ataques hechos por pandilleros.

Según el mandatario, estas acciones ya estaban alertadas por la PNC: “Se contaban con informes de inteligencia que daban cuenta que el crimen organizado desarrollaría un incremento de las acciones delincuenciales en los dos últimos meses de nuestro gobierno”.

Ante esto, Sánchez Cerén expresó sus condolencias y solidaridad a las familias de los policías y soldados asesinados. Además, indicó que giró instrucciones a las instituciones respectivas para que brinden todo el apoyo material, económico y moral a sus grupos familiares.