Sobre la muerte de presunto pandillero

Pastor Vega: “William no era una rata, era un trabajador que dejó en la orfandad a dos niños”

William Amaya fue encontrado muerto, atado de manos con una advertencia que fue asesinado "por rata".

El pastor general de la iglesia Elim salió en defensa de un presunto pandillero asesinado el pasado lunes 19 a quien dieron cuatro tiros y dejaron un rótulo "una rata menos, atentamente grupo de exterminio"

El pastor general de la iglesia Elim, Mario Vega, salió en defensa de un presunto pandillero asesinado el pasado 19 de diciembre en la colonia Las Flores, de Soyapango, sobre cuyo cuerpo sus verdugos dejaron una advertencia: “una rata menos, atentamente grupo de exterminio”.

Según Vega, quien también forma parte del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, William Amaya, el sujeto abatido a tiros, no era miembro de pandillas, sino un trabajador que dejó en la orfandad a dos niños, uno de 6 y otro de 3 años.

“William no era una rata, tampoco era un miembro de pandillas. Era un joven trabajador de 26 años que deja en la orfandad a sus dos hijos. Ese fue el regalo de fin de año que sus niños recibieron de parte de una sociedad excluyente e irreflexiva”, dijo Navas, al referirse a la muerte que recibió el hombre.

El religioso además reprochó que la sociedad salvadoreña “que se dice cristiana, no asimila la posibilidad de que una persona tenga una segunda oportunidad”, dijo.

Amaya, sin embargo, portaba alrededor del cuello tatuajes alusivos a una pandilla, herencia de una época en la que efectivamente vivió del delito, tal como reconoce el pastor Vega. Su aspecto y sus códigos de comunicación seguían siendo los de un pandillero, pese a que en 2011 renunció a la estructura delincuencial.

Vega justifica que su defendido, quien nació y se crio en una comunidad marginal de la capital, se involucró en la pandilla porque “ahí vio la manera de alcanzar significado social, la oportunidad de ser”, escribió en el blog de la iglesia.

Pero Amaya vivió un proceso espiritual y abandonó la mara con el visto bueno de sus jefes que le dieron de baja, según el religioso.

El joven siguió viviendo en la comunidad marginal, marcado además de los tatuajes, por un pasado con antecedentes penales, aunque se convirtió en asiduo a los cultos de la iglesia, donde además le ayudaron a que grabara un disco de rap “De las tinieblas a la luz”, ya que tenía habilidades para el canto.

En 2014 estuvo preso “por su apariencia”, asegura Vega, pero la iglesia le puso un abogado para defenderlo y salió libre. Luego se empleó en una empresa privada donde le abrieron las puertas como un “rehabilitado”.

El pasado lunes 19, William Ernesto Amaya Valladares, salió a las 5 de la mañana de su casa pero ya no se supo más, hasta que se reportó que un hombre había sido encontrado muerto, atado de manos y con cuatro tiros, además que los hechores dejaron una nota que decía “una rata menos, atentamente grupo de exterminio”.