María Mancía es una salvadoreña que su vida en los últimos 21 años estuvo marcada por una tragedia, al haber sido secuestrado su hijo por su mismo padre en 1995, cuando apenas tenía 18 meses de edad.

El joven fue encontrado en Puebla, México, y el jueves de esta semana logró reencontrarse con su madre, quien nunca perdió la esperanza de volver a abrazarlo.

Mancía vive desde algunos años en Riverside, Los Ángeles, EE.UU, y desde ahí viajó a San Bernardino donde lo esperaba su hijo Steve Hernández, secuestrado por su padre Valentín Hernández en 1995 en Rancho Cucamonga, California.

La información que la mujer proporcionó a las autoridades fue casi nula, apenas una fotografía del pequeño Steve que había enviado a su familia en El Salvador. El resto de fotografías y objetos personales del bebé fueron sustraídos por el padre, quien se llevó además una imagen en ultrasonido.

La policía del condado de San Bernardino nunca cerró el caso, y fue hasta en febrero de este año que dieron con una pista que inducía a que el joven se encontraría en Puebla, México, a más de 1,500 millas de distancia de donde fue secuestrado.

Cuando la investigadora de la Fiscalía de San Bernardino localizó al joven le dijo que lo entrevistaría para que proporcionara pistas sobre el paradero de su padre quien se encuentra desaparecido.

“No sabíamos con exactitud que habíamos localizado a la persona correcta, por lo que se usamos un truco y le dijimos a Steve que investigábamos sobre la desaparición de su padre”, dijo la detective Karen Cragg.

“Durante la conversación encontramos varias similitudes en su historia que coincidía con la de nuestro niño desaparecido”, agregó, indicando que después se elaboró un plan para recoger una muestra de ADN del joven sin decirle exactamente el motivo real, para evitar falsas expectativas.

El resultado de los análisis indicó que Steve era el bebé secuestrado 21 años atrás, por lo que se procedió a contactar a María para darle la noticia que fue recibida con lágrimas de felicidad.

“Ella nunca se dio por vencida después de todos estos años, aunque había aceptado el hecho de que quizás nunca conocería a su hijo”, agregó la investigadora.

Steve vivió en Puebla y en la actualidad es estudiante de abogacía en una universidad local. Cuando supo la noticia de que su madre estaba viva, contó que su padre siempre le dijo que ella lo había abandonado.

Para dar con su paradero, la Fiscalía rastreó una copia de su acta de nacimiento en el puesto fronterizo de San Ysidro, donde pasó sin problema alguno pues es ciudadano estadounidense y se asentó en Pueblo junto a su padre.

“Recibir una llamada telefónica en la que me dijeron que habían encontrado a mi madre y que ella me había estado buscando fue como un balde de agua fría”, declaró Steve a la prensa. “Pero es bueno, es bueno”, agregó el joven.

En la actualidad Steve planea mudarse a California para estar con su madre a quien no conocía.

Su padre se encuentra desaparecido y las autoridades creen que está muerto.

* La nota original apareció esta semana en el periódico La Opinión, de Los Ángeles.