• Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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La batalla de ideas de los Martínez en el FMLN

La batalla de ideas de los Martínez en el FMLN

Lo más candente en El Salvador estos días -después de la selección del candidato de ARENA- son las elecciones internas del FMLN y la inscripción de Nayib Bukele en un partido determinado. La armonía que la dirección del frente pretende darle al debate entre los precandidatos a presidente, Gerson y Hugo Martínez, no alcanza a maquillar las diferencias entre los contendientes y las posiciones políticas que representan.  A pesar de venir ambos candidatos de una de las dos organizaciones del FMLN que lograron mantenerse en el partido, hay entre ellos posiciones intrínsecamente encontradas que se deben a su origen y experiencia durante la guerra.

Gerson Martínez fue mayormente un cuadro militar cuya participación en el movimiento de masas fue semi-clandestino, como era todo activismo de protesta al régimen militar en los días de gestación de dicho movimiento.  Hugo Martínez aunque participó en escaramuzas milicianas, su experiencia fue más en la organización y protagonismo del movimiento de masas de los ochentas, el cual se desarrolló en plena guerra.  Es importante destacar ese devenir histórico de estos personajes para entender la esencia de sus posiciones. El ejército popular o guerrilla funcionó con un centralismo catequizado porque así lo exigían las condiciones.  El frente de masas funcionaba con más apertura, debido a su naturaleza. Tanto las directivas de los sindicatos como los dirigentes de las coaliciones de estos y el movimiento estudiantil, en que participó Hugo Martínez, debían tener la venia de los miembros de sus respectivas organizaciones.  Es por eso que en los debates por mucho que esgriman con sumo cuidado no dejan de diferenciarse en sus discursos.

Mientras Gerson Martínez les recuerda a los militantes que deben ser leales a su dirección histórica, repitiendo una y otra vez que él ha sido un candidato fiel, y construye su discurso a partir de su “linaje” de militante y guerrillero,  Hugo Martínez enfatiza que los tiempos del centralismo catequizado pasaron a la historia. “nadie puede exigirles que voten por fulanito o zutanito” dice el canciller de la república.  En su última presentación en Cabañas, Gerson recorre toda su militancia y protagonismo guerrillero de los años de guerra y su protagonismo en toda la geografía de El Salvador.  Hugo Martínez apela al voto más joven y le recuerda a la militancia que es importante elegir a un candidato que va ganar las elecciones generales, sin importar su abolengo partidario.  Pareciera que es una lucha de credenciales que desconoce las posiciones de sus propios militantes. No se percibe un análisis preciso de cómo votaron estos militantes en las recientes elecciones.

Ambos candidatos han dirigido ministerios estratégicos durante las dos administraciones del FMLN.  Sin embargo, no están usando su desempeño para presentarse. ¿Será por qué su militancia partidaria no comprende la visión y desarrollo que implican sus obras? ¿O porque dicha visión no coincide con los intereses de sus militantes? Los gobiernos del FMLN han hecho bastante obra -- hay mucho asfalto y concreto a la vista de la ciudadanía, continuidad en relación con aliados estratégicos, coordinación con la gran empresa, mucha inyección de capital que provee préstamos, semilla y abono a los cafetaleros y otros agricultores, paquetes escolares, ciudades mujer, medicamentos más accesibles, etc.  Pero parece que al interior del partido son más importantes las lealtades y las jinetas en la contienda y no el potencial de obtener la presidencia con uno u otro candidato. No se vislumbra en los debates la visión de cada uno de los Martínez -- hay que escudriñar en sus discursos que esgrimen ante sus adeptos uniformados.

Aunque sus obras monumentales son más conspicuas en las áreas privilegiadas, el MOP bajo la dirección de Gerson Martínez acuñó buena reputación nacional. Además de las obras de mitigación que construyó en muchas partes del país, la percepción de efectividad y honradez administrativa del ministro apoyan su candidatura. Pero como lo indica Frei Betto, “el descuido de la formación ideológica, causa los retrocesos en los gobiernos progresistas en América Latina.”  Muchas de estas obras más que una visión de desarrollo de nación, son la modernización de una metrópoli al servicio de una clase media ideologizada por el consumismo neoliberal.  Su simbología y utilidad es inaccesible a las mayorías, aunque su nomenclatura intente proyectar la autoridad moral de Monseñor Romero, la lealtad del Principito, o la búsqueda de la paz y la transparencia. Se ha reproducido una ideología puritana que encaja bien con el caballo de batalla que las elites conservadoras usan en todo Latinoamérica, para promover que el principal problema es la corrupción de los actuales gobiernos y no el modelo neoliberal promovido desde los organismos financieros internacionales, que embaucó a los sandinistas a aumentar las contribuciones y reducir beneficios a su programa de seguridad social y los tiene hoy enfrentados contra su pueblo.   

