• Diario Digital | lunes, 18 de marzo de 2024
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La UES se toma por asalto… porque las llaves las tiene el Diablo

La UES se toma por asalto… porque las llaves las tiene el Diablo

Analizando los diferentes ángulos de lo acontecido en la UES la semana pasada con la anunciada-suspendida-realizada visita de Nayib Bukele al Alma Mater no podemos menos que pensar que Nuevas Ideas avanza hacia la consolidación de un nuevo movimiento organizado de manera no tradicional a como la clase política comúnmente entiende deben hacerse los partidos políticos. Es esa su fortaleza no su debilidad como pretenden hacerlo ver sus más viscerales enemigos.   

Eso sí, pesar que se crea que eso fue una jugada orquestada de los bandos en pugna ancestral por el control de la Universidad Nacional y Bukele amerita en el contexto de un consejo sabio de Ayn Rand el siguiente enunciado: «En todo conflicto entre dos hombres (o grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente. Contrario sensu: en toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, el más maligno o irracional es el que gana»

Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos o difusos eso obra en ventaja del lado irracional.

Quienes acusan a Bukele de no definirse ideológicamente no podrán negar ahora que la mejor manera de hacerlo fue «tomarse la UES por asalto».

Lo que a Nayib Bukele le corresponde a la luz de un 65% de la población que esta decepcionada del bipartidismo es: ni ser de derecha ni de izquierda, sino de los ciudadanos. Que es una derivación de los independientes y que son (por el sectarismo, verticalismo y corrupción de los gremios universitarios) la mayoría de estudiantes de la UES. Como en el resto del país.

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¿Qué ideología profesan las nuevas generaciones de universitarios salvadoreños? En octubre de 2012 publicaba un artículo sobre otro evento donde los estudiantes impusieron la coherencia en la UES.

Aquella ocasión no fue por demandar que se permitiera la legitimidad de escuchar en algún paraninfo universitario la voz de alguien. En esa oportunidad contraviniendo la tradición, estudiantes abrieron los portones del recinto universitario para detener la huelga que empleados administrativos habían organizado para exigir aumento salarial y que amenazaba con dejarlos sin estudiar un ciclo, atrasarles el conocimiento. Condenarlos a más pobreza.

Fue impresionante como aquella suspensión de labores no la ilegalizó un juzgado laboral menos la reprimió la UMO sino los mismos afectados. Jóvenes que llegan de los sectores populares y que comprenden que la única arma posible para lograr movilidad social es la educación.

La intervención épica de los estudiantes obligó a los huelguistas a revisar, re-pensar y redirigir sus tácticas de lucha gremial. Desde aquel año la UES no ha vuelto a cerrar puertas.

Corolario:

Faltaba más. El debate de ideas no puede ser prohibido en la UES porque es su esencia. Si hasta el mismísimo Maximiliano Hernández Martínez dictó conferencias sobre teosofía y aguas azules en sus instalaciones ¿iban a negarle la entrada al alcalde de la capital a discursarles a los alumnos sin esperar como en 2012 consecuencias a tan nefasta decisión? Ni que El Salvador en 1992 hubiese salido de una dictadura militar a una comunista.

Las pasadas generaciones, esas que nos llevaron a dos guerras en 1969 y 1980 comprometieron nuestro futuro por sus pendejadas. Pretenden dejarnos sus formas por cincuenta años más para demostrarnos que ganaron y que los jóvenes fracasaron porque la vida siempre ha sido así aquí y para ellos.

Las viejas generaciones se sienten arrinconadas. Llaman a las nuevas generaciones insanas y degeneradas, olvidan que es desde sus bocas que solo se escuchan apocalipsis y flagelación y patrioterismo por un lado y estalinismo totalitario por el otro.

A la guerra contra los titanes se le conoce como Titanomaquia y como le dijese Karl Marx a Ludwig Kugelmann: el cielo, no se toma por consenso sino por asalto. Esa frase que se convirtió en divisa de izquierda mundial la semana pasada en la UES Nayib Bukele la puso en práctica y ganó. Otra batalla de las muchas que le esperan hacia 2019.