• Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 13:35

Sucesos - Especial terremoto 10 de octubre de 1986

Rescatista del terremoto del ’86: “Muchos velaron en la calle a sus familiares”

José Ernesto Ramos, un socorrista de Comandos de Salvamento, relató a El Salvador Times los difíciles momentos que tuvo que pasar por causa de la devastación dejada por el terremoto de 1986.

 

 

Foto Don Ramos
En la imagen, Luis Ramos es acompañado por franceses durante los trabajos realizados en la colonia Santa Marta. Foto cortesía Comandos de Salvamento.
Rescatista del terremoto del ’86: “Muchos velaron en la calle a sus familiares”

Un día como hoy, pero hace 33 años, los salvadoreños vivieron momentos de dolor, angustia, desesperación y de incertidumbre cuando un sismo de magnitud 5.7 causó destrucción y muerte en capital.

Eran las 11:55 de la mañana cuando el centro y sur de San Salvador fueron sacudidos por un terremoto que derribó casas e importantes edificios que causaron la muerte de muchas de personas.

Fueron instantes muy duros que pusieron de rodillas a los salvadoreños, muchos para llorar a sus familiares que perdieron la vida y otros para elevar plegarias a Dios para que dejara de temblar.

Y así como hubo víctimas también surgieron héroes que tuvieron que dejar a sus familias para ayudar a quienes más lo necesitaban en esos momentos de luto y destrucción.

Uno de esos héroes fue José Ernesto Ramos Sibrián, un socorrista de Comandos de Salvamento que ese día fue enviado, junto con un equipo de 10 personas, a la colonia Santa Marta, al sur de la capital, para auxiliar a víctimas y participar de las labores para recuperar los cuerpos de quienes perdieron la vida.

Como parte de esos tristes momentos que marcaron a una generación de salvadoreños, El Salvador Times conversó con este valiente rescatista, que a sus 68 años mantiene en su memoria todo el trabajo que realizó con su equipo en beneficio de la población aún a costa de sus vidas.

Señor Ramos, ¿cómo vivieron ese 10 de octubre de 1986?

Eran las 3:00 de la tarde cuando me desplazaron a ese lugar con un grupo de Comandos para auxiliar a sobrevivientes de un deslave en la colonia Santa Marta donde había una comunidad de 10 a 15 familias que tenían sus viviendas a la orilla de una quebrada donde hubo un deslave y perecieron de 13 a 15 personas.

Desde el momento en que entramos al lugar vimos el desastre y comenzamos a trabajar para tratar de recuperar los cuerpos. Fue algo sorprendente porque en ese momento todo mundo estaba confundido queriendo ver a sus familiares que estaban soterrados.

¿Qué le comentaban los pobladores?

Nos guiamos por las personas que sobrevivieron en ese lugar, quienes nos dieron un croquis de la colonia de cómo era antes de la devastación, las casas estaban en el suelo, había personas soterradas. Con el grupo en el que estábamos recuperando cuerpos casi quedamos soterrados porque era una profundidad de dos a tres metros y como llovía y continuaban las réplicas, casi nos cae una parte de la tierra que habíamos cavado, casi nos deja sepultados.

Gracias a Dios la pericia nos llevó a salvarnos y continuar la labor durante un período de 15 días.

¿Desde las 3:00 de la tarde que llegaron ya no se movieron del lugar?

Por ratitos salíamos a tomar agua y cuando íbamos sacando un cadáver la alcaldía se encargaba de llevar el ataúd, muchos en la calle velaron a sus familiares.

¿Qué les decían los familiares cuando se enteraban de que el cuerpo de su pariente era el que ustedes habían recuperado?

Nosotros nos enfocábamos en entregar los cuerpos a los familiares y de una vez nos daban las gracias por el trabajo que hacíamos. El último caso tuvimos que bajar de 10 a 15 metros en esa quebrada para encontrar el cadáver, fue el de una señora. Su esposo trabajó junto con nosotros día y noche hasta que logramos extraerlo, fue sepultada por una gran roca que entre varias personas tuvimos que mover, no fue nada fácil.

Fue algo tan dramático ver aquellos cuadros de las personas, en ver cómo murieron. Tuvimos ayuda de varias partes del mundo para buscar más cadáveres, pero fue imposible, trajeron hasta perros y venían personas expertas de otros países para ayudarnos

Entiendo que en la zona donde ustedes estaban llegó una comitiva de franceses.

Sí, vinieron hasta con perros, no funciono mucho; pero nos ayudó porque las herramientas que traían nos permitieron llegar hasta donde estaban las personas que fallecieron.

Cuando ellos se abocaron a mí para pedirme información los guiamos de la mejor manera, creo que para nosotros fue de gran ayuda porque tuvimos una respuesta buena porque ellos tienen sus técnicas que emplearon para poder llegar más luego y encontrar los cadáveres.

Ustedes se mantuvieron en el lugar 15 días ¿tuvieron oportunidad de ir a su casa con sus familias?

Solo veníamos a la base algunas veces a dar información, de ahí regresábamos; en dos o tres ocasiones porque regresábamos a terminar el trabajo de sacar a todas la víctimas.

¿Qué pasó con su familia?

Solo por teléfono les comunicábamos la situación de cada uno.

¿En algún momento sintió que mejor debía estar con sus seres queridos?

En cierto momento uno se despoja de ese amor a la familia por dar amor a las personas que están sufriendo la necesidad de obtener lo más pronto posible el cuerpo de aquella persona que han perdido. Las velas que ahí las realizaron en la calle, pasamos varios días sin luz y agua. Llegaban pipas y por las noches con candelas nos alumbrábamos, después continuábamos.

Prácticamente de encargado estaba yo al mando de todo el grupo de compañeros con los que trabajamos juntos para cumplir la misión que se nos había encomendado. El grupo era de 10 comandos que estaban trabajando duro con pala y piocha día y noche

Dadas las condiciones susceptibilidad del terreno y las réplicas, ¿en algún momento pensaron que podían morir?

Eso fue uno de los temores que sentimos con todos mis compañeros cuando estábamos trabajando. Recuerdo que cuando casi habíamos descubierto un cadáver comenzó a llover y no sé cómo, pero les dije a mis compañeros que saliéramos un momento y cuando lo hicimos se desplomó un promontorio de tierra que nos hubiera soterrado. Tal vez no hubiéramos perecido, pero sí nos hubiera golpeado. Gracias a Dios pudimos salir adelante porque tuvimos que seguir descubriendo el cadáver que habíamos encontrado en ese momento.

¿Cómo se preparó para atender este tipo de emergencias?

La trayectoria de Comandos tiene desde un principio la preparación, y yo tuve la oportunidad de recibir una capacitación en Guatemala dos años antes de este terremoto y fue allá donde nos prepararon para este tipo de eventos porque acá no habíamos experimentado una situación como esa. Lo aprendido allá lo venimos a poner en práctica en la emergencia acá.

Cuando se nos vino este momento difícil para el país hubo una respuesta positiva.

En esa ocasión, ¿alguien de su familia sufrió alguna afectación?

Gracias a Dios lo primero que hice cuando me desplacé de mi trabajo fue ir por mis hijos que estaban en el colegio, luego los llevé al lugar donde vivo y quedaron protegidos por su madre. Yo confiado en Dios y en ella que los iba a cuidar. Tuve que desprenderme de ellos para ir a trabajar.

¿Se imaginó la magnitud del desastre ocasionado por el terremoto?

Vimos desplomado el Gran Hotel San Salvador y edificios rajados como uno que estaba por Catedral que se llamaba Goldtree Liebes y el edificio Rubén Darío. Vimos que todo era humo, todo estaba hundido.

¿Dónde estaba cuando tembló?

Estaba laborando en el servicio de aduanas, ahí trabajaba como oficial de primera clase en la aduana terrestre de San Bartolo (Ilopango). Nos despacharon, cerraron todo. Yo acostumbraba a salir a correr en mi rato de descanso, iba hacer ejercicio; pero cerraron porque era una emergencia nacional. Alcancé a ver el cerro de San Jacinto que solo era humareda.

Buena parte de San Salvador se veía como que estaba en llamas, todo se miraba como humeando. Me retiré y me desplacé a los colegios donde tenían estudiando a mis hijos (de 6, 8, y 10 años).

¿Qué se le viene a la mente cuando pasa por la zona donde hace 33 años vivió esta experiencia?

Solo cuando nos abocamos por primera vez, cuando vimos la calamidad en que esa pobre gente había quedado, sus hogares y casas destruidas, sus pertencias soterradas.

Recuerdo que hubo una persona que perdió a su mamá, esposa y tres hijos; solo él se salvó porque estaba en el trabajo, y cuando le avisaron se abocó a mí y lo acompañamos junto con mis compañeros en la vela de sus cinco parientes, en ese momento no había más familia para él que nosotros.

La alcaldía le brindó los servicios que necesitaba, me contó que solo recuperó una radiograbadora, eso era to lo que poseía, había quedado en la calle. Son tristes y lamentables las situaciones que pasan por la naturaleza.

Ante este tipo de eventos ¿cuál sería el mensaje que pudiera compartir con la nueva generación de Comandos de Salvamento?

Darles una instrucción disciplinada para que puedan afrontar con seriedad los problemas que enfrenta el país en situaciones de emergencias, porque entre más preparado esté el personal para esa clase de emergencias mejor podría resultar para las instituciones que se les ha encomendado la misión de salvar vidas y ayudar a los que más lo necesitan.Don Ramos 2

Don Ramos, como de cariño le llaman sus compañeros, es una de las personalidades más importantes que tiene la institución de socorro.

Su espíritu de servicio lo llevó a incorporarse a los Comandos en 1966, siendo así que es uno de los integrantes con mayor antigüedad que forma parte de la primera generación de la institución cuando era conocida como Asociación de Comandos de Guardavidas Independientes de El Salvador.

Su entrega durante más de 50 años en la institución se ha traducido en vidas salvadas, y en otros casos como ocurrió ese diez de octubre de 1986 cuando gracias a su trabajo muchos salvadoreños pudieron dar cristina sepultura a sus seres queridos.

“El principio fundamental de Comandos de Salvamento es ayudar a nuestros semejantes en todo momento”, fue como concluyó la entrevista con este medio.

Comentarios