Yo tuve una maestra bien culoncita, chichudita, piernudita y muy bonita; en los recreos a las bichas las ponia a jugar cinquito y a nosotros los bichos, nos llevaba al gramalito a jugar de la abeja reina y el enjambre; ella salia corriendo y los machos o zanganos teniamos que agarrarla. NO habia corrido ni cinco metros cuando ya la teniamos trincada en el suelo y el encanto de los zanganos era agarrarle la cosita y como ya sabiamos como era el jueguito, pues ya estabamos listos para agarrarla lo mas luego posible y tirarla al zacatito.