La música de banda suena en los parlantes que ha colocado Alberto, un vendedor de accesorios y recargas para celular en la acera de una calle en la ciudad de Santa Ana.

Después de pasar tres meses en su casa guardando la cuarentena por el coronavirus, el comerciante regresó el martes 16 de junio al lugar donde por años ha ofrecido recargas, audífonos, carcazas y otros accesorios de celular a sus clientes.

Relató a El Salvador Times que está casado y tiene un hijo; hoy que ya puede ofrecer sus productos está con ánimos de trabajar para que sus ventas incrementen y poder pagar lo que debe.

"Estos primeros cinco días que he venido he ganado solo para la comida... ahorita no he pagado ni la luz, agua y cable porque no hay dinero y estamos viendo a ver que sale en estos días", expresó Alberto.

Aunado a ello tiene que pagar la cuota de la casa cuyo préstamo lo tiene con el Fondo Social para la Vivienda (FSV) desde hace unos años.

Dijo que el primer mes de confinamiento junto a su familia en la casa lo pasaron bien ya que había un poco de dinero, pero los siguientes dos meses (abril y mayo) empezaron a sufrir debido a que ya no salieron a vender y el efectivo se les terminó.

La convivencia con su familia encerrados tres meses en la casa no fue fácil, ya que algunas veces hubo pleitos con su esposa debido a que no había comida y eso les preocupaba. "Estuve a punto de quedarme sin comer, aunque siempre Dios bendice", detalló a este Diario.

Durante esos dos meses sobrevivió gracias a la ayuda que recibió de una iglesia cristiana donde se congrega. "Solo de pedir no puede estar uno", aseguró el emprendedor santaneco.

Alberto salió favorecido con el bono de $300 que entregó el Gobierno en abril, pero aclara que ese dinero duró para un mes. En cuanto a la entrega del paquete solidario dijo que aún no se lo han entregado.

Espera que cuando se reabra la segunda fase de la economía y el transporte colectivo vuelva a circular mejoren sus ventas.

Foto cortesía Genoveva Estrada.