El canciller logró granjearse el apoyo de Estados Unidos cuyos dos proyectos del FOMILENIO financiaron las mayores obras infraestructurales del país durante las administraciones Funes y Cerén. Sin darle del todo  la espalda al gobierno de Venezuela y abriendo embajada en Bolivia y relaciones diplomáticas con Cuba, Vietnam y Rusia, Hugo Martínez ha mantenido el  apoyo del socio del norte en el programa Asocio para el Crecimiento y en la Alianza para el Desarrollo del Triángulo Norte de Centroamérica.  Además de Estados Unidos el canciller le dio continuidad al mantenimiento de las relaciones diplomáticas, políticas y comerciales con Taiwán, Japón y la Comunidad Económica Europea. Además de equipar cancillería con cuatro viceministerios, el ministro coordinó esfuerzos con la Dirección de Migración y Extranjería y la presidencia para que se estableciera una política Nacional para la Protección de la Persona Migrante a través de Conmigrantes, organismo interinstitucional autónomo. Sin embargo, queda en el limbo una política hacia China Popular, la fábrica del mundo donde se produce la mayor parte de la mercadería que viene a El Salvador vía otros países.

Si bien los discursos de los candidatos Martínez con todos sus aciertos e imprecisiones levantan expectativas jubilosas entre los asistentes, el debate entre las bases es intenso y pantanoso.  Es una lucha ideológica para la cual la militancia no está preparada ni para hablar el mismo idioma.  Muchos de los militantes históricos usan calificativos políticos y económicos comunes durante la guerra fría, mientras los que nacieron durante o después de la guerra hablan de temas del ágora con términos más específicos.  Es posible que el voto en las elecciones internas del FMLN sea dividido entre jóvenes y viejos, críticos y catequizados -- porque quiérase o no ambos candidatos vienen de distinta cepa, “la misma toalla, distintos sudores” dice Sabina.

Gerson Martínez es un “nombre de guerra” que ha estado casi tres décadas en la dirección del partido.  Hugo Martínez, un cuadro de masas mucho más joven, con perspectiva fresca, que conecta más con un electorado cada día más joven, quien se auto propone como candidato de la base.  Gerson ha sido preparado para administrar por años en las trincheras del frente, mientras Hugo es un individuo cosmopolita, políglota, habla francés e inglés, graduado de ingeniero industrial en la UES y maestría en tecnología en Francia.

Tanto Hugo como Gerson tienen amplia experiencia legislativa y administrativa, pero difieran en cuanto su procedencia y seguidores.  Hace un par de días se publicó un comunicado de militantes del exterior en apoyo a Gerson Martínez, muchos de ellos mayores de sesenta años que llegaron a Estados Unidos durante la guerra civil.  El canciller aún no ha tenido lista de salvadoreños en el exterior que lo respalde, pese a que su trabajo lo ha mantenido comunicado con esta población.  Aunque entre los que apoyan a Gerson por su protagonismo guerrillero, hay muchos que enfrentaron tanques y metralletas en el movimiento de masas sin un arma en la mano, que a la hora de votar pueden apoyar al canciller por su trabajo revolucionario de masas.

La identificación con las obras de los precandidatos incidirá en la contienda.  Los militantes van a decidir si los puentes y demás obras de mitigación del exministro Gerson Martínez en sus comunidades o la política exterior promovida por Hugo Martínez,  representan su visión de futuro.  Sin embargo, debe de tenerse en mente que las derrotas electorales inesperadas del frente en comicios de diputados y alcaldes el 2009 y el pasado marzo 4 han sido sorpresivas porque la militancia siempre revela su voto en los resultados, aunque se identifique públicamente con la dirección de su partido. Pero el factor que deben tener en mente los militantes es quien es el idóneo para ganarle a ARENA. Además de ser una cara nueva de fuera, Carlos Calleja trae un discurso desprendido de la ortodoxia rancia anticomunista que ha caracterizado al partido. ¿Quién de los candidatos del frente le va disputar efectivamente a ARENA  a los jóvenes post guerra fría? Pero aún es más  importante, ¿qué candidato le va atraer al FMLN los cerca de 400,000 que lo rechazaron en los recientes comicios?