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Sucesos - Madre de joven que se suicidó

“Me duele mucho mi hija; no sé cómo voy a vivir sin ella porque era para quien vivía”

Rocío, la joven que la semana pasada se quitó la vida lanzándose de un paso a desnivel en Antiguo Cuscatlán tenía una de las mentes más brillantes para las matemáticas y estuvo a punto de graduarse como abogada.

Arte para nota de Rocío
El servicio de velación y entierro de la joven se realizaron el pasado fin de semana.
“Me duele mucho mi hija; no sé cómo voy a vivir sin ella porque era para quien vivía”

Desde su nacimiento, Rocío llenó de alegría los corazones de sus padres; cuando vino a este mundo lo hizo de una forma muy peculiar, pues ni siquiera emitió llanto alguno como lo hacen otros bebés.

Su madre aún recuerda esos momentos. “Todos los bebés lloran (al nacer), pero nunca olvido que ella no lloró”, explica su progenitora durante una entrevista concedida a El Salvador Times.

La joven perdió la vida la tarde del jueves 31 de octubre, cuando saltó del paso a desnivel Naciones Unidades ubicado frente a la Escuela Militar “Capitán General Gerardo Barrios”, en Antiguo Cuscatlán, La Libertad.

A cinco días de ese trágico momento, sus familiares -aún consternados- recuerdan los mejores momentos que compartieron con ella; entre ellos, los de su niñez, la cual vivió por un tiempo en Costa Rica cuando en El Salvador miles de familias huían de la guerra.

“Era muy inteligente, tan chiquitita; nosotros teníamos que llevarla y traerla –al centro educativo–, pero ella se arriesgó una vez al cruzarse la calle de ese lugar y subir una cuesta hasta llegar a nuestra casa, ¿una niña de nivel preescolar? Seis años iba a cumplir mi niña”, fue uno de tantos momentos que han quedado en la mente de esta madre.

En ese país logró cursar, además de parvularia, primero y segundo grado. Desde pequeña su personalidad fue la de una niña calladita, pero muy valiente.

“Cuando la vi no la castigué y le dije hijita qué milagro”, dice su madre cuando iba en busca de ella; fue algo inesperado, pues hasta la sorprendió con una paletita que había elaborado durante las clases de manualidades.

De pequeña le gustaba jugar mucho a las doctoras con otras niñas, pero también tenía fascinación de platicar con los adultos. Era muy lista y ponía mucha atención a las conversaciones, y cuando se lo permitían daba su opinión.

“Le gustaba opinar; era muy lista, muy inteligente, ella era aventajada; o sea que sacaba muy buenas notas, de tal manera que en tercer ciclo –Ya en El Salvador–, la aceptaron sin mayores problemas porque llevaba excelentes notas”, dice su madre. El amor entre ellas era recíproco.

Una niña brillante

Por su dedicación y claridad de pensamiento, Rocío en su etapa de niña, fue seleccionada en Costa Rica para formar parte del coro “Niños de paz”; aunque tenía mucha habilidad para el aprendizaje no tenía oído musical, por lo que antes de una presentación debía de cantar unos instantes.

“En Costa Rica se le hizo un examen psicopedagógico y la clasificaron como una niña de mente brillante, tanto así que fue seleccionada para armar un coro de ´Niños de Paz´ con representantes de varios estados de EE.UU. y seleccionaron las (niñas) que estaban más capacitadas para realizarse en otro país y ella fue seleccionada, la más chiquitita, pero ella no tenía oído musical, tenía que cantar un poquito por falta de tonalidad, se veía bien graciosa cuando participaba”, recuerda la progenitora.

Además de ser una niña muy tranquila, sus maestros daban buena referencia a sus padres, pues en lo académico rendía muy bien.

En su etapa de adolescente, le gustaban mucho las ciencias y las matemáticas; el cálculo matemático se le facilitaba mucho, al igual que a su madre.

Estudió mercadeo en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas (UCA)”, pero por razones económicas no pudo continuar; por lo que fue a probar suerte a la Universidad de El Salvador (UES) donde, a pesar que logró cupo, debido al bachillerato que cursó no pudo optar a la carrera que ella anhelaba, leyes.

Eso no la desmotivó y se inscribió en la Universidad Tecnológica (UTEC), pero nuevamente hubo limitantes económicas; Rocío hizo un último intento y se inscribió en la Universidad Modular Abierta (UMA) donde estudió Ciencias Jurídicas, durante esa etapa hizo gestiones en centros judiciales para hacer prácticas, le fue mejor. 

“Solo le faltó inglés para graduarse como abogada”, comentó su madre. 

Ese día de la tragedia

La información preliminar que brindaron las autoridades es que se trataba de una joven sin identificar de entre 25 a 30 años, por lo que fue llevada al Instituto de Medicina Legal (IML).

Para cuando los medios de comunicación dieron la noticia de su muerte, los familiares descartaron –en un primer momento– que se tratara de ella porque la edad no coincidía con Rocío; no obstante, se llegó la noche y la joven no apareció.

Fue hasta que acudieron a las instalaciones de Medicina Legal cuando por medio de la ropa reconocieron que era ella.

“Salimos a buscarla y nada; fuimos a las iglesias porque le gustaba pasar en ellas, en los oratorios y en misas y no la hallamos”, recordó su progenitora.

Las razones que motivaron a la joven a quitarse la vida no fueron detalladas por las autoridades; pero se descartó mano criminal.

Las cámaras de vigilancia del sector se encontraban a una distancia que tampoco permitieron la intervención de las autoridades.

El pasado fin de semana, fueron velados y enterrados los restos de la joven; fue recordada con mucho cariño por sus parientes y amigos, incluso, compañeras de infancia.

“Me duele mucho mi hija y no sé cómo voy hacer para vivir sin ella, porque era por y para quien vivía”, reflexionaba su madrecita.

Uno de sus hermanos también dedicó un mensaje a Rocío: "Te amo... y te amaré en la eternidad".

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