• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Social - Historias Humanas

Noé Navarro y su peculiar forma de ganarse la vida: ayuda a pasar la calle frente al Rosales

Ancianos, embarazadas, pacientes del hospital Rosales y sus familiares son los más beneficiados con su servicio.

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Noé Navarro pasa toda la mañana frente al Rosales ayudando a quienes se lo permiten. Fotos Mauricio Pineda.
Noé Navarro y su peculiar forma de ganarse la vida: ayuda a pasar la calle frente al Rosales

José Noé Navarro encontró una forma muy ingeniosa y humanitaria para ganarse la vida: ayuda a cruzar la calle a pacientes y sus familiares, ancianos, embarazadas y niños para que no los atropellen frente al hospital Rosales.

Por su labor, el hombre ya es conocido como “El pasador del Rosales” porque eso es lo que hace, colabora con toda persona que se lo pida –o no– a cruzar la 25ª. Avenida Sur, una de las calles más complicadas de la capital en materia de tráfico vehicular.

Pero, ¿qué motivó a este residente de La Libertad a dedicarse a esto?

Durante una entrevista con El Salvador Times expresó que fueron dos cosas: la falta de empleo y la necesidad de llevar el sustento para sus hijos y esposa; ha, y por supuesto, su preocupación al cómo muchas personas exponen su vida en ese punto de San Salvador.

“Yo tengo que estar pendiente de la gente que tengo que pasar, aunque muchas veces la gente solo me dice gracias”, manifestó.

Cuando la recompensa es un "gracias"

Relató que vive de la caridad de las personas a quienes ayudan -ancianos, embazadas, pacientes del Rosales por mencionar algunos-, admitió que lo hace con buena voluntad aunque, muchas veces, ni si quiera le reconozcan nada.

“Yo me rebusco para la comidita honradamente, el que tenga voluntad me da para mis frijolitos y el que no, pues no lo hace”, dijo.

Quienes le reconocen su labor lo recompensan con cinco o diez centavos, muchas veces hasta con un simple gracias que, según él, también es bien recibido.

Lleva casi un año haciendo lo mismo, y todos los días llega a las 5:00 de la mañana al mismo lugar porque dicen que las personas madrugan.

Por la tarde se mueve hasta el Seguro Social donde realiza la misma actividad con quienes buscan cruzar la Alameda Juan Pablo II; su jornada termina a eso de la 1:00 de la tarde.

“Es más complicada la pasada del Seguro que esta –Rosales– porque aquí no he visto ningún golpeado, pero la pasada del Seguro sí aunque estén los gestores”, contó.

Sin empleo para sostener a su familia

Durante un tiempo se dedicó a trabajar como cobrador en una ruta de La Libertad, pero despidieron personal y él formó parte de ese grupo de desempleados.

Intentó en obras de construcción, pues también sabe de albañilería, pero no le dieron trabajo.

“Lo busqué, pero no hay trabajo para uno; tuve que rebuscarme para mi comidita y para mantener a mis hijos y mi señora”, dijo.

“Yo tenían todos mis documentos, pero ellos [contratistas] solo gente conocida ponen”, lamentó.

En la zona es muy conocido por taxistas comerciantes informales, médicos, enfermeras, pacientes del Rosales y sus familiares.

“Yo prefiero cuidar a mi gente para que no los golpee un carro”, aseguró Navarro respecto a la función que realiza.

Reconoció que su trabajo disminuye cuando gestores de tránsito llegan al sector a dar vía.  .

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El hombre anda bien identificado, detiene el tráfico y los ciudadanos pasan seguros.

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Cinco o diez centavos son bien recibidos, dice este salvadoreño; también las gracias son bienvenidas. 

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En San Salvador es de las pocas personas que han dispuesto su tiempo para ayudar a los demás.

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Quienes más hacen uso de sus servicios son las personas de la tercera edad y pacientes del Rosales.

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