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Sucesos

El vía crucis de Fabiola para encontrar a su esposo, un empresario de Santa Tecla que lleva días desaparecido

Mensajes nostálgicos y canciones con mensajes de despedida por el celular fueron los últimos rastros que un empresario tecleño dejó horas antes de desaparecer de su casa en la madrugada.

camioneta de desaparecido
Este es el vehículo de la víctima que apareció en Ahuachapán/ Foto cortesía
El vía crucis de Fabiola para encontrar a su esposo, un empresario de Santa Tecla que lleva días desaparecido

Era la 1 de la mañana del miércoles pasado cuando Fabiola despertó para ir al baño. Sin embargo, algo extraño sucedía: su esposo no estaba a su lado. 

Salió de la habitación y revisó la cochera, pero no lo encontró ni a él ni a su camioneta BMW X5. Edwin Rodolfo Flores Pérez, de 57 años, no estaba en ningún rincón de la casa y no había rastro de él.

Sin embargo, un pensamiento la tranquilizó. Edwin había comenzado a abandonar el cigarrillo: "Pensé que andaba comprando cigarros, ya que desde hace un mes había reducido el número de cigarros y solo se fumaba uno por la noche", explicó Fabiola de Flores su esposa.

Sin embargo, el tiempo transcurría y Edwin no respondía el celular a las insistentes llamadas de su mujer. La mandaba al buzón.

A Fabiola la sobrecogió un sentido de desesperación y comenzó a llamar a los amigos y conocidos. Nadie le dio información de él. Nadie lo vio y nadie habló con él.

Las horas pasaron y nada pasó. No había duda. Edwin había desaparecido extrañamente y Fabiola tenía que enfrentarse a eso. 

"Me angustié. Le hablé a uno de los abogados de nuestras empresas para comentarle lo ocurrido y él me ayudó a calmarme; me dijo qué podía hacer", narró la esposa.

Cuando clareó, pidió a unos parientes que cuidaran de sus hijos, mientras ella se movilizaba a buscarlo. 

El primer sobresalto no tardó en llegar. Uno de los abogados le informó sobre un hombre tendido en plena calle, muerto, en Santa Tecla.

Fabiola salió en ruta. Llegó a la escena del crimen en el bulevar Monseñor Romero; faltaba poco para el medio día del jueves. Acompañada de familiares y algunos empleados se preparó para lo peor. 

Se dirigió a un policía. Le contó su historia, le dio los datos generales de Edwin y le mostró una fotografía en papel que le cabía en la palma de su mano.

Necesita saber si el hombre que estaba muerto era su esposo. El policía la escuchó, vio la foto y se encaminó hacia el cuerpo.

Unos hechos que hacen confuso el caso
El día antes de su desaparición, Fabiola había estado chateando con Edwin y se conmovió cuando recibió mensajes que ahora descifra como presagios de una despedida.

Me mandó fotos antiguas y me dijo: 'Primero Dios, pudiéramos acordarnos de esos momentos especiales", recuerda la mujer.

Ese mismo día, Edwin también le dedicó algunas canciones especiales. "La última que me mandó es una que dice: 'te quise, te quiero y te querré'; he revisado la letra de esa canción y tiene un mensaje como de despedida; pero no sé si eso tiene algo que ver", dice Fabiola como queriendo encontrar alguna pista que calme su dolor.

Horas antes de desaparecer, a eso de las 5:30 de la tarde, el esposo de Fabiola llegó a casa y toda la familia vio junta una película, luego el hombre se fue a la cama. Esa fue la última vez que lo vieron.

Una llamada del 911
Una llamada desconcertó a Fabiola mientras esperaba el regreso del policía en la escena del crimen. Habían encontrado la camioneta. Agentes del sistema de emergencia 911 de Ahuachapán le daban esa noticia. 

El Salvador Times confirmó que la camioneta BMW modelo X5 año 2010, placas P- 728-159 estaba abandonada en el kilómetro 99 de la carretera Panamericana a la altura de la entrada a Ahuachapán.

El policía volvió donde Fabiola. Con la ayuda de sus compañeros, el agente determinó que el cadáver que procesaban no era el de Edwin. Era imposible. La edad no correspondía.

Antecedentes
El pasado 1 de marzo, uno de los vehículos de la familia Flores fue ametrallado; pero las investigaciones del caso no descubrieron nada, concluyendo que no era un ataque dirigido a ellos.

"Él nunca me dijo que recibió amenazas, tampoco que lo siguieran o que le debiera dinero a alguien, porque esos son problemas que tenía la confianza de contarme", explicó la mujer, aunque recordó que enfrentaban un proceso judicial por el delito de estafa.

Luego de ese incidente, la rutina del hombre era la misma, no cambió: salía a las 7:15 de la mañana a trabajar y regresaba al final de la tarde, hasta el día de su misteriosa desaparición.

En El Salvador, en 2016, se reportaron 3 mil 859 desaparecidos, principalmente, por el accionar de las pandillas, reveló en marzo pasado el fiscal general, Douglas Meléndez, a los diputados de la comisión de Seguridad de la Asamblea Legislativa.

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