• Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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A la luz de las velas

Los movimientos sociales y laborales están amarrados a lo que dicta un partido porque les conviene. Hay que reinventarlos, redignificarlos. Pero no desde lo que la derecha económica vende como reivindicaciones del pueblo cuando realmente son intereses suyos, ya sea financieros o políticos.

A la luz de las velas

No cuestiono el derecho a la protesta que tiene cualquier salvadoreño o cualquier asociación. Pero en este país, tan acostumbrado al manoseo de la manifestación popular, uno puede ⎯y debe⎯ dudar de las sanas intenciones que motiven dicha protesta. Sucede así cuando se trata de las gremiales empresariales que, con oportunismo, se disfrazan de Superpueblo de vez en cuando. Y sucede, también, cuando mares pintados de rojo aplauden un discurso que no comparten desde su vida diaria, pero lo asumen como propio por lealtad a una bandera o a una historia que ya parece lejana.

Quiero ser más claro antes de ir de frente con el hecho más reciente: no se trata de creer que solo la izquierda y sus amigos pueden arrogarse los vehículos expresivos de masas. Esa canción ya está muy cantada y en los últimos años suena a música de banda: fea y bulliciosa.

Pero veamos: la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), que tantas veces ha repudiado y bramado “no” a un aumento justo al salario mínimo; que parece que no tiene verdaderas intenciones de crear una política interna contra evasores y prefiere emprender actitudes de revanchismo cuando Hacienda expone a quienes no pagan impuestos; que actúa casi en consecuencia o en consonancia con una sola visión de mundo ⎯la de Alianza Republicana Nacionalista⎯, no puede hoy venir y rasgarse las vestiduras y ponerse como defensora de las mayorías. No lo acepto, no lo creo. Mejor cuéntenme una de vaqueros.

Si así lo quiere, si realmente desea cambiar su genética histórica, pues entonces que motive a sus agremiados a respetar la vida, a poner al ser humano por encima del dinero, que genere riqueza, sí, pero al amparo del respeto a sus trabajadores. Que haga todo esto antes de apagar focos y poner candiles, antes de tomarse fotos a oscuras donde el único reflejo de luz que se ve es el de la cristalería carísima o el de cubiertos de plata listos para una cena romántica a la luz de las velas.

Lo que sí quisiera es que las gremiales empresariales que convocaron el apagón emprendan una campaña por la mejoría sustancial de los salarios miserables que pagan; que respeten el número de horas laborales que manda la ley; que fomenten entre empresarios de todos los tamaños el pago de cuotas del ISSS a tiempo con condena civil o penal incluida a quienes las retengan. Me refiero también a que le brinden adecuado equipo de trabajo a sus empleados, ya sean fijos o temporales; que paguen vacaciones como manda la ley, que acudan a la equidad salarial para hombres y mujeres. Hablo de acceso a oportunidades laborales para personas con discapacidad, del fin del amedrentamiento a mujeres embarazadas que muchas veces son despedidas luego de sus meses de incapacidad. Hablo del  respeto a la estabilidad laboral, a la vida humana desde todas sus dimensiones. 

Y va lo mismo para otras que se unieron a esta bayuncada, como la Asociación Salvadoreña de Industriales, la Cámara de Comercio y una que otra organización “social” de esas fachada que hacen más activismo político ideológico que verdaderas propuestas de desarrollo.

No estoy de acuerdo con el impuesto al 13%, me parece un error más del Gobierno. En el Ejecutivo cometen los errores de siempre: no informan bien ni a tiempo; no son creativos en sus políticas públicas y tributarias; les tiembla la mano para apretarle el buche al gran capital, pero no para dejar más famélico al pueblo con tanto tributo. Ante urgencias de dinero lo primero que se les ocurre es esquilmar a la clase media... Siguen, así, siendo impopulares y poco efectivos.

Pero no seamos inocentes. No abramos con ojitos infantiles las páginas de los medios amigos de las empresas, donde estas ponen lo que quieren y cuando quieren. Sus tarimas expresivas favoritas. Desde ahí llamaron al apagón.

Los movimientos de la sociedad civil están en un letargo ya hace varios años porque fueron permeados por la izquierda política que ahora ostenta el poder; por ello, sus reivindicaciones parecen estar en pausa y no generan contrapeso suficiente. Lo mismo sucede con sindicatos que fueron tan potentes y luchadores contra los desmanes de la derecha en el poder, como el STISSS, que más parece hoy gatito tierno ante las decisiones de la Dirección General del ISSS. 

Es decir, los movimientos sociales y laborales están amarrados a lo que dicta un partido porque les conviene. Hay que reinventarlos, redignificarlos. Pero no desde lo que la derecha económica vende como reivindicaciones del pueblo cuando realmente son intereses suyos, ya sea financieros o políticos. Justo lo que ha sucedido hoy con esta bayuncada del apagón o como la concentración popular tan famosa y desnudada por las redes sociales llamada De 5 en 5... o algo así. 

Lamentablemente, parece que los caminos se hacen angostos cuando se trata de reivindicar la protesta o la manifestación pública. Pero no podemos quedarnos solo en las dos puertas que nos han abierto los últimos días: o a hacer bayuncadas frente a policías para tomarme fotos que van al Twitter o dejarnos enganchar por empresarios que, al final de cuentas, siempre buscarán trasladarnos el cobro extra en la factura.