• Diario Digital | lunes, 18 de marzo de 2024
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Cosas que se ignoran cuando se pone de ejemplo a Singapur

Cosas que se ignoran cuando se pone de ejemplo a Singapur

Es recurrente entre analistas y políticos de derecha traernos a cuenta algunas economías que según su planteamiento han llegado a desarrollarse de manera tan sorprendente en lapsus de cincuenta años. Esto nos demostraría que nosotros también podríamos llegar a estar en esa lista de países que desde el más absoluto atraso de todo tipo lograron sacar de la pobreza a sus habitantes.

Desde luego el interés es destacar que ninguna de estas naciones logró tan asombroso desarrollo y crecimiento económico gobernados por un partido de izquierda y mucho menos en regímenes comunistas. Eso que es cierto, oculta que países como Estonia, Dubái, Ruanda, Botsuana o Singapur han tenido que llevar aparejada a la revolución económica vivida una reforma cultural y educativa que en nuestro país las elites conservadoras se niegan a comprender que también es necesaria para salir de la pobreza.

Singapur destruida luego de la invasión japonesa logró su independencia de Inglaterra en 1963. Para ese entonces Singapur con dos millones de habitantes parecía una zona marginal salvadoreña.

Al igual que nosotros luego de la independencia española, Singapur luego de guerras por razones étnicas y políticas con sus vecinos se vio obligada a independizarse de la federación malaya.

El crecimiento promedio anual de Singapur desde su independencia hasta la fecha se puede calcular en 7.5. Su PIB es superior al de EE.UU. y supera por 4 al de Chile. El padre de este milagro económico duró en la presidencia 31 años y su partido controla el 70% del congreso.

Aquí tenemos dos situaciones que ocultan quienes ponen a Singapur como ejemplo: su densidad poblacional y los periodos presidenciales.

Somos un país que por sus creencias tendemos a tener los hijos que Dios provee y debido a ello nuestros políticos se niegan a discutir una política demográfica. Lo otro es que aquí la gestión ejecutiva dura cinco años ¿cambiamos eso una vez encontremos al hombre adecuado?

Ahora bien, la receta singapurense fue abrirse al mercado global. Pero no como nos dicen aquí FUSADES o el grupo 300. Fue bajo la idea de Estado-empresa y ciudad-empresa; efectivamente se eliminó burocracia y asistencialismo, pero no es menos cierto que el gobierno garantizó competitividad, inversión y atracción de empresas en asocio público-privado algo que se niegan hacer los privados salvadoreños apostándole de manera decidida.

Es decir aquí la inversión extranjera viene de la mano de empresarios locales o no llega. Siendo para ello necesario el control de los políticos que son quienes aprueban o derogan leyes.

Esa idea de ciudad-empresa obligó a la regulación desde 1975 del uso de vehículos para potenciarla. En Singapur no hay trabazones ni contaminación y el sistema público es asequible, eficiente y confortable. ¿Permitirían aquí distribuidores de carros y buseros esa idea sin acusarla de comunista o inconstitucional?

En Singapur la AFP es estatal. Y el Estado puede —sin que se le acuse de ladrón— invertir ese dinero tanto dentro como fuera del país en proyectos que beneficien (lo que es interesante) a la ciudad, no al país. Algo que la zona oriental de El Salvador agradecería de los gobiernos que como ARENA o se olvidan de la región o como el FMLN le imponen ideas pensadas desde la capital.

La educación en Singapur está entre las mejores del mundo. En sus universidades los fuertes son ciencias y matemáticas. Estos cambios que el Estado lideró dejaron una población que siente que la movilidad social y superación profesional son una realidad. Igualmente un sistema de salud de los mejores del mundo, un país sin desempleados y sin delincuencia.

Desde luego las medidas propuestas desde ANEP y FUSADES de un asegurado incluso vía Constitución sistema de libre empresa, libertad de capitales, mercancías y trabajadores así como reducidos impuestos, aranceles inexistentes, un flexible salario mínimo, gasto público que no pase del 18% del PIB (como en Singapur), promover la libertad económica y volverse un pais donde abrir un negocio no sea complicado son necesarias.

Corolario:

Singapur ahora con 5 millones de habitantes es una potencia industrial, tecnológica y turística. Pero esto no lo hubiera podido lograr sin prácticamente un presidente vitalicio, un país sin libertades civiles, con censura a todo nivel, penas de cárcel altas y persecución a lo diferente ¿El Salvador tan alcahuete con los suyos aguantaría con esto?

Ser uno de los tres países más ricos del planeta tiene sus costos: está prohibido con multas y cárcel comer chicles incluso está penado con cárcel criticar cualquier religión. Esta prohibición incluye al padre de la patria: Lee Kuan Yew que aunque ya esté muerto sigue siendo delito hacer chistes, mofas o señalamientos sobre él.

Pero igual —escribíamos— su desarrollo económico y social demandó una revolución cultural. Este país tan estricto legalizó los juegos de azar. Posee uno de los casinos más famosos del mundo y además legalizó el trabajo sexual de mujeres y hombres. Igual se puede destacar que su vecino Malasia considera la homosexualidad un delito mientras que Singapur no.

Singapur no es un Estado libertario ortodoxo que no se entromete para nada en la actividad económica. El Estado es un proveedor de servicios competitivo y estoy de acuerdo que eso solo puede lograrlo gente de derecha.

Un ejemplo de cómo aquí se metieron las patas desde la derecha sería que si bien se nos construyó el puerto de La Unión no se hizo un marco jurídico especial para volverlo atractivo a inversionistas que los animara a desarrollarlo. Y el FMLN lo ha dejado perder.

A casi 200 años de república 180 los ha gobernado la derecha 20 la izquierda. En el balance histórico está claro quien lleva mayor responsabilidad de los problemas endémicos que arrastramos.

¿Lo ha entendido ARENA?