Historias Humanas

Marvin Díaz, el único taxista de San Salvador que no le cobra a los padres que llevan a sus hijos enfermos hacia el hospital Bloom

Marvin Díaz es un taxista que se solidariza con el dolor de otros padres de familia, por eso les tiende una mano amiga. Foto: Mauricio Pineda.

La iniciativa de este ciudadano surge hace dos años cuando se vio imposibilitado para llevar a su único hijo al hospital, lo que pretende es tenderle una mano amiga a los padres que no cuentan con recursos para movilizarse con sus hijos enfermos.

 

 

Hace dos años la vida le cambio por completo a Marvin Díaz luego que su único hijo, Mateo, presentara complicaciones de salud generadas por una fiebre.

Eran las 12:30 de la noche cuando su pequeño, actualmente de cuatro años, no dejaba de llorar por dolores en su cuerpo.

Sin un centavo en su bolsillo, pero con la fe puesta en Dios, este padre tomó la decisión de llevar a su hijo a la Unidad de Salud de Ciudad Delgado donde asegura sólo le dieron acetaminofén para bajar la fiebre.

Sin embargo, al regresar a su casa esa madrugada, la fiebre también volvió, y los llantos del pequeño Mateo hacían cada vez más desesperante esos momentos.

Angustiado, este padre no hallaba qué hacer o a quién acudir para que le tendieran la mano.

“Lo más difícil fue ver a mi hijo prendido en temperatura, en llanto y sentirme atado de manos..."

La única solución que se habían planteado el taxista era la de llevar a su hijo al Hospital de Niños Benjamín Bloom para que le brindaran un trato especial.

Sin embargo, surgió de nuevo la impotencia al no contar con los recursos para movilizarse, pues estaba sin trabajo

“Lo más difícil fue ver a mi hijo prendido en temperatura, en llanto y sentirme atado de manos. En ese momento no contaba con un empleo, ni ella (la madre del menor) ni yo”, recuerda.

Pero contra viento y marea, y dejando la pena a un lado, se dirigió hasta la vivienda de un vecino para rogarle que le ayudara con su bebé.

Sin dudarlo, la respuesta del vecino no se hizo esperar, pidió a Marvin que fuera por el niño mientras preparaba su vehículo para llevarlos al Bloom.

“Estaba algo apenado, fui a molestar al vecino, estaba aún dormido; pero Dios le va poniendo ángeles a uno para salir adelante con las criaturitas”, asegura Díaz.

Y asi fue, ya en el hospital Mateo recibió los tratamientos requeridos y la atención adecuada.

El corazón del angustiado padre estaba tranquilo, primero porque su hijo era atendido por los especialistas, y segundo, por la acción de ese vecino que durante la madrugada le fue a “pomponear la puerta”.

"Dios le va poniendo ángeles a uno para salir adelante con las criaturitas”

Hoy, este padre quiere cambiar la vida de todo aquel padre, o madre de familia, que al igual que él no cuenta con los recursos económicos para movilizarse con sus hijos enfermos hacia el hospital Bloom.

La mano amiga de un padre

Desde inicios de este año, este ciudadano se ha dedicado a la “taxiada”, como él mismo cuenta.

Teniendo un vehículo a su disposición, del que paga alquiler para trabajar, no se ha olvidado de aquel buen vecino que lo sacó de apuros con su hijo enfermo.

Es por eso que sin dudarlo, y de manera creativa, colocó un rótulo en el parabrisas de su vehículo con el siguiente mensaje: “Este vehículo hace viajes gratis al hospital Bloom (niños/as)”.

Sí, este padre ha puesto a disposición de manera gratuita su carro, con el que se gana la vida, para todos aquellos padres que están necesitados de llevar a sus pequeños de emergencia al Bloom.

“Esta disposición nace de mi corazón de hacerle viaje a los niños que van enfermitos al Bloom porque varias veces han venido a mí personas que no les ajusta y que, prácticamente, van de emergencia”, dice este ciudadano.

Solidario con el dolor ajeno

Él insiste en que “esto nace de mi corazón llevarlos sin costo alguno”.

“Estamos siempre a la orden, estamos disponibles para el que necesite”, fueron sus palabras de compromiso.

Además de taxista, este salvadoreño se ha desempeñado como electricista, mecánico, instalador de cielos falsos, entre otros oficios.

La falta de oportunidades, y con apenas sexto grado, este padre ha tenido que vivir momentos difíciles por no tener empleo.

Y, aunque la vida ahora le sonríe, él siente la necesidad de brindar sus servicios aquellos padres que como en su experiencia pasan momentos de preocupación por los niños.

A él se le puede ubicar de lunes a domingo desde las 5:30 de la mañana hasta las 8:30 de la noche a un costado del parque San José, sobre la 6ª. Avenida Norte, entre la 1ª. y 3ª. Calle Poniente de San Salvador.

“Sólo tienen que preguntar por Marvin o por el carro azul y ahí me hallan”, aseguró este buen samaritano.