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Sucesos

Padres de familia se resisten a demandar a mujeres que abandonan a sus hijos

El 15% de las solicitudes de cuotas de manutención para menores de edad son puestas por hombres.

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Las cuotas de manutención se pueden fijar en no menos de 63 días
Padres de familia se resisten a demandar a mujeres que abandonan a sus hijos

“Los hijos son responsabilidad del hombre y de la mujer, pero si ella no los quiere cuidar, al menos debería ayudar con la comida y los gastos de la escuela”, es el argumento de un hombre quien interpuso una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR) en contra de su expareja para que le pase una cuota alimenticia a favor de sus hijos, luego que ella los abandonara.

La historia de Carlos González, cuyo nombre ha sido alterado para este artículo, es una de las pocas que se conocen sobre las demandas que los hombres hacen ante las autoridades para solicitar una ayuda económica para los hijos que han quedado a su cargo y han sido abandonados por sus madres.

Según datos de la PGR, entre enero y abril de este año han recibido un total de 3,085 solicitudes de cuotas alimenticias, de las cuales el 15% fueron interpuestas por hombres, es decir 462, mientras que en el mismo período del año pasado el porcentaje de denuncias de este tipo fue de 14%.

González acudió desde el pasado mes de febrero a una Procuraduría auxiliar de la zona paracentral para solicitar una cuota alimenticia para la manutención no solo de la hija de 9 años que procreó con su mujer, sino también para el adolescente de 14 que tiene a su cargo y que solo es hijo de ella.

El hombre contó que durante ocho años estuvo acompañado con la madre de sus hijos, con quien procrearon una niña y la familia se conformó de cuatro integrantes. “Cuando empezamos la relación ella era bien tranquila y cuidaba a los niños, pero una vez empezó a trabajar ya no quiso hacer nada, salía con sus amigos y ya no quiso atender a la casa”, reprochó.

La relación de pareja se estaba desgastando y todo se vino abajo el día que él comprobó la infidelidad. “Hace como un año yo venía de trabajar y vi que un hombre la dejó cerca de la casa y cuando le pregunté qué pasaba, me dijo que estaba con él y yo ya no quise nada”, narró.

Una noche de principios del 2015, la mujer esperó que todos se durmieran y se marchó sin hacer ruido. “Cuando yo me desperté vi que no estaba su ropa y supe que se había ido porque ya días me venía diciendo que se iba a ir porque ella era un estorbo en la casa”, comentó.

Desde entonces Carlos se hizo cargo de los menores y empezó a trabajar más horas en un taller automotriz para poder darles el alimento a los niños.

Con el paso del tiempo, el hombre se dio cuenta que los pandilleros que acechan la zona se le acercaban cada vez más al adolescente. “El cipote es tranquilo y no se mete con nadie, pero dice que cuando sale a comprar o viene de la escuela los mareros le dicen que se quede con ellos”, dijo con preocupación.

Debido a esa angustia, el hombre empezó a rechazar los trabajos que le llegaban después de las 4:00 de la tarde para poder llegar temprano a casa; sin embargo, eso significó que la familia recibiera menos ingresos.

“Yo no quería pedirle nada, pero ella está trabajando y les puede ayudar, si no quiere estar pendiente de ellos que les ayude de la forma que pueda”, razonó.

El caso está en desarrollo en la Procuraduría, y González espera llegar a un acuerdo con su pareja en la etapa administrativa; no obstante dice estar dispuesto a llegar a los tribunales si no se resuelve a favor de los adolescentes.

Yo no quería pedirle nada, pero ella está trabajando y les puede ayudar, si no quiere estar pendiente de ellos que les ayude de la forma que pueda al menos.

González es uno de los pocos hombres que han denunciado este tipo de situaciones; sin embargo, la coordinadora nacional de la Unidad de la Familia y el Menor, Emilia Portal, dice que hay que cambiar el aspecto cultural para que también los hombres se atrevan a demandar.

“Tenemos que romper las barreras mentales que impiden a los hombres a acercarse porque les da pena, algunos no van porque piensan que les van a hacer burla o en otros casos que se inventan excusas como que no los atienden”, manifestó Portal

El procedimiento a seguir

De acuerdo a la PGR los casos pueden ser resueltos por dos vías, una que es en la administración de la institución que dura un plazo mínimo de 63 días; si las partes no llegan a un acuerdo, el caso pasa a los tribunales donde el plazo se puede extender a los tiempos disponibles del juzgado.

Para fijar una cuota alimenticia, la institución realiza un estudio socio-económico en el que se considera en primer lugar las necesidades del que demanda y luego las capacidades del demandado.

“Nosotros investigamos sus ingresos, por ejemplo si es empresario se corrobora en el ministerio de Hacienda, si tiene cuentas bancarias; por otra parte se verifica su estilo de vida, si tiene buen carro, si tiene buena casa o su salario”, explicó Portal, así se fijará la cuota.

Finalmente, la institución investiga si el demandado o demandada tiene otros hijos, si tiene padres mayores de edad, para comprobar los gastos que tiene con otras personas que están bajo su cargo y no dejarlos en el desamparo.

Según Portal la institución busca además de establecer una cuota alimenticia, propiciar o mejorar una relación afectiva entre los padres. “En la PGR también trabajamos el fortalecimiento de la relación filial entre padres e hijos y para ello impartimos charlas. En ese sentido hemos tenido una apertura grande y muchos padres están viniendo a escuchar algunos consejos y hemos logrado que algunos se acerquen a sus hijos”, explicó.

Pese a que la solicitud de cuotas alimenticias es un servicio muy demandado, solo se brinda en siete procuradurías del país, lo que atrasa los procedimientos. “Tenemos que expandir este procedimiento porque que la fijación de cuotas sea más expedita y llegue a los menores en el menor tiempo posible”, explicó Portal.

En el caso de Carlos, este espera de la PGR una resolución a favor de su hija biológica y del hijo de su exmujer y que esta le ayude con lo mínimo para que los jóvenes puedan continuar con los estudios; mientras, deberá redoblar los esfuerzos en el taller donde trabaja para poder sacar adelante a su familia.

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