Néstor, el joven que venció al cáncer y que está a punto de ser un profesional graduado de la Universidad de El Salvador
La enfermedad de Néstor impidió que saliera por las tardes a jugar, a correr como los demás niños y perderse paseos familiares a causa de los cuidados que debía tener al estar sometido a los tratamientos.
Su infancia no la vivió igual que otros niños que gozaban de plena de salud, a él le tocó vivir y conocer una de las enfermedades más duras que puede acabar con la vida de cualquier ser humano: el cáncer.
Todo inició a los seis años, cuando su madre lo llevaba constantemente a una unidad de salud en San Vicente, en donde los médicos nunca brindaron un diagnóstico certero de lo que en realidad estaba pasando.
“Los médicos de San Vicente lo único que le decían a mi mamá es que yo necesitaba vitaminas”, contó Néstor Ayala, un joven que superó el cáncer que lo atacó desde muy pequeño.
Su madre, al notar que cada vez más la salud de su hijo se deterioraba, decidió partir hacia la capital, en donde un médico particular de inmediato sospechó que él podía tener cáncer, por lo cual fue referido hacia el Hospital de Niños Benjamín Bloom, en donde le diagnosticaron leucemia.
“Esa noticia fue un golpe duro para mi familia, lo primero que la gente piensa es que uno se puede morir, pero gracias a Dios yo lo superé”, recordó el joven.
Al poco tiempo, comenzaron las quimioterapias a las que se debía someter para tratar de superar este mal, las cuales duraron alrededor de tres años en la Fundación Ayúdame a Vivir, lugar que le dio el tratamiento adecuado para erradicar este mal.
El traslado desde San Vicente a la capital, fue algo que dijo que nunca olvidará. "Nunca me cedieron el asiento, yo era un niño con mascarilla que acaba de salir de tratamiento, débil y que incluso llegue a vomitar”, recordó y aseguró es algo que se ha prometido no hacer luego de conocer el sufrimiento de primera mano.
Luego de batallar durante años contra la enfermedad, forma parte de un grupo de sobrevivientes de la fundación, quienes brindan apoyo a las personas que al igual que ellos sufrieron de algún tipo de cáncer.
Pese al diagnóstico dado por los profesionales, recuerda que no todo fue triste, ya que su familia se mostró unida algo que según el joven ” jamás voy a olvidar”.
Un vencedor del cáncer
Una luz de esperanza llegó a la familia cuando en 2018 los doctores que lo atendían lo dejaron en vigilancia médica, sin más quimioterapias, un momento que marcó la vida Ayala y su familia, pues desde entonces se considera un vencedor del cáncer.
“Yo sentí esa alegría de haber superado todo, de ser uno de los afortunados de salir bien librado de esta enfermedad”, aseguró el joven, quien no deja de lamentar el hecho que muchos de sus amigos aún están en tratamientos y que espera pronto se recuperen igual que él.
Todo parecía ir bien, su recuperación era cada vez más notoria, pero un golpe inesperado llegó nuevamente a su vida, la muerte de su abuela, una mujer que había estado con él durante toda su vida, acompañándolo en los momentos más difíciles.
Al poco tiempo de la partida de su abuela, muere su padre tras una batalla contra el cáncer, situación que le hizo pensar que su enfermedad podría ser hereditaria. Sin embargo, los médicos le aseguran que no es así.
“Uno se pierde de cosas que jamás va a volver a vivir”
La enfermedad de Néstor impidió que saliera por las tardes a jugar, a correr como los demás niños y perderse paseos familiares a causa de los cuidados que debía tener al estar sometido a los tratamientos.
“Los niños son quienes más sufren con estas enfermedades, uno se pierde de cosas que jamás va a volver a vivir. Es una de las etapas más difíciles”, aseguró Ayala, a quien pese a los obstáculos que ha tenido ha salido a delante.
Ahora, Néstor Ayala está cursando el cuarto año de la licenciatura en relaciones internacionales, demostrando que pese a los obstáculos que la vida le ha puesto todo se puede superar “con ayuda de Dios y de la familia”.