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Social - Historias de éxito

Verónica Pinzón, la emprendedora que se reinventó en la pandemia y utilizó las redes sociales para no cerrar su negocio

Su estrategia: saber adaptarse a la nueva realidad y compartir imágenes de los platillos.  
Foto cortesía Verónica Pinzón 6
Cada imagen que sube a las redes sociales es compartida por los usuarios. Fotos cortesía de Verónica Pinzón.
Verónica Pinzón, la emprendedora que se reinventó en la pandemia y utilizó las redes sociales para no cerrar su negocio

El uso de las redes sociales ha generado que muchas mujeres emprendedoras siguieran a flote con sus negocios. Muestra de ello ha sido la manera en cómo Verónica Pinzón ha sabido adaptarse a los cambios generados por la pandemia.

El Salvador Times conversó con esta emprendedora quien ha hecho de la venta de comida casera su principal fuente de ingreso y la de sus cuatro empleados. La filosofía de trabajo de esta salvadoreña, a partir de los altibajos que le ha tocado vivir por la pandemia es: nunca darse por vencida, saber aprovechar las oportunidades y adaptarse a las nuevas realidades.

Verónica relató que durante esta emergencia pasó de ver noticias en sus redes sociales a compartir imágenes de los ricos platillos que prepara en busca de fortalecer su clientela.

¿Cómo surgió la iniciativa de promocionar en las redes sociales?

Resulta que antes de esto pandemia vendíamos con los clientes cercanos de las oficinas y de los negocios que están en el bulevar Constitución. Básicamente vendíamos con todos los empleados de ahí.

Yo había habilitado mi cuenta en twitter, pero solo me servía para informarme y ver noticias. Cuando vino la pandemia y vimos que nos iban a encerrar todas pensamos que si no trabajamos ¿de dónde vamos a sacar ingresos? Me tocó hablar con ellas (las empleadas) y decirles que yo tenía la voluntad de seguir, en ningún momento quería cerrar, pero que tampoco las quería arriesgar por el tema del virus. Si contaba con el apoyo de ellas íbamos a seguir, uno puede tener las herramientas y el capital, pero si no tenemos el personal que nos apoya no somos nada.

¿Cuál fue la respuesta de ellas?

Dijeron que sí, que me apoyaban y que siguiéramos, pero con todas las medidas del caso.

A usted como emprendedora ¿cómo le impactó la pandemia?

Tuvimos que cesar dos plazas, la pupusera y la que nos ayudaba a servir en la noche. Nos afectó en ese sentido, perdimos dos plazas y ahorita se está atendiendo en un horario de 6 a.m. a 2 p.m. (las jornadas terminaban hasta las 8 p.m.)

¿Hubo algo bueno que pudo sacar de esta experiencia?

A raíz de eso yo dije: bueno tengo que dar servicio a domicilio porque la gente no va a querer salir y es el momento de crecer. Me decían que estaba arriesgando. Segundo, las cuentas siempre hay que pagarlas y les dije que lo vamos a intentar y si no sale para el pago de la gente entonces vamos a cerrar porque no tiene sentido, pero creo que sí va a funcionar.

Sí crecimos en servicio a domicilio, y aunque ya está la reapertura la gente quedó con lo del envíemelo. Quizá un 5% de los clientes es que pide servicio en mesa, en el caso de nosotros. La mayoría ha quedado a domicilio a pesar de la reapertura.

Como emprendedores ¿les costó adaptarse a estos cambios?

Quizá la primera semana nos bajó la venta un 40%, en ese momento les dije a las chicas: no voy a poder pagar lo mismo que estaba pagando antes, pero que a medida que nos volvamos a nivelar iban a volver a ganar lo mismo. Tuve que hacer ciertos cambios como modificar cosas para que los clientes no se pudieran sentar.

Hicimos un poco más de inversión porque todo el servicio es en desechable (platos, vasos y cubiertos), proveer mascarillas, al principio eran más caras. Empezamos a comprar el alcohol gel para los clientes. Fue un cambio en los que hubo que gastar más.

La gente que trabaja en su casa con el teléfono o la computadora no le queda chance de cocinar aunque esté en la casa. Yo empecé anunciar el servicio a domicilio, ya tenía un señor que me ayudaba, pero en la segunda semana de iniciado este servicio ya tuvimos que invertir en una moto y poner a alguien más en el reparto.

¿Cuál es la clave para mantener los negocios a flote durante esta pandemia?

En mi caso lo vi como una oportunidad de crecer y no de hundirnos porque si nos llenábamos de miedo y decíamos ‘Tienen razón aquí me voy a quedar’ quizá ya no estuviera y hubiera entregado el local porque imagínese todos esos meses sin poder pagar local, agua, luz teléfono y gastos de la casa. Para mí es adaptarse a los cambios, si me dicen hoy va hacer así, pues esa es mi realidad y en base a esa realidad tengo que trabajar.

¿Qué recomendación daría a otras mujeres que también son emprendedoras, pero que no tuvieron la misma suerte que usted y tuvieron que cerrar sus negocios?

Hay que reinventarse, reorganizarse y decir esta es la realidad y tengo que trabajar en base a la realidad que está. Si me toca quitar personal lo quito, pero no cierro. En los negocios no siempre va bien, pero si estamos aquí y no me queda para pagar local entonces hago comida y la llevo a domicilio, pero no decir que por eso que vino (la pandemia) todo se acabó.

La economía en todos lados dicen que va a quedar súper mal y que va a costar salir de esto, pero siempre hay clientes para todo. Yo paso por centros comerciales y los restaurantes están con gente. Hay clientes para todo tipo de producto, basta nada más a que uno se enfoque y diga a este cliente quiero llegar. Es obvio que la economía ha bajado, pero la gente siempre va a comprar comida, zapatos, etc. Uno tiene que ver a qué cliente es que quiere venderle y adaptarse a eso.

Antes de meterse de lleno a la venta de comida ¿a qué se dedicaba?

Toda mi vida he trabajado en ventas desde el 2000, trabajaba para una empresa transnacional y me iba muy bien gracias a Dios, pero decidí cambiarme porque me tocaba andar en colonias de alto riesgo y a raíz de un acontecimiento que me pasó en la colonia Altavista, cuando me robaron el carro a punta de pistola (fue en 2016), ya sentía miedo andar en la calle y decidí cambiarme a emprender con un negocio propio. Al principio fue difícil.

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