Artista circense: "El circo es un buen ambiente para criar a los hijos"

Payaso Dobladito Kaponi/ El Salvador Times

El payasito "Dobladito Kaponi" narra cómo es la vida dentro de un circo

Bajo las gruesas carpas del circo Las Vegas, ubicado en el campo de la Feria de esta capital, ríe y transmite su alegría la familia Villatoro, compuesta por José Luis Villatoro; su esposa, que es bailarina; una niña de 12 años, que es contorsionista; un niño de 9, que es payasito; y un bebé de 9 meses “que será el payaso ‘agú-agú’”, pues son sus únicas palabras, dice con humor José Luis.

Villatoro es un hondureño conocido como el payaso “Dobladito Kaponi” que se ha dedicado al circo toda su vida y ahí mismo, dentro de las carpas conoció a su esposa.

Para muchos, el estilo de vida de los circos nómadas no es el apropiado para consolidar una familia ya que por andar errantes, los hijos no tienen estabilidad para desarrollar sus estudios ni mantienen relaciones sociales con un grupo fijo de vecinos.

No obstante, Villatoro sostiene que él es un testimonio de que una familia se sostiene con amor y que el circo es un buen ambiente para criar a los hijos.

“Nosotros vivimos como cualquier familia, de hecho creo que los niños del circo son los más felices del mundo porque pasan todo el tiempo junto a sus padres, algo que no siempre se encuentra en otras familias”, expresa José Luis.

El espectáculo

Cada tarde, Villatoro se ubica a la entrada del circo, y su rutina consiste en hacer bromas y “piropear” a la gente para que entren a las funciones ofrecidas por 25 artistas circenses.

Cuando las gradas están ocupadas, “Dobladito Kaponi” inicia la función pero antes los artistas han hecho ejercicios de calentamiento ya que muchos números requieren agilidad física para ejecutarse.

Las luces se encienden acompañadas de una estridente música y alerta a los asistentes que la función va a comenzar. Seis mujeres salen al escenario a mostrar sus figuras al compás de la tonada captando la atención de los asistentes.

Entre esas mujeres se encuentra Lady Martínez, la compañera de vida de Villatoro quien se metió a la vida del espectáculo al enamorarse de su esposo.

“Ella me siguió. Ella dice que yo llegué y me la robé pero la verdad es que ella me siguió a la siguiente plaza con una maletita azul” cuenta con una sonrisa Villatoro.

Él y su familia tienen problemas como todas las familias, dice; sin embargo, ocultarlos se vuelve más difícil cuando su trabajo es divertir a los demás, asegura.

“A veces discutimos, como cualquier familia, pero la función que hacemos cada día, nos da la oportunidad de reconciliarnos constantemente”, reflexiona.

Para el cómico, la presentación es un momento que une a todos los integrantes del circo pues el trabajar en equipo y recibir el aplauso hace que los problemas que suscitaron por la mañana queden olvidados.

Desde los 17 años

El payasito “Dobladito Kaponi” entró al circo a los 17 años, aún en contra de su mamá quien lo fue a buscar al circo incluso con la policía para hacerlo desistir.

“Recuerdo que mi mamá me fue a traer al circo con la policía como si fuera una quinceañera, pero yo quería ser útil y era el circo o era andar vagando en las calles o haciendo otras cosas peores, eso tuve que explicarle a mi mamá”, recuerda Villatoro.

Su madre se dio por vencida y dejó de tener contacto con él durante 18 años.

“Este año, 2016, volví a ver a mi mamá; ella me buscó y por fin conoció a mis hijos; me emocionó mucho que ella me aplaudiera y riera a la hora de mi presentación y la de los niños”, comentó el payaso.

Villatoro recuerda que su infancia estuvo marcada de limitantes, debido a que su padre lo abandonó junto a sus otros cuatro hermanos y la única que trabajaba era su madre y él.

“En mi infancia yo sufrí bastante porque me tocó trabajar desde los siete años ayudando a vender verduras a mi mamá. Madrugaba para ordenarle la venta y luego me iba a la escuela y regresaba corriendo para seguir ayudando”, recuerda.

Durante su infancia, lo que menos tenía era tiempo para jugar con sus vecinos como lo hacían otros niños; sin embargo, “la vida me ha dado una oportunidad para divertirme en el circo y jugar ahora con mis hijos a quienes cuidaré hasta que las fuerzas me lo permitan”, expresa convencido.