• Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
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Corrupción académica: la UES de San Miguel

Corrupción académica: la UES de San Miguel

Maximilien Robespierre, el incorruptible, sostenía que castigar a los opresores es clemencia, perdonarlos es barbarie. No cabe duda, la democracia moderna tiene como símbolo la guillotina. ¿Radical? Muy dados a los extremismos algunos dentro de la UES contra las malas prácticas burguesas, no creo que instalar una en la plaza de la Minerva para los corruptos de izquierda sea mal visto. Después de todo se trataba de democratizar la muerte entre nobles y plebeyos. Todos debían ser castigados por igual.

La Fiscalía Universitaria estableció que la junta directiva de la Facultad Multidisciplinaria de Oriente cometió abuso o desviación de autoridad al tomar acuerdos y ejecutar acciones. ¿Qué significa esto? Que basándose en criterios políticos y de parentesco contrataron esposas, hijos, sobrinos, cuñados y amigos afines (trece personas en total) con plazas a las que luego aprobaron sobresueldos cuando la ley universitaria ordena que esto se haga en base a dictámenes financieros, académicos y legales. Llegaron incluso a que sin estar aprobada para su funcionamiento contrataran personal para la UES en Morazán. Debido a eso estos funcionarios universitarios deberán ser removidos, cesados o destituidos por la AGU de sus cargos en la UES.

La trama malversó $181,000. Interesante es que en esta junta directiva presidida por Joaquín Orlando Machuca Gómez y Carlos Alexander Díaz como decano y vice decano respectivamente hay representantes docentes y estudiantiles y, que, exceptuando a uno el resto abandonó el clásico discurso universitario plegándose a la piñata que de los recursos hicieron estos malos funcionarios.

$181,000 anuales pueden servir para cambiar el rostro de FMO combatiendo injusticias: fomentar la ciencia y la investigación en la ciudad. Destinar estipendios de pasajes de bus a los estudiantes más pobres o sobresalientes. Mejorar su etílica unidad de cultura y artes. Por último, adquirir pupitres decentes para sus alumnos o mejorar sus baños.

La problemática universitaria es seria. La renuncia a la ciencia, artes y deportes en proporción al avance del fanatismo religioso como resultado de sus luchas intestinas por el poder; represión a la oposición interna; desactualización de los docentes; malos servicios básicos y administrativos; becas sin usarse; inaccesibilidad a pos grados; ampliación de la matricula; nula influencia sobre la sociedad. Si bien estos males pueden achacarse a la falta de presupuesto no es menos cierto que también la voluntad humana atacada por la desidia, autoritarismo, acomodamiento y vejez tienen culpa al renunciar hacer con lo poco que se tenga (90 millones anuales) un aprovechamiento óptimo de los recursos y prefieran –en detrimento de la educación- gastárselo en parientes y amigos.

Corolario:

Durante su gira por la provincia de San Miguel en tiempos coloniales Cortez y Larraz anotaba que San Miguel de santo solo el nombre tenía. Y es que la sensación de abandono que oriente siente en relación a la capital ha permitido que la estructura social local se degrade a cultura perrona. Ser ético aquí es de tontos, ese es el discurso de época. Así hemos visto como en 21 años se tomó el gobierno municipal peleles venidos a más. Que en aras de demostrar la doctrina de la prosperidad pregonada desde algunas iglesias se haya asesinado a una buena mujer de 90 años. Un obispo se recete piadosamente una abominable indemnización que serviría para pintar una desvencijada Catedral y se lleve una herética pensión VIP que ni se imaginan quienes piden limosna sobre las gradas de su templo. Ahora la comunidad académica se suma al bacanal provinciano envuelta en su propio escándalo de corrupción.

Dime cómo andan arriba y te diré lo que sucede abajo. Falta aún por averiguar el continente de acoso y favores sexuales o davidas para aprobar materias. Tradición aceptada como normal por estos lares «académicos» si deseas graduarte. No sorprenda entonces que haya malos estudiantes. Ética falta.