• Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Un hombre solo

La imagen de un hombre vencido, de blanca y fina camisa, mirada hundida, barba etílica, un hombre que tuvo poder, y mucho; le alcanza aún para que uno de los policías que lo resguardan en los juzgados le lleve vasitos con agua, y se los trague al vuelo, con las manos esposadas que deben ir juntas a la boca. Un hombre que levantaba la mano con dedo índice extendido y gustaba de vestir bien y rodearse de otros tan amigos de la moda y de las marcas como él. Su asesor de imagen lo sabe bien. Un hombre, la fotografía de un hecho histórico, un exfuncionario de alto nivel, quien justo hace poco, gracias al lobby de heces que se percibía entre los partidos políticos, casi vuelve a tomar el control de la Fiscalía General de la República. Estuvo a punto porque se abrazó a poderosos políticos de su misma calaña. Pero no lo logró. Un hombre, Luis Martínez, que guarda prisión preventiva, por lo menos de momento. Lo hincó la ley, una ley presionada, quizá, por la opinión pública que se comió viva a una jueza débil el pasado domingo, esa misma mujer a la que le tembló la mano u otra cosa para hacer que los demás imputados, incluido el millonario, esperaran la siguiente fase tras las rejas. 

Recordemos que ese caso Rais-Martínez muestra un espectáculo negro en el que Rais y sus abogados supuestamente se valieron de su relación con el exfiscal Martínez y otros jueces para verse favorecidos en un caso contra la abogada Claudia Herrera. Un embrollo novelesco y trágico del que tanta tinta ha corrido ya.

Pero ahora, un cuadro triste... o justo. En la derrota siempre hay un rasgo de dignidad: de entre los caídos, Luis Martínez, ese hombre que tuvo tanto poder, amigo de los epítetos negativos contra los que no pensaban como él, aparece en un limbo que apenas comienza. Se ve solo. El porte se ha esfumado; la imagen, también.

El exfiscal Luis Martínez, acusado por “omisión de la investigación”, delito que según la misma jueza “parece haber sido consumado”, pudo haber salido libre el lunes gracias a la tibieza de la juzgadora, pero no fue así. Sucede que a quien mucho mal hace, tarde o temprano le aparecen enemigos hasta por debajo de las piedras.

Lo que ha hecho que Martínez guarde prisión no es el más mediático de sus dos casos abiertos. No esperará tras los barrotes debido al entramado de corrupción judicial en el que hay mucho lumpen de juzgados y en donde está implicado su amigo, el prestaviones Enrique Rais. Esperará en prisión por haber divulgado, supuestamente, audios íntimos del padre Antonio Rodríguez, que una vez grabados debieron ser destruidos, pero en lugar de eso terminaron amedrentando al sacerdote y a la todopoderosa Iglesia Católica, tan amiga de evitar los escándalos; así, dicen, se consiguió una confesión. La venganza le pertenece al Señor, dice la Biblia, pero al parecer al padre Toño, se le clavó una espina ponzoñosa. Y se la quiere sacar. Dice él que hay perdón en su corazón para el exfiscal, que esto no es venganza, pero buscará justicia. Quizá tenga derecho, aunque nunca, nunca, debe vérsele como héroe-víctima por su pasado reciente.

Luis Martínez es un símbolo. La gestión actual de la Fiscalía General de la República de Douglas Meléndez ha levantado la bandera y quiere guerrear contra su propio pasado. La tiene difícil, tomando en cuenta sus cánceres internos y los pocos recursos; sin embargo, por lo que se vislumbra a partir de sus hechos, y más allá de algunos errores de comunicación en cuanto a los allanamientos de un consultor-turista salvadoreño que se pasea por Nicaragua, es tiempo de empezar a apoyarla.

Todos queríamos eso, ¿o no? Una Fiscalía fuerte y justa. Sin miedo, que se metiera con los poderosos. Pero... ¿ya se metió con los poderosos?

¿Qué viene ahora? Hay que aterrizar, dejar de soñar tanto, de tirar cuetes de vara al aire. Ya pasaron estos festivales de golpes a la corrupción organizados por la Fiscalía. Que vengan otros, sí, bien fundamentados, serios, enemigos de quien corrompe al sistema, de quien se harta del dinero de la gente. El optimismo ha desbordado la prudencia, y con razón, pero hay que empezar nuevamente a buscar reflexionar sobre el papel de todos: de los jueces, de los medios, de los fiscales que reúnen la prueba, de la Policía, de los políticos, del fiscal general mismo, etc. Y hay una reflexión más honda, más oscura también: la que tiene que ver con el papel de los partidos políticos mayoritarios. Arena y el FMLN parece que tuvieran mucha cola pateada, están calladitos, en shock, espantados por algo, y aunque uno intuye y huele el miedo, aún falta claridad sobre los porqués. 

Un diputado efemelenista se atraganta hablando sobre algunas actitudes del ministerio público que, según él, llaman a la posibilidad de un golpe de Estado. El petate del muerto. Por otro lado, a Jorge Velado se le escapa que en épocas de Luis Martínez, este intentó vender la inocencia de Francisco Flores al partido Arena a cambio de apoyo para una reelección; con ello, Velado solo logra hacernos ver lo podrido del sistema partidario, pues su denuncia es extemporánea, oportunista, bajera. Repito: ambos partidos se ven con miedo, ya veremos de qué. Algunos dicen que la cacería apenas comienza.

Dura faena la del fiscal: debe reforzar su investigación; acuñar la probidad en las fauces del ministerio público, en donde aún tiene mucho que arreglar desde las interioridades; debe mantener su discurso institucional alejado del oportunismo mediático y predicar con hechos, porque eso de salir ansioso en épocas de rating pidiendo más presupuesto no da siempre buenas señales; debe también motivar hasta los menos creyentes, aquellos que aún le gritan, muchas veces con razón, que el equilibrio llegará solo si se investiga y persigue a los elefantes blancos de la derecha política y empresarial, evasores históricos, que por el momento descansan fondeados en hamaca playera mientras se echan el espectáculo por TV. O aquellos que le restriegan los FECEPE, el dinero de Taiwán para un partido, etc. Difícil tarea para el fiscal, pero hay que animarle. Y esto luce como un deber ahora que el tema CICIES ha perdido fuerza debido al poco apoyo discursivo del Norte.

El primero de los símbolos, Luis Martínez, debe ser solo el inicio. Y lo más importante y difícil siempre es comenzar.