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Social - Carestías en los centros de salud

Los abandonados del Hospital Rosales

En los últimos dos años y medio el centro médico ha atendido a 110 pacientes que fueron abandonados por sus familiares

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Área de Observación se mantiene saturada de pacientes. Foto El Salvador Times.
Los abandonados del Hospital Rosales

Además de la crisis hospitalaria por la falta de medicinas, de insumos y de personal médico para atender a los usuarios, el Hospital Rosales debe asumir otra responsabilidad que va más allá de sus  esfuerzos para brindar servicios de atención a pacientes que son abandonados.

Según registros de ese centro de atención, en 2017 hubo 58 casos de pacientes que fueron ingresados y que luego, simplemente, quedaron abandonados por sus parientes.

Los datos indican que de los 58 casos 17 fallecieron y 41 se recuperaron y fueron dados de alta.  

Para el 2018 hubo 36 casos; de ese total 17 perdieron la vida y 19 se recuperaron.

En lo que va del 2019 ya se reportan 16 casos de abandono, de los cuales 12 murieron y 4 sobrevivieron.

De estos últimos casos, 9 son del área urbana, 3 rural y 4 desconocidos. Además, 11 son solteros y 1 casado.

Respecto a los casos, este Diario investigó ¿Qué ocurre con esta población de pacientes? ¿Por qué son abandonados por sus parientes? ¿En qué circunstancias llegan ese centro de atención? ¿Qué hace el hospital para garantizarles la atención oportuna?

Mercedes Menjívar, jefa de la Unidad de Epidemiología del Rosales, ha estado pendiente de estos casos. Asegura existen muchos factores que hacen que estos pacientes sean abandonados.  

“Un hospital jamás va a sustituir un hogar. Usted viene al hospital a recibir atención de salud para mejorar su estado, pero no sucede así. Generalmente ingresan y puede haber muchos motivos por los cuales no los vienen a traer”, dijo la especialista.

A eso se suma que “muchas familias no comprenden la enfermedad que el paciente tiene y creen que no lo van a poder apoyar en ese proceso. Pueden pensar que es mejor que quede en el hospital porque acá lo van atender bien; pero el hospital les recupera el estado de salud y de ahí tiene que regresar con su familia donde pueden obtener mayor apoyo y recuperación”, explicó.

Sin embargo, en la práctica no ocurre de esa forma.

Las estadísticas indican que el segmento poblacional más afectado son los pacientes en edades de entre 41 a 70 años, incluso, hay casos de hasta 80 años. En lo que va del año se han atendido en el hospital 14 son hombres y 2 son mujeres.

Llegan en condiciones críticas

Al hablar de las circunstancias en que estos pacientes llegan al centro de atención, en su respectivo orden, los hay atropellados, heridos y lesionados. Muchos en estado inconciente.

Luego siguen los alcohólicos crónicos, pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión, VIH, EPO, con problemas hematológicos y cuadros agudos de neumonía.

“Ahora la expectativa de vida es mayor en el país, vamos a tener más cantidad de pacientes con mayor edad. Tal vez eso influye para que sean estas edades las que nos quedan dentro de la institución”, manifestó Menjívar.

Factores como la migración de zonas rurales a urbanas contribuyen a que los familiares se le dificulte visitarlos porque no tienen recursos económicos para costear los viajes. De ahí que algunos pacientes lleguen solos en busca de atención.

A partir de las experiencias que ha tenido la profesional, más allá de lo económico, la violencia familiar y la pérdida de valores ha provocado que muchas personas se olviden de su enfermo.

“Los ancianos muchas veces sufren de violencia económica y violencia jurídica. En lo económico cuando no tiene qué aportar a la familia, muchas veces tienen una pensión, pero es otro el que la  administra”, dijo la médica.

Depresión y riesgos

Al sentir que nadie los llega a ver, y con el paso de los días, estos pacientes se sienten relegados y entran en depresión, sobre todo, cuando ni siquiera disfrutan de su movilidad.

Abandonados 2Quienes presentan un cuadro de salud crítico, que requiere un servicio especializado como la permanencia la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pasan hasta dos o tres meses en recuperación. Un paciente con menos complicación hasta una semana.

 “Ellos sienten que no pueden moverse y el hospital no está hecho para eso, está hecho para atender al paciente en su cama. Hay horarios establecidos de medicamentos y comida. (Por eso) pierden la lógica de su vida social y familiar”, aseveró Menjívar.

A lo anterior se suma que, una vez dado de alta y si aún permanece hospitalizado, corre el riesgo de contraer una infección u otras enfermedades.

La importancia del registro de datos

Ya sea que acudan solos, acompañados por familiares, trasladados por la Policía o cuerpos de socorro, lo importante es que se brinde a detalle toda la información para que en un momento determinado el hospital cuente con datos para reencontrarlo con sus parientes.

De no ser así se activa un protocolo interno que da paso a las investigaciones para ubicar al encargado del enfermo que tiene condición de abandono.

“Cuando el personal médico se da cuenta de que nadie lo viene a ver avisan a Trabajo Social, que tiene una función muy importante, llamar a las unidades comunitarias de salud familiar cercana para que busquen si el paciente estuvo ahí”, aseguró la doctora Menjívar.

En algunos casos han tenido que solicitar la colaboración del Registro de las Personas Naturales (RPN) y la PNC para la búsqueda. En última instancia acuden a medios de comunicación para dar a conocer el caso.

Rechazo familiar y ayuda

La especialista relató que han tenido casos en los que han lograron dar con los parientes del paciente; sin embargo, al ser consultados han tenido una respuesta de rechazo.

“El familiar dice que no lo quiere porque fue mal padre, mala madre, mal hijo, mal tío, etc., y no lo vamos aceptar”, dijo.

En estos casos, o cuando nunca lograron dar con los responsables, han acudido a las pocas instituciones que existen en el país que se dedican al cuido de ancianos como hogares de caridad o de religiosas que velan por estar personas.

“No contamos con instituciones que nos apoyen, nos quedamos siempre con el hogar de ancianos o de religiosas que muchas veces están saturadas porque también tienen un número específico de personas que tienen que recibir”, aseveró la profesional.

En promedio, un día cama de hospitalización tiene un costo (en el Rosales es gratuito) de unos 200 dólares, pero cuando requieren de atención en áreas especializadas como la UCI los costos triplican.

“Un paciente que no amerita una instancia hospitalaria, y sé que ellos no tienen culpa de eso, le está quitando el cupo a alguien que en realidad lo amerite”, puntualizó la profesional.

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