Un sujeto que violó y dejó embarazada a su hijastra se vio obligado a reconocer la paternidad del recién nacido y a casarse con la joven para evitar ir a prisión.

Juanita (cuyo verdadero nombre ha sido cambiado por seguridad), llevaba una vida aparentemente normal con su familia, salvo por el hecho que su madre guardaba silencio sobre los abusos sexuales que sufría a manos de su padrastro.

Incluso cuando Juanita se animó a revelarle a su madre lo que estaba ocurriendo, esta continuó siendo cómplice de su pareja y pese a saber lo que en realidad ocurría en su hogar no se opuso a responsabilizar a su otro hijo ante las autoridades.

Fue así como Mario, el hermano de Juanita, fue llevado ante la justicia donde se le acusó de no usar protección para sostener un encuentro sexual con su hermana de 13 años.

La madre de Juanita también fue sometida al proceso legal en el que el juez ordenó que se realizara la prueba de ADN para determinar las responsabilidades penales a las que se enfrentaría el hermano.

Pasado nueve meses y con Juanita a punto de cumplir 14 años, la menor libró la batalla de su vida ya que su cuerpo no estaba preparado para dar a luz y entró en un coma del que le llevó varias semanas recuperarse.

Cuando su bebé nació, la joven se casó con su padrastro bajo el consentimiento de su propia madre. Esa fue la forma como lograron evadir a la justicia, ante la posibilidad de una denuncia por violación.

Tras referirse a este hecho, la directora del Instituto Salvadoreño de la Mujer (ISDEMU), Yanira Argueta, hizo énfasis en lo vulnerable que son las leyes del país para que los violadores puedan burlar la justicia.

El caso anteriormente descrito es uno de 69 casos reportados de niñas y adolescentes  entre los 10 y 17 años que quedan embarazadas y de las cuales un 55% viven en unión libre. De solo el 7.1% han contraído matrimonio.

Según Argueta, en virtud de la "interrupción temprana" del proceso educativo, el promedio de escolaridad de las niñas es de apenas 5.7 años y, debido a las condiciones de pobreza, algunas de ellas buscan trabajo, aunque 7 de cada 10 son inactivas.

En la mayoría de los casos, la investigación determinó que el agresor de las niñas es un miembro de su familia, principalmente padres, padrastros, tíos y primos.

Otro de los hallazgos fue que solo 3 de cada 10 de las niñas y adolescentes interrogadas expresaron haber usado algún tipo de método anticonceptivo durante su primer encuentro sexual, quedando altamente expuestas a la posibilidad de un embarazo no planificado. 

La ministra de Salud, Violeta Menjívar, declaró en rueda de prensa que en 2015, de un total de 83,478 partos que hubo en el país, 25,132 correspondieron a adolescentes (1,445 de ellas niñas de entre 10 y 14 años).

Menjívar lamentó que en 2015 nueve niñas fallecieron por embarazo. En lo que va de año se han reportado cuatro casos; la mitad fueron suicidios.