Según expertos

Sociópatas, narcisistas e inspirados en las pandillas, así es el perfil sicológico de estas parejas que se convirtieron en feminicidas

Estos son los rostros de los seis hombres a quienes las autoridades atribuyen los feminicidios que han impactado al país.

Las victimas por feminicidios han aumentado con relación al año pasado. Hoy en día, quienes están asesinado a las mujeres son sus parejas sentimentales.

El asesinato brutal a las mujeres se ha vuelto una tendencia en los últimos meses, no es algo nuevo que se cometan estos crímenes, pero la barbarie con la que son realizados y que el victimario sea su pareja sentimental sí lo es.

Los casos de Lilian Méndez, una universitaria que estaba embarazada y fue estrangulada; la doctora Rosa Bonilla, quien murió tras una fuerte golpiza; Graciela Ramírez, apuñalada; Karla Turcios, estrangulada; Katheryn Carcamo, asfixiada con una almohada, y Jocelyn Abarca, decapitada y desmembrada, han impactado al país en los últimos meses. 

Todos estos casos tienen un aspecto en común: su asesino fue su compañero de vida, en la mayoría de los casos estos dependían económicamente de ellas. Mujeres que han sido brutalmente asesinadas a manos del hombre con el que en algún momento compartieron sueños, ideales y metas de vida.

Pese a compartir un techo y convivir a diario, estas mujeres nunca imaginaron que su vida terminaría en las manos de quien una vez las acobijó y las tomó en sus brazos como una muestra de su supuesto amor.

Pero, ¿qué hace que estos hombres se conviertan en asesinos de sus propias parejas? De acuerdo a expertos en psicología, esta es una situación que es consecuencia de una inmadurez emocional enmarcada en una celopatía que data desde mucho tiempo atrás de que se cometiera el asesinato a la pareja.

Esta inmadurez emocional queda evidenciada en los seis casos anteriormente mencionados, ya que cada uno de estos hombres había manifestado actitudes violentas en perjuicio de su pareja. Además, los celos irracionales incluso llegaron al grado de tratar de evitar que estas mujeres se relacionaran con sus amistades.

Así por ejemplo, el caso de Graciela Otero fue presuntamente asesinada de 56 puñaldas por Héctor Otero, su entonces prometio justamente por un ataque de celos, según señalaron las investigaciones. Un caso similar es el de Jocelyn Abarca, quien presuntamente fue asesinada por Ronald Urbina porque ella iba a dejarlo y él descubrió mensajes comprometedores enviados a otros hombres. 

Narcisistas y socióptas

Cada uno de estos asesinatos tienen sus peculiaridades que los hacen únicos. Sin embargo, existe una característica que encierra a todos estos hombres que han asesinados a compañera de vida: son narcisistas puros, señalan los expertos.

Según el terapeuta de pareja Francisco Martínez, los narcisistas puros son aquellas personas, tanto hombres como mujeres, egocéntricas que creen que nadie es superior a ellos en cualquier ámbito de la vida.

Este es el rasgo más predominante y constante que se ha mostrado en estos últimos casos de feminicidios. A esta característica se le suma una de vital importancia, los rasgos sociópatas de estos individuos.

Un hombre con rasgos sociópatas se niega a la posibilidad de perder a una persona, en este caso a su pareja, a la que ven como un objeto de su propiedad y no como un sujeto. Además, se caracteriza por no sentir culpa por lo que haya hecho.

En este caso, encaja perfectamente bien el caso de la periodista Karla Turcios, quien murió asfixiada por su compañero de vida Mario Huezo. Según las investigaciones la periodista sufría de violencia económica y al escuchar las declaraciones del imputado en ningún momento se nota su arrepentimiento. 

Los rasgos sociópatas se vuelven más peligrosos cuando son influenciados por los celos, algo que en la psicología es llamado celopatía pero que no es exclusivo de una relación de pareja.

En este hecho se enmarca es el feminicidio de la joven Jocelyn Abarca, quien fue desmembrada por Urbina, el hombre a quien ya había decido abandonar por los constantes maltratos y discusiones que sufrió durante los cinco años que vivieron juntos, según lo ha dicho la Fiscalía General de la República (FGR). 

“Todos estos casos vienen de relaciones profundamente turbias, disfuncionales y en ninguno de estos había amor (de ninguno de los dos), lejos de esto se había convertido en una especie de competencia para ver quien aguantaba más”, afirmó el terapeuta de pareja.

Tal es el caso de la relación que tuvo Katherine Carcamo con su esposo Bryan Arévalo, quien la habría asesinado con una almohada, mientras la hija de siete años de ella se encontraba durmiendo en la habitación de la par. Según el relato de la menor, el crimen ocurrió luego de que la pareja tuviera una acalorada discusión. La FGR sostiene que hay antecedentes de violencia intrafamiliar en esta relación. 

Influencia de pandillas

Las pandillas podrían ser un factor influyente en estos crímenes que terminaron con el asesinato de estas mujeres que habían sostenido durante mucho tiempo una relación de pareja disfuncional.

De acuerdo a especialistas en la materia, podría existir una “macabra inspiración” por parte de los denominados “carniceros” dentro de una estructura criminal, quienes se caracterizan por asesinar con lujo de barbarie a sus víctimas, algo que la psicología clasifica como sociópatas puros.

Según expertos, cada uno de estos hombres inició con una competencia inconsciente, en la cual trataban de superar el nivel de barbarie con el que se cometía el crimen, esto explicado en la teoría forense de la psicología.  

Es así como estos hombres con rasgos sociópatas planificaron un crimen que intentaron cubrir tomando, inconscientemente, como referencia el feminicidio anterior que ya se había conocido. Es decir, que cada uno de los supuestos feminicidas tomó en cuenta el crimen anterior para cometer su delito. 

Sin embargo, siempre hay un detalle que hace que las autoridades den con el asesino, y pues en todos los casos la investigación fiscal ha señalado al compañero de vida de las mujeres asesinadas. 

Incluso, los sujetos, en su afán de ocultar el crimen, buscan imitar los homicidios de las pandillas, en aras de salir bien librados del hecho. Tal es el caso de Huezo, quien mostró una supuesta nota de amenaza en contra del padre de Karla Turcios. Sin embargo, las mismas autoridades dijeron que no se trataba de una nota común. 

De igual forma, la barbarie con la que fue mutilada, desmembrada y decapitada Jocelyn Abarca, solo había sido visto en manos de pandilleros. 

Trastorno límite

Según, los especialistas, los crímenes cometidos en contra de estas mujeres se dan bajo un estado psicológico en el que los hombres viven sus emociones al máximo ignorando las reglas socialmente establecidas, provocando que no sientan ningún tipo de culpa por sus actos. En este caso, esto es denominado como el trastorno al límite.

El caso de la doctora Bonilla es un claro ejemplo de esto, todo inició con una discusión que culminó en una golpiza que le provocó la muerte. La imposibilidad de autocontrol de las emociones es lo que descontroló al individuo, quien estaba cegado por la furia del momento

Lo mismo sucedió con Lilian Méndez, la joven que al no acceder a las peticiones de su pareja de querer abortar decidió estrangularla y tirar su cuerpo en un barranco en Comalapa.

Ante estos crímenes con patrones similares el jefe del ministerio público, Douglas Meléndez, ha reiterado en varias ocasiones su petición a las autoridades de justicia para que estos sujetos sean traslados al penal de Máxima Seguridad de Zacatecoluca, conocido como “Zacatraz”, mientras tanto muchas mujeres salvadoreñas están siendo asesinadas.

En lo que va del año son 225 mujeres que han sido asesinadas cifra que aumentó con relación al 2017 en donde se contabilizaban 202 asesinatos.