• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Sucesos - San Salvador

El triste y amargo “corredor del dolor” del hospital Rosales, donde médicos y enfermeras luchan por su vida

Un médico relata cómo sus compañeros pierden la vida y otros luchan por recuperarse del Covid-19.

 

Médico encamado
Foto de carácter ilustrativo. Archivo EST.
El triste y amargo “corredor del dolor” del hospital Rosales, donde médicos y enfermeras luchan por su vida

El hospital Rosales es uno de los principales centros de atención del país donde médicos y enfermeras libran una batalla para enfrentar la pandemia del coronavirus y salvar la vida de los pacientes y la suya propia.

En esta lucha contra la Covid-19, médicos y enfermeras han perdido la vida y otros luchan por sobrevivir desde una cama hospitalaria víctimas de la enfermedad.

El personal de salud es atendido en el sector norte del Rosales el que hasta hace unos días era conocido como el “Corredor de mujeres”, pero en vista que más profesionales comenzaron a enfermarse esa área pasó a ser conocida como “El corredor del dolor”.

El médico especialista en Medicina Interna y Cuidados Intensivos Carlos Godínez relató en sus redes sociales los momentos duros que médicos y enfermeras han pasado al ver cómo sus compañeros han perdido la batalla contra el Covid-19 y otros siguen luchando.

A continuación se comparten las palabras del especialista sobre lo duro y complicado que se ha vuelto esta situación para el personal de salud.

“Los tres últimos días el corredor norte del hospital Rosales, conocido como corredor de mujeres se ha convertido en el corredor del dolor. Tres días consecutivos se ha escuchado el parlante anunciando que un amigo, un colega, un miembro de la familia del hospital pasará por ahí”.

“Pero a diferencia de tiempos mejores, esta vez no pasará sonriendo, saludando, ayudando. Pasará en un carro, empujado por sus amigos y dejando tristeza y llanto a su paso. Se irá entre el aplauso de sus compañeros, tal vez conocidos de rostro, pero unidos ante la pérdida”.

“Pero no podrá ver el cariño que despertaba, ni contestará el saludo ni nos deseará feliz día. Hasta hace pocos meses no pensábamos que se irían, que terminarían su carrera víctimas de esta enfermedad. La vida es polvo dice la canción”.

“Pero se fueron en el mejor lugar posible. Ante la falta de sus familias estaban entre colegas y amigos que les cuidaron con esmero hasta el último minuto. Se fueron en su hospital, en su segundo hogar”.

Finalmente, el doctor Godínez envió un mensaje a la conciencia de los salvadoreños para que tomen con toda la seriedad los riesgos que representa esta enfermedad.

“¿Podría usted ser empático y comprender que esta enfermedad no es juego? ¿Podría colocarse su mascarilla bien, lavarse sus manos y quedarse con los suyos el mayor tiempo posible? Nuestros amigos no pueden más. Hasta siempre amigos”.

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