• Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 11:54

Judiciales - Condena

Así fue como el Dr. Zelaya y su familia "maquillaron" reactivos químicos que eran ocupados para curar la chikungunya

Los tres imputados decidieron someterse a un procedimiento abreviado que los salvó de varios años en prisión por los delitos de uso y tenencia de documentos falsos, despacho de medicamentos y falsedad ideológica. 

dr. zelaya
Así fue como el Dr. Zelaya y su familia "maquillaron" reactivos químicos que eran ocupados para curar la chikungunya

Para generar más ganancias a su empresa y tener la exclusividad de medicamentos, la Droguería Darío, comandada por el doctor Pedro Zelaya, engañó a la Dirección Nacional de Medicamentos (DNM) y a las autoridades aduaneras para introducir ilegalmente remedios sin registro sanitario que fueron comercializados como cura para pacientes con chikungunya en fase terminal.

Él, junto con dos miembros de  su familia, se declaró culpable y les impusieron condenas de uno a dos años de trabajos de utilidad pública.  

Pedro Ramón Zelaya es un médico de 52 años de edad que decidió burlar a las autoridades junto con su madre, Susana Olivia Zelaya, sin importarle las consecuencias. Ellos se dedicaban a comercializar dos tipos de medicamentos conocidos como MM16 y Ascorbato de Sodio, los cuales fueron vendidos durante el 2013 y 2014 por la Droguería, empresa familiar fundada en 2003.

Estas medicinas no contaban con el registro de salud y no eran avalados por la DNM por lo que no estaba permitido, de ninguna manera, ser proporcionado a ningún paciente. Estos no estaban avalados como fármacos, pero sí como reactivos químicos para calibrar equipo de laboratorio.

Zelaya y su madre decidieron comenzar a gestionar para importarlos desde Miami e Italia, pero para ser comercializados y tener la exclusividad del medicamento los “maquillaron” haciéndolos pasar como reactiivos y una vez en El Salvador ponerlos a la venta.

Por lo que ambos encomendaron a Carlos Zelaya, su hermano, para que buscara a una persona que le posibilitara un sello y firma igual que la que brinda la Dirección idénticos a un visado especial para los insumos y hacerlo pasar como legal ante los compradores.

“Por necesidad de ser abastecidos y a sabiendas de que no contaban con el registro sanitario se le solicitó a Carlos que obtuviera dicho visados aunque sea de manera irregular”, señaló el médico en su confesión, mientras señaló desconocer la manera en la que este conseguía los documentos.

“Sí sabía que eran obtenidos de manera ilegal, puesto que algunos no tenían registro. El costo del trámite de estos visados no era más caros de $100”, continuó.

Carlos, un comerciante de 42 años, entró al juego. Fue contratado en 2010 y de alguna forma conocía los sellos y firmas que la DNM emitía en cada documento oficial por lo que entre sus contactos halló a uno que lo podía hacer para que pasara desapercibido en las aduanas correspondientes cuando llegaban al país.

“Con la autorización de mi madre y mi hermano comencé a buscar algún conocido que pudiera hacer facturas de importación de medicamentos con los sellos de la DNM y firmas falsas de los técnicos. Es imposible que la Dirección de los visados de varios remedios por no contar con los registros sanitarios”, señaló el comerciante mientras se declaraba culpable.

Señaló que la persona que le ayudó no le hizo ningún tipo de cobró, pero que él, por ser hermano de Zelaya, recibió $1,000 por 15 documentos.  

Susana en el mismo juego que había fraguado con sus dos hijos le dijo a Carolina Lisseth Cabrera de Zelaya, licenciada en química y farmacia y esposa de Carlos, que firmara los documentos falsos que la hacían pasar como responsable farmacéutica de la Droguería Darío aún cuando ella no era empleada de la sociedad. Según la Fiscalía General de la República (FGR), la DNM había avalado a una química proporcionada por la misma empresa, pero que por miedo a ser puestos en evidencia decidieron apoyarse con Carolina.

“Me dejaba guiar por lo que me decía mi suegra. Me di cuenta hasta que se dio este procedimiento fue con base a un error profesional”, dijo Carlina en su confesión.

Según lo dicho por la Fiscalía al momento de incautarle estoa insumos se encontraron otros que tampoco contaban con registro sanitario y que de igual forma eran comercializados. Antes de que esto proceso judicial comenzara, la madre de ambos imputados falleció. 

Era la cura "milagrosa" para la chikungunya

Iluminado, así fue como el doctor Gerardo Chávez Iraheta se sintió luego de salir de unas conferencias del doctor Zelaya en 2013. Tras haber escuchado cada palabra de la charla sintió que había encontrado la cura definitiva de los males de sus pacientes y en especial el tratamiento para aquellos que tenían chikungunya fase tres, la más grave y la que puede causar la muerte.

Ese año fue uno de los más críticos para el sistema de salud en el país, ya que las autoridades decretaron una alerta nacional por la cantidad de personas afectadas por esta enfermedad. El Ministerio de Salud (MINSAL), en un informe girado en 2014, señaló que se identificaron 1,512 casos confirmados y un fallecido en ocho de los 14 departamentos del país.

Debido a la calamidad, Chávez Iraheta decidió comprar un kit de MM16 y Ascolfato de Sodio con un valor de $100. Con su medicina a la mano colocó un anunció en un medio de comunicación donde ofrecía el tratamiento inequívoco de este padecimiento.

El doctor explicó que estos medicamentos eran introducidos al paciente a través de sueros intravenosos que tenían como objetivo fortalecer el sistema inmunológico. 

Chávez Iraheta estaba emocionado porque llegarían más clientes a su consultorio, pero no se imaginó que autoridades de la DNM se enterarían y comenzarían una investigación en su contra. Fue así que el 2 de octubre de 2014, a las 11:30 de la mañana, un grupo de inspectores se presentaron a su consultorio y tras preguntarle cómo pretendía curar las enfermedades este les mostró el kit de medicamentos.

Una vez revisado, la DNM le explicó que dichos fármacos no contaban con los registros de sanidad. Él para salvarse de algún tipo de multa les señaló que eran procedentes de Droguería Darío, propiedad del doctor Zelaya mientras que explicó que desconocía que estos no contaban con el registro correspondiente.  

Cuando las autoridades comenzaron a investigar se dieron cuenta de toda la trama que la familia Zelaya había montado para traficar con los insumos médicos. “Me siento estafado, indignado”, señaló Chávez antes de salir de la sala de audiencia donde fungió como testigo. La Fiscalía señaló que este no será investigado por negligencia ni otro delito.

El costo de su ilegalidad

Zelaya nunca imaginó que generar algunos dólares para su empresa lo llevaría a quedarse sin ella, misma que fundó junto con su madre. De pie frente al juez, Zelaya aceptó haber cometido los tres delitos que la Fiscalía le señaló desde el 2014 y para salvarse de un largo encierro de 14 años de prisión,  decidió obtener el procedimiento abreviado junto con su hermano menor y la esposa de este.

“He aprendido la lección y trataremos la manera de que no vuelva a pasar”, señaló en el uso de su última palabra. Zelaya fue condenado a 96 jornadas de utilidad pública y para solventar este hecho pidió hacerlo en un asilo en La Libertad brindando consultas médicas a los adultos mayores.

Otra de las condiciones por las cuales se le otorgó este beneficio jurídico es cerrar de manera definitiva las operaciones de la Droguería, el pago de $24,240 de multa impuesta por la DNM y la destrucción de todos los medicamentos incautados. La FGR señaló que esto no podría ser asumido por el Estado, ya que se requieren al menos $10,000, así que estos serán pagados por el imputado.

El Salvador Times quiso saber cómo dicho destrucción se haría efectiva, pero los abogados defensores señalaron que esto será guiado por las autoridades del Ministerio de Salud.

Mientras tanto, su hermano Carlos, acusado de dos delitos, deberá realizar 96 jornadas de trabajos a la comunidad; y su esposa, otras 48, las cuales serán realizadas en una casa comunal. Estas condenas serán llevadas por un Tribunal de Vigilancia de San Salvador.

Uno de los abogados defensores confirmó que la familia había maquillado los productos haciéndolos pasar como algo diferente para lo cual serían ocupados, pero que estos no son peligrosos, ya que MM16 es un suplemento de vitamina C; mientras que el Ascolfato de Sodio, un aminoácido.  

En este proceso judicial fueron juzgados otras nueve personas, pero el Juzgado Octavo de Instrucción de San Salvador decidió absolverlos de toda responsabilidad, debido a que eran personal aduanero que fueron engañados por los tres imputados.

Comentarios