• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 16:01

Sucesos - Necesitan ayuda

“Vine con él caminando y me lo llevo en ataúd”, dice hondureño que desconectará a hijo de nueve años que fue herido por pandilleros en iglesia de Morazán

Luego de un año viviendo en los pasillos del hospital, la familia del menor recibirá sus restos para regresar en un ataúd al país del que salió caminando pero que no pudo regresar por unos delincuentes a quienes estos dicen ya perdonaron.

Niño hospitalizado
“Vine con él caminando y me lo llevo en ataúd”, dice hondureño que desconectará a hijo de nueve años que fue herido por pandilleros en iglesia de Morazán

Un pastor evangélico de Honduras se encuentra viviendo las peores horas de su vida al saber que su único hijo varón de 8 años de edad será desconectado luego de pasar más de un año en coma producto de una balacera entre pandilleros ocurrida una iglesia de Osicala, Morazán.

Con un semblante sereno, pero con muchas ganas de contar su testimonio para luchar contra la delincuencia, Gerson Herrera abordó en San Miguel un bus súper especial de la ruta 301 luego de llegar desde la frontera El Amatillo en La Unión.

El pastor se sentó al lado de un joven a quien con la excusa del clima le entabló una conversación que catalogó como un angustiante desahogo que necesitaba hacer ya que regresaba de realizar los trámites en la aduana para que el cadáver de su hijo pudiera pasar a su tierra natal.

Minutos después, el pastor le pidió permiso al cobrador de la unidad para predicar de la biblia y contarles a los más de 100 pasajeros que su hijo sería desconectado el próximo 6 de diciembre de 2018 a las 10:00 de la mañana.

“Vine con mi hijo caminando y ahora me lo llevo en un ataúd”, señaló el hombre quien caminaba en el pasillo del bus, que por momentos le servía de sostén para no caerse por las emociones externadas al recordar a detalle lo que le sucedió el 10 de noviembre de 2017.

Herrera quien también es conocido como “Pastor Juan Carlos” señaló que celebraba una boda en la iglesia Príncipe de Paz cuando fue interrumpido por seis jóvenes.

“Estando en pleno culto a las 9:00 de la noche, seis jóvenes ingresaron en el templo, uno de ellos estaba herido. Nosotros desconocíamos lo que sucedía. Tras ellos iban como 20 y esa noche se armó una balacera dentro del templo en el que se encontraban 150 hermanos”, relató el religioso.

El saldo que registró la Policía fue de dos asistentes a la boda muertos y varios heridos, entre ellos el hijo menor de Herrera y su compañera de vida, quienes fueron trasladados a un centro asistencial.

“Mi hijo de 8 años recibió un impacto que provocó que perdiera su ojo al instante y la mitad de su rostro. Quedando su bala incrustada en un área que se llama corteza motora”, señaló el hombre de pelo canoso a quien las lágrimas se le salen.

Un año viviendo en los pasillos del Bloom

Debido al delicado estado de salud, el menor fue trasladado al Hospital Nacional de Niños “Benjamín Bloom” en el que fue sometido a tres operaciones que poco ayudar a su mejora ya que “prácticamente hemos perdido la lucha. Porque nuestro hijo quedó en estado de coma”.

La fe y convicción de este pastor lo lleva a considerar que desde ese 10 de noviembre ha sido sometido a la prueba más grande de su vida en la que consideró ha aprendido a ser más humilde.

Incluso, el pastor se vio en la necesidad de vender su vivienda en Honduras para obtener un poco de solvencia económica que con el pasar de los meses se acabó.

“He vivido durante un año en los pasillos del hospital Bloom, ratos durmiendo y ratos no, evadiendo a los guardias, buscando donde colocar un cartón para que no me alejan de mi esposa que puede estar con mi hijo”, señaló Herrera.

Según relató, parte de su sobrevivencia es gracias a la ayuda de monjas de la iglesia católica que le regalan desayuno y cena. Además de otras personas que al conocer su caso se muestran solidarias con él y su esposa.

Conoció y perdonó a los asesinos de su hijo

Herrera no ha dejado de predicar el evangelio y esto lo ha llevado a conocer diferentes cárceles. Fue en una de estas visitas que el pastor reconoció a los asesinos de su hijo, a quienes dice ha perdonado.

“Es imposible que olvide esos rostros, me reuní con estos nueve jóvenes capturados en Gotera. Los abracé y les pedí perdón y que los perdonaba porque eso es lo que debo de hacer como pastor”, señaló.

Pese a la situación vivida, Herrera aseguró que el próximo jueves se va retirar del país sin ningún resentimiento, “he aprendido cuanto me ama Dios y he aprendido a ser humilde”.

Herrera y su compañera de vida esperan regresar junto a sus otras dos hijas  -de 14 y 16 años- y seguir trabajando en la iglesia tratando de honrar la memoria del menor de la familia.

Si usted desea ayudar a esta familia puede comunicarse con este medio para conocer las necesidades que estos tienen. Además, farmacias Brasil tiene en sus sucursales puntos de colecta para ayudarles.

Comentarios