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10 años no pasan en 10 meses

10 años no pasan en 10 meses

Decadencia temprana:

La palabra rusa «tabarish» significará para la militancia de izquierda: personas del mismo origen. En ese sentido la desilusión del camarada suele ser larga y honda. Honradez, sinceridad. Sencillez, modestia en la vida pública y privada. Intransigencia ante injusticias, parasitismo, deshonestidad, arribismo y especulación. Esos son los códigos éticos de un militante de izquierda, pero ¿qué sucede cuando los antiguos camaradas llegados al poder ven la camaradería inconveniente? El uno para todos y todos para uno se revela hipocresía como mínimo o una traición al máximo.

Es precisamente este giro personal (hacia el estilo pequeño burgués de obreros y clase media baja) de muchos dirigentes ex guerrilleros lo que hizo que la militancia los abandonara el 4 de marzo, migrara hacia Nuevas Ideas o simplemente ya no acuda a votar el 3F por el FMLN.

Este error histórico de su paso por el poder solo se corrige con una nueva generación de políticos de izquierda, jóvenes que no sucumban ante el consumismo decadente sino que vivan (aún desde el poder) y aspiren a una sociedad digna en salud, educación y con salarios decentes como pilar principal del buen vivir salvadoreño. Para eso necesitan perder todo lo que el pueblo les dio y renovarse.   

Alta decadencia:

Si para ARENA la derrota de 2014 y 2019 lleva el nombre de Francisco Flores y Tony Saca respectivamente para el FMLN la debacle electoral que se les avecina podrá dársele (entre otros) el nombre de Mauricio Funes.

Funes el 1 de junio de 2009 dijo: «no tenemos derecho a equivocarnos» y ahora no puede, ni sus funcionarios, dar la cara para aclarar cómo y con quién en nombre de la gobernabilidad se gastaron $350 millones de los gastos reservados de CAPRES.

El mismo Funes anunció para encanto del voto flotante y clase media que dejó de apoyar a ARENA para elegirlo a él que los nombramientos dentro del GOES serían por «meritocracia» finalmente hubo piñata y garduña.

Se nombraron parientes o miembros del partido sin ninguna experiencia en puestos técnicos o jefaturas con alta responsabilidad especializada a los cuales les asignaron altos salarios y luego fueron nombrados con ilegalidades a ley de salarios para perpetuarlos en el poder en caso de perder las elecciones el 3F.

La ética que debe ser universal y lógica a la hora de administrar la burocracia no fue aplicada según manda el manual de la ética de izquierda. Ser moral es actuar por el deber no imponerse desde el poder por el simple hecho de tener la posibilidad (con trampas) de hacerlo. Y eso en muchos casos fue peor que el actuar de ARENA.   

Decadencia tardía:

No gobernar como izquierda fue quizá el pecado político más notorio en los 10 años del GOES-FMLN. Si bien cambiar el sistema es algo difícil y que demanda por lo menos dos generaciones de salvadoreños el intento tampoco llegaría de la mano de viejos políticos revolucionarios que ya no se sentían con fuerzas o valor para impulsarlas. Se enfocaron en la monumentalidad de grandes obras (que dieron paso a la corrupción) para mostrarlos como logros, cuando en realidad, lo que un GOES de izquierda debió haber buscado fue resultados.   

10 años no pasan en 10 meses. ¿De qué sirve haber construido decenas de clínicas de salud (que pueden o no tener médicos y medicinas) como nunca en la historia si lo realmente importante es que el salvadoreño no debiera de enfermarse tanto? Les faltó anteponer ante todo el interés público y prefirieron presumir sus logros y eso pasó por no mantener (una vez llegados al poder) un alto conocimiento del deber social.

Corolario:

La unidad de palabra y de hecho debe ser la norma de conducta de un izquierdista consciente de sus deberes públicos cuando le toca ejercerlos.

Lo demás es parecerse a ARENA